Debate en la Iglesia sobre la comunión de los divorciados
El secretario general del Sínodo de Obispos, al igual que el Papa, se mostró abierto a la cuestión, pero otros se oponen
ROMA.- La delicada cuestión de los divorciados vueltos a casar, a quienes se les impide tomar la comunión, no está cerrada. "El de los sacramentos a los divorciados que se han vuelto a casar es un tema que debe afrontarse con un nuevo enfoque", dijo ayer en una entrevista con Vatican Insider el arzobispo Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos.
En la exhortación apostólica "Evangelii gaudium" ("La alegría del Evangelio"), el primer gran documento escrito por el Papa, difundido el martes último, Francisco no alude explícitamente al tema de los sacramentos a los divorciados que se han vuelto a casar. Pero en una parte del documento afirma que la eucaristía "no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los débiles".
Consultado al respecto por el portal de temas religiosos del diario La Stampa, Baldisseri explicó que Francisco "quiere que estos problemas se estudien con prudencia y, por ende, con atención a la doctrina, pero también con audacia, que equivale a «sin miedo», tomando en consideración las situaciones concretas de las personas".
"El magisterio no está enyesado; es la doctrina que acompaña al pueblo. Hay una constante profundización y hay aplicaciones para casos diferentes. La Iglesia debe saber encontrar la aplicación de la doctrina en el caso concreto de las personas. Este enfoque no debe hacer suponer inmediatamente conclusiones generales, normas para todos. Debemos partir de los casos concretos", agregó, sin descartar cambios a largo plazo.
De hecho, Baldisseri destacó que no era casual que la cuestión de los divorciados que se han vuelto a casar apareciera, entre otros temas, en un cuestionario enviado a todo el mundo en vista del sínodo extraordinario sobre familia que tendrá lugar en octubre del año próximo.
"Si fue incluido en la lista del cuestionario, quiere decir que se pretende afrontarlo. Y se quiere hablar al respecto sin tabúes; de lo contrario no habría sido citado. Esto me parece evidente", indicó Baldisseri.
El 22 de octubre pasado, en un largo artículo en L'Osservatore Romano, monseñor Gerhard Müller, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, había asegurado en forma tajante que no era posible un cambio en cuanto a la prohibición de la comunión para los divorciados vueltos a casar.
Müller, custodio de la ortodoxia católica y vocero de un sector conservador de la curia, entonces refutó en forma directa a Francisco al escribir que la misericordia como argumento en favor de la admisión de los divorciados vueltos a casar a los sacramentos era "débil en materia teológico-sacramental".
Las afirmaciones de Müller fueron luego cuestionadas por el cardenal alemán Reinhard Marx, arzobispo de Munich y miembro del G-8 de Francisco, el consejo de ocho cardenales que debe ayudar al Papa en el gobierno universal de la Iglesia y en la reforma de la curia.
"El prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe no puede poner fin a la discusión" sobre el tema de los divorciados vueltos a casar, indicó, en sintonía con Baldisseri.
En otro orden, al reunirse ayer con los participantes de la asamblea de la Unión de Superiores Generales en el Aula del Sínodo, Francisco anunció que 2015 será dedicado a la vida consagrada.
Si bien se esperaba un encuentro breve, el Papa se quedó tres horas con los 120 superiores generales. "No hubo discurso preparado de antemano, sino un largo diálogo cordial formado de preguntas y respuestas", informó luego el Vaticano.
Al insistir mucho en la importancia de la formación de los religiosos, el Papa subrayó que es imprescindible evitar cualquier forma de hipocresía y de clericalismo gracias a un diálogo franco y abierto sobre cada aspecto de la vida. "La formación es una obra artesanal, no policíaca", dijo Francisco, que señaló que "el objetivo es formar a religiosos que tengan un corazón tierno y no ácido como el vinagre".
Gran éxito de la misericordina
La misericordina, el rosario recomendado hace casi dos semanas por el papa Francisco como una "medicina espiritual", se convirtió ahora en un éxito comercial arrollador. En aquel momento fueron distribuidas unas 20.000 cajas, similares a la de un medicamento, con el eslogan "59 comprimidos para el corazón". Las verdaderas misericordinas se cotizan ahora desde 3 euros, pero un sitio web italiano ya las comercializa a 4,90 euros.
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