El desorden amenaza las reformas de Bolsonaro
RÍO DE JANEIRO.- No solo dentro del gabinete del presidente Jair Bolsonaro arrecian las luchas políticas; en las filas del oficialista Partido Social Liberal (PSL) en el Congreso los conflictos son tan fuertes que el desorden amenaza con descarrilar la agenda legislativa del mandatario brasileño.
La confusión entre los parlamentarios del derechista PSL quedó expuesta ayer, cuando la ambiciosa propuesta de reforma previsional impulsada por el gobierno enfrentaba su primer gran test, en la comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de Diputados. La idea original era que el órgano terminara por la tarde el debate sobre la iniciativa presentada hace casi dos meses, para que pudiera ser votada antes de los feriados de Semana Santa y acelerara su camino hacia su tratamiento en el plenario.
Sin embargo, partidos de centro -el llamado "centrão"- y de izquierda, interpusieron un pedido para que antes de que se discuta el proyecto de reforma jubilatoria se tratase una enmienda constitucional presupuestaria. Las divisiones, falta de organización y estrategia dentro del oficialismo llevaron a que incluso diputados del PSL votaran a favor del cambio en el cronograma. Ahora no se sabe si se logrará que el debate sobre la reforma previsional concluya antes de los feriados, lo que acarrearía más demoras y supondría un debilitamiento del gobierno.
"El PSL nos quiere sacar hasta nuestro papel de oposición", se mofó de sus adversarios el diputado Paulo Teixeira, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Provenientes de los más diversos ámbitos -hay expolicías, exmilitares, exempresarios, dos de los hijos del presidente, una experiodista, un aristócrata y hasta un exactor pornográfico-, muchos jóvenes y sin experiencia política, los legisladores del PSL (54 diputados y cuatro senadores) no han conseguido articularse bien desde de que el Congreso inició sus sesiones en febrero. Hubo primero disputas con uno de los hijos del presidente -el diputado Eduardo Bolsonaro- por intentar acaparar protagonismo y luego la sigla fue sacudida por el escándalo de los "candidatos-fachada".
Según reveló la prensa, durante los comicios del año pasado, el PSL desvió dinero del fondo electoral público hacia supuestos candidatos que en realidad nunca hicieron campaña ni obtuvieron votos, mientras jamás se aclaró qué fines dio el partido a esa plata. El creciente escándalo llevó a que Bolsonaro despidiera en febrero a su entonces secretario general de la Presidencia Gustavo Bebianno, quien había sido titular del PSL.
Las denuncias mancharon también al actual ministro de Turismo, Marcelo Alvaro Antonio, extitular del PSL en Minas Gerais, Estado donde se registraron varias de esas "candidaturas-fachada". Y este último fin de semana, la diputada del PSL Alessandra Silva acusó a Antonio de amenazarla de muerte por haber insistido en que se investiguen las denuncias en su contra. Silva fue incluso apoyada por otro conocido miembro del PSL, la diputada estatal en San Pablo Janaína Paschoal, quien pidió la destitución del ministro.
Paschoal, abogada que se volvió famosa en 2016 por ser una de las promotoras del pedido de impeachment contra la expresidenta Dilma Rousseff (PT), llegó incluso a criticar al mismísimo Bolsonaro por haber intervenido la semana pasada en la política de precios del diésel de Petrobras. "El PSL está cada vez más parecido al PT", sentenció en Twitter ante el horror de sus correligionarios.
Ya el domingo, en una entrevista al diario Estado de S. Paulo, el líder del PSL en la Cámara de Diputados, Waldir Soares de Oliveira, más conocido como Comisario Waldir por su pasado de policía, exteriorizó su frustración con la actuación del oficialismo en el Congreso. "El gobierno no tiene base. Lo que está equivocado es la articulación política", dijo y cuestionó la actitud de Bolsonaro de descalificar a todos los legisladores como representantes de la "vieja política" acostumbrada a tejer acuerdos corruptos para ganar apoyos. "Cuando el presidente creó las expresiones de 'vieja política' y 'nueva política', criminalizó la conducta del Parlamento", se quejó.
La desorganización en las filas del PSL no solo ha llevado a los analistas financieros a ser mucho más cautos en torno de la aprobación de la reforma previsional, considerada esencial para que la economía brasileña vuelva a tomar impulso (las expectativas de crecimiento este año ya bajaron del 3% en enero al 1,95% ahora), sino que también ha exasperado al propio Bolsonaro. Según el diario O Globo, en una reunión con asesores políticos la semana pasada, el mandatario confesó que si la situación interna del PSL no mejora se inclinaría por abandonar él mismo la agrupación, a la que se afilió apenas en marzo del año pasado. No sería un comportamiento extraño a Bolsonaro, quien en sus 28 años como diputado pasó por nueve partidos, en medio de diferentes polémicas, desavenencias y portazos.
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