El separatismo catalán vuelve a desafiar al gobierno de Rajoy
Con pleno respaldo del Ejecutivo regional, los independentistas buscarán atraer hoy la atención con una cadena humana de 400 kilómetros para presionar a Madrid por un plebiscito
MADRID.- El independentismo catalán lanzará esta tarde el mayor desafío al gobierno de España con una imagen que le costó meses organizar y con la que pretende impactar al mundo: una cadena humana que cubrirá de Norte a Sur todo el territorio de Cataluña. Más de 400 kilómetros de personas tomadas de la mano, desde las playas del sur de Tarragona hasta los Pirineos.
El gobierno regional, presidido por Artur Mas, dará pleno respaldo a la manifestación por el Día Nacional de Cataluña (la Diada), a la que imagina como una poderosa presión sobre la Moncloa para que acepte pactar un plebiscito que defina la futura relación con el gobierno central.
Pero la magnitud de la Diada puede condicionar a todos los actores del conflicto. Ya el año pasado una movilización nacionalista de casi un millón de personas en Barcelona forzó a Mas a radicalizar su política: pasó de exigir al gobierno de Mariano Rajoy un pacto fiscal a embanderarse con la independencia.
Tras aquella manifestación decidió convocar a nuevas elecciones, con un programa enfocado en conseguir la consulta soberanista. Aunque retuvo el poder, sufrió una sangría de votos a manos de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido de mayor tradición separatista, al que ahora necesita como sostén de su gobierno.
La denominada "vía catalana" aspira a reproducir el espíritu de la "vía báltica", la protesta que en 1989 precedió la independencia de Estonia, Letonia y Lituania de la Unión Soviética. La convoca la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), una ONG en la que tiene fuerte influencia ERC.
Mas decidió no ir a la cadena humana, pero recibirá hoy a los organizadores y llamó a la población a salir a la calle. Lo hizo con un polémico discurso en el que comparó el reclamo catalán por la autodeterminación con la marcha por los derechos civiles que encabezó Martin Luther King en Washington, el día de su célebre "I have a dream".
"Centenares de miles de catalanes, muchos más que entonces en Washington, unirán sus manos en defensa de la libertad de nuestro país", arengó Mas. Sin embargo, la manifestación lo encuentra navegando a dos aguas. El líder de Convergència i Unió (CiU) se reunió en secreto con Rajoy hace diez días y, poco después, echó el freno de mano a su programa hacia la independencia: anunció que intentará llegar a una consulta pactada con Madrid en 2014 (es decir, que encaje en la Constitución española). De fracasar, aclaró, llamará a elecciones plebiscitarias en 2016.
Sus socios de ERC le saltaron a la yugular. "No se puede esperar. La consulta debe ser en 2014", dijo el líder de la agrupación, Oriol Junqueras. Ese año está plagado de simbolismo: se cumplen 300 años de la caída de Barcelona a manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión española. La Diada conmemora ese suceso, que para el catalanismo significó el inicio de la "dominación" española sobre Cataluña.
Mas vive en una encrucijada. Sin ERC -que le permite gobernar, pero no integra su administración- quedaría al borde del derrumbe. Pero con el independentismo a todo o nada, su propia coalición también cruje: el líder del partido Unió Democrática de Catalunya, Josep Durán i Lleida, ya advirtió que no acepta una ruptura unilateral con el gobierno central.
Esa posición moderada -promotora de mayor autonomía fiscal, pero sin dejar de integrar el Estado español- representa mayoritariamente al poderoso empresariado catalán, cultor de un silencio táctico en este escenario de creciente tensión.
En esos sectores le achacan a Mas haberse "entregado" a ERC. Según las encuestas, los nacionalistas de izquierda serían hoy la primera fuerza si se votara en Cataluña. Aunque teme por la unidad de España, Rajoy decidió "sentarse a esperar". Descarta un plebiscito pactado, como pide CiU. Ayer lo ratificó el canciller, José Manuel García-Margallo. Cree, en cambio, que Mas tendrá que rendirse pronto debido a la complicadísima situación económica de Cataluña.
La "vía catalana" busca presionar abiertamente a Rajoy y, con disimulo, a Mas. Sus organizadores no quieren dejar que se mueva en la ambigüedad. "La movilización representa la unidad del pueblo catalán a favor de la independencia. Reclamamos votar la independencia en una consulta lo más pronto posible", dijo Carme Forcadell, presidenta de la ANC.
La mayor demostración de fuerza se dará en Barcelona: cruzarán por el Camp Nou, rodearán la Sagrada Familia y recorrerán las ramblas y el Barrio Gótico. Cientos de fotógrafos tomarán una imagen en cada tramo de la cadena a las 17.14 con el plan de montar luego una megafoto en la que todos los participantes puedan buscarse con un zoom.
Un pedido que cobra impulso
El desafío de Cataluña alarma al gobierno de Rajoy
- Impulso
Una movilización en 2012 de más de un millón de personas obligó a Artur Mas a comprometerse con la independencia - Elecciones
Meses después, convocó a elecciones y retuvo el poder, pero avanzaron los separatistas radicales de ERC - "Vía catalana"
Con la cadena humana de hoy, los separatistas buscan un plebiscito para 2014
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