El terrorismo posterga el sueño americano
MIAMI.- Los ataques terroristas del 11 de septiembre han tenido un impacto mayor del que se esperaba sobre los hispanos en Estados Unidos y sobre su "sueño americano".
Según una encuesta que será dada a conocer en febrero, los inmigrantes latinoamericanos han sufrido más pérdidas de empleo y recortes de salario que otros grupos étnicos en Estados Unidos tras los golpes terroristas. Y están enviando mucho menos dinero que antes a sus países natales.
La encuesta, comisionada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), muestra que el siete por ciento de los hispanos afirma que ha perdido su empleo desde el 11 de septiembre, y otro 25 por ciento dice que está trabajando menos horas que antes.
"Los hispanos son más vulnerables al impacto económico de los ataques terroristas, porque la mayoría trabaja en industrias de servicios", me dijo Enrique Iglesias, el presidente del BID, en un diálogo telefónico. "Tienden a trabajar en hoteles, restaurantes, compañías de aviación u otras industrias de servicios, que fueron las primeras en hacer recortes."
La encuesta en el nivel nacional de 1000 hispanos nacidos en América latina fue realizada a principios de diciembre por Bendixen y Asociados, de Miami. La primera conclusión que uno puede sacar de sus resultados es que el mercado hispano en Estados Unidos, cuyo poder adquisitivo se calcula en unos $ 428.000 millones al año, permanecerá estancado o caerá en los próximos meses, hasta que se vuelva a levantar la economía norteamericana.
La segunda conclusión del estudio es que la mala racha de los hispanos en Estados Unidos tendrá un impacto mayor del que se esperaba sobre las remesas que éstos envían a América latina, calculadas conservadoramente en $ 15.000 millones por año.
Impacto en la región
La caída de las remesas, que probablemente recién comience a reflejarse en los ingresos de los países en los próximos meses, tendrá un impacto en toda la región:
En México, los más de $ 7000 millones anuales enviados por los mexicanos que trabajan en Estados Unidos equivalen a los ingresos del país por concepto de turismo y sobrepasan en mucho las exportaciones de productos agropecuarios.
América Central, el Caribe y algunos países sudamericanos son aún más dependientes de las remesas. Los envíos de dinero equivalen al 10 por ciento del producto bruto de Ecuador, a igual volumen del de la República Dominicana y al 13 por ciento del de El Salvador.
Aunque en menor medida que estos últimos países, las remesas también se están convirtiendo en una fuente de ingresos cada vez mayor para Colombia, Brasil y la Argentina.
Los resultados completos del estudio del BID serán dados a conocer en febrero en una conferencia sobre migración. Según los economistas a cargo, la reunión cuestionará algunos de los parámetros tradicionales de los economistas.
Por ejemplo, la mayoría de los economistas que se ocupan de América latina basa sus cálculos en cifras de inversiones extranjeras, préstamos internacionales, exportaciones o ayuda externa, aunque en muchos países las remesas de dinero son más importantes que varios de estos rubros, señaló Donald Terry, uno de los organizadores de la conferencia.
Me pregunto si, en la nueva economía globalizada, los países latinoamericanos que solían ver la emigración como una herida al orgullo nacional no comenzarán a ver el fenómeno como una gran oportunidad para aumentar sus ingresos externos. Imagínense: además de los $ 15.000 millones enviados por los hispanos que viven en Estados Unidos, hay 250.000 brasileños de origen japonés que envían unos $ 2000 millones al año a sus parientes en Brasil.
En los últimos años, las remesas de dinero a América latina han subido vertiginosamente. Y una vez que comience la recuperación económica en Estados Unidos volverán a subir a su ritmo anterior.
¿Qué pasará entonces? Creo que veremos una conexión tácita entre la migración, las remesas y las negociaciones de libre comercio.
En los próximos cuatro años, en que América latina negociará un acuerdo de libre comercio hemisférico con Estados Unidos, los países de la región que critican las trabas de Washington a sus exportaciones agrícolas no harán mucho para desalentar la emigración de sus ciudadanos hacia el Norte. Su argumento será: si no nos dejan exportar bienes, exportaremos personas.
Conclusión: el "sueño americano" quedará postergado por algunos meses, pero los inmigrantes hispanos en Estados Unidos se convertirán en un factor cada vez más importante para el desarrollo de América latina.
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