Dilma Rousseff: “El acercamiento tendrá un fuerte impacto en América latina”
Cuando faltan pocos días para que asuma su segundo mandato, la presidenta brasileña habló, en una entrevista, de Cuba y EE.UU., del Mercosur y del escándalo de Petrobras
Dilma Rousseff tomará posesión el 1° de enero de su segundo mandato al frente de Brasil con desafíos mayores que cuando asumió por primera vez hace cuatro años. En esa época, afianzada por el popular Luiz Inacio Lula da Silva, tenía como función ser la continuidad del gobierno.
Ahora tendrá otros retos: contener la inflación, que amenaza con cerrar el año sobre el techo del 6,5%; retomar la credibilidad del país ante los mercados, atraer inversiones, cortar gastos y enfrentar los efectos políticos del escándalo que involucra a Petrobras, la mayor empresa del país.
En una entrevista por escrito con los diarios del GDA, Dilma se refirió a su próximo mandato, a la corrupción y al acuerdo de Cuba y Estados Unidos.
–¿Cuáles son las consecuencias del acercamiento de Estados Unidos con Cuba para la región?
Los pronunciamientos de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama tienen un significado histórico. Estamos asistiendo a uno de los últimos episodios de la Guerra Fría, sino el último. Más de 50 años de embargo económico impusieron enormes sacrificios a la sociedad cubana y no produjeron los resultados que buscaba Estados Unidos. Después de tantos años, venció la opción por el diálogo y la búsqueda de una solución negociada, en detrimento del uso de medidas unilaterales adoptadas al margen del derecho internacional. Espero que, en seguimiento a las importantes decisiones de los últimos días, tengamos muy pronto el fin del embargo económico que todavía pesa sobre Cuba. La normalización de las relaciones transciende en mucho el ámbito bilateral. Ese acercamiento tendrá un impacto fuerte y positivo en toda América latina. Una expresión de eso ya se podrá constatar en la próxima Cumbre de las Américas, que se realizará en abril próximo en Panamá. El encuentro y el apretón de manos entre Castro y Obama serán símbolo de que algo nuevo está ocurriendo en nuestro continente.
–¿Cree que las quejas relacionadas con Petrobras pueden afectar a la paz política necesaria para su segundo mandato?
Mi indignación con las denuncias que involucran a Petrobras es la misma que sienten todos los brasileños, y quiero, al igual que todos los brasileños, que los culpables sean castigados. Quienes hayan cometido el crimen, quienes hayan quebrantado la ley deben pagar por ello. En Brasil no hay intocables. Quienquiera que no trate el dinero público con seriedad, honestidad y efectividad debe pagar por ello. Antes de nuestros gobiernos, el mío y el del ex presidente Luiz Inacio Lula de la Silva, el fiscal general de la república tenía el apodo de «cajoneador general de la república», porque olvidaba los expedientes en sus cajones y no los investigaba. Eso cambió con nosotros. Para dar una idea de este gran cambio, en los ocho años de los gobiernos inmediatamente anteriores al PT, se realizaron 48 operaciones de la Policía Federal contra la corrupción. Mientras que, en los 12 años del PT, se hicieron 2226 operaciones.
–Con las dificultades en las economías de la Argentina y de Brasil, ¿usted está dispuesta a recorrer un camino de mayor apertura internacional del Mercosur?
El proyecto de integración comercial del Mercosur siempre tuvo en cuenta la apertura a otros países, bloques o regiones. Tomemos el caso de la negociación con la Unión Europea: el Mercosur ya tiene su propuesta lista en lo que a la Comisión Europea concierne; aún no tiene el apoyo de los Estados miembros para presentarla. El Mercosur no es, como algunas veces lo acusan, un bloque cerrado. Desde 1991, año de la creación del bloque, hemos negociado innumerables acuerdos comerciales, tanto en el marco de la Aladi como fuera de ella. Otro aspecto que cabe destacar es el hecho de que en el Mercosur todas las economías ganan, no sólo las más grandes.
–¿La reciente sustitución del ministro de Hacienda por un técnico más centrado en el mercado traerá cambios en la orientación de la política social de su país?
El ministro Joaquim Levy tiene una larga carrera en el servicio público. Fue secretario del Tesoro en el primer gobierno de Lula y secretario de Hacienda del gobierno de Río de Janeiro. Conviví con el ministro Levy durante años y confío en su competencia para conducir el Ministerio de Hacienda en este momento. En mi segundo gobierno, seguirán teniendo prioridad el desarrollo económico, la generación de empleo, la ampliación del poder de compra de los salarios, el incentivo a la inversión y, sobre todo, la continuidad del proceso de eliminación de la pobreza y de reducción de las desigualdades. La política social no cambiará.
–¿Es conveniente para la integración latinoamericana la existencia de tantos bloques?
La coexistencia de diferentes mecanismos regionales refleja la rica diversidad sociopolítica de nuestros países, pero además comprueba el compromiso de todos con el ideal de la integración. Desde la perspectiva brasileña, la coexistencia de tres de estos mecanismos, de los cuales formamos parte, ocurre de manera natural. Para nosotros, el Mercosur representa el mecanismo de integración más profundo, que engloba a los diferentes campos de coordinación política, económica y comercial. En cambio, Unasur y Celac son instancias de convergencia política.
–La alianza internacional más visible en la que participa Brasil son los Brics, con países de otros continentes. ¿Por qué no avanza la integración regional?
La participación de Brasil en los Brics, en el G-20 y en otros grupos no excluye, de ninguna manera, nuestro continuo compromiso y participación en los foros de integración regional, uno de los ejes prioritarios de la inserción internacional brasileña. Desde el punto de vista de mi país, son procesos complementarios.
Dilma y Putin, personaje del año para el GDA
En una encuesta realizada entre editores de los diarios del GDA de toda América latina, Dilma fue elegida personaje del año de la región, al frente de una lista secundada por José Mujica. En tercer lugar quedó el político opositor venezolano Leopoldo López, detenido por el gobierno de Nicolás Maduro.
A nivel global, el elegido del año 2014 fue el presidente ruso, Vladimir Putin.
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