El Congreso debatía la reforma jubilatoria, un proyecto clave para Bolsonaro
RÍO DE JANEIRO (De nuestro corresponsal).- En medio de un ambiente muy caldeado, la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados se aprestaba anoche a realizar la postergada votación de la propuesta de reforma previsional impulsada por Jair Bolsonaro , proyecto considerado fundamental para reducir el déficit fiscal y propulsar la economía de Brasil .
La iniciativa fue presentada por Bolsonaro al Congreso hace ya dos meses y el gobierno esperaba un rápido tratamiento al menos en esta primera etapa, pero las divisiones y la falta de articulación dentro del oficialista Partido Social Liberal (PSL) generaron grandes demoras.
La oposición de izquierda, encabezada por el Partido de los Trabajadores (PT), aprovechó el desorden en las filas bolsonaristas y consiguió posponer la votación hasta después de Pascua. Anoche, los opositores reanudaron sus intentos de obstruir la votación, situación que ocasionó griteríos y confusión.
En su esfuerzo por lograr más respaldos -son necesarios por lo menos 42 votos a favor de los 66 diputados que integran la comisión-, durante la Semana Santa el gobierno llegó a un acuerdo con los líderes de los partidos de centro (el llamado centrão), que se habían mantenido al margen de las discusiones más fuertes.
Se aceptó retirar algunos puntos de la propuesta diseñada por el equipo del ministro de Economía, el neoliberal Paulo Guedes, pero según aclaró el secretario especial de Previsión Social y Trabajo, Rogerio Marinho, se mantuvo la estimativa de ahorro del gobierno con la reforma, calculada en un billón de reales (US$270.000 millones) en la próxima década.
La propuesta, que establece una edad mínima de jubilación de 62 años para las mujeres y 65 para los hombres además de introducir un sistema de capitalización al actual régimen de reparto, es la piedra angular de la política económica del nuevo gobierno brasileño.
Al asumir Bolsonaro el poder, los analistas del mercado confiaban en que sería relativamente fácil aprobar la reforma en el Congreso debido al gran poder político con el que llegó el mandatario de ultraderecha, pero en estos meses el camino se ha complicado cada vez más.
Un nuevo traspié en la Comisión de Constitución y Justicia significaría un serio revés para el gobierno y pondría en riesgo el avance de la reforma.
De ser aprobada en esta comisión, el proyecto pasará a una comisión especial sobre reforma previsional y luego recién sería debatido en el plenario de la Cámara de Diputados.
Por tratarse de una enmienda constitucional, para ser aprobada en la Cámara baja la propuesta necesita del respaldo de al menos tres quintos de los 513 diputados, o sea 308 votos. Según los conteos de la prensa, la reforma previsional solo contaría con 190-195 apoyos.
En los últimos días causó malestar entre los legisladores la revelación por parte del diario Folha de S. Paulo de que el gobierno había decretado el secreto sobre estudios preparatorios de la reforma previsional que revelaban el verdadero impacto fiscal de la propuesta. Ante las críticas, el Ministerio de Economía prometió que haría públicos estos informes una vez que se creara la comisión especial para la reforma previsional en la Cámara de Diputados.