Austria: la ultraderecha perdió las elecciones por poco
El progresista Alexander Van der Bellen obtuvo el 50,3 por ciento de los votos, frente al 49,7 de Norbert Hofer
LA NACIONVIENA.- El candidato del partido ultraderechista FPÖ, Norbert Hofer, admitió hoy su derrota en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el domingo en Austria , en las que se impuso el ex líder de los Verdes Alexander Van der Bellen, informó el ministro del Interior Wolfgang Sobotka.
También el presidente del FPÖ, Heinz-Christian Strache, reconoció en Facebook la victoria por un estrecho margen de Van der Bellen.
Aun así, Strache aseguró que su partido ya ha "inaugurado un cambio" en Austria. Según el líder populista de derechas, en Austria ha comenzado una nueva era "hacia una democracia directa y referendos vinculantes".
Van der Bellen, un ex profesor de economía de 72 años, obtuvo el 50,3 por ciento de los votos, frente al 49,7 por ciento de Hofer, de 45 años.
El nuevo presidente austriaco asumirá el cargo el 8 de julio para los próximos seis años como sucesor de Heinz Fischer, quien ya no podía presentarse a la reelección tras haber cumplido dos mandatos.
Van der Bellen
Este economista y progresista de 72 años fue líder del partido Los Verdes y fue así el candidato de aquellos austríacos que querían evitar que Norbert Hofer, del FPÖ, se convirtiera en el primer presidente de un país de la Unión Europea (UE) perteneciente a un partido de la derecha radical populista.
Había quedado segundo en la primera ronda de los comicios con el 21,3 % de los votos, lejos del 35,1 % alcanzado por Hofer.
Van der Bellen, además ecologista, acudió a las elecciones como independiente, aunque el apoyo económico y político de Los Verdes ha sido claro. Su imagen lo mostró moderado, maduro, con experiencia política y capacidad de ser el presidente de todos los austríacos.
Defendió la figura de jefe del Estado como un representante del país, sin afiliación política y con atribuciones eminentemente representativas y de árbitro moral.
El nuevo presidente austríaco defiende una Unión Europea fuerte y federalista, está abierto a la llegada de inmigrantes y refugiados, apuesta por el matrimonio homosexual y, en general, representa los valores de la izquierda intelectual europea.
En su contra ha jugado su discurso cargado de ironía, de cierta arrogancia intelectual y poco directo, que conecta mal con la clase trabajadora y con los austríacos con menos estudios.
El futuro presidente es visto por muchos analistas como alguien que puede representar dignamente al país en el extranjero y que internamente puede mediar de forma discreta entre las fuerzas políticas, en particular entre socialdemócratas y populares, que gobiernan en coalición.
La Constitución austríaca otorga al presidente federal la potestad de decidir a quién encarga la formación del gobierno sin obligación de optar por el líder del partido más votado, como sin embargo es la usanza en Austria.
Antiguo decano de la facultad de Ciencia Económicas de Viena, Van der Bellen siempre fue muy valorado en el país alpino por su honestidad.
Desciende de una madre estonia y de un padre ruso que escaparon de la revolución bolchevique de 1917 y se radicaron en la región austríaca del Tirol, donde el presidente electo vivió hasta los 33 años, antes de trasladarse a Viena.
Padre de dos hijos y casado en segundas nupcias hace pocos meses, tiene fama de personaje que no encaja del todo dentro de los estereotipos de un político ecologista clásico.
Agencias DPA y EFE
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