Fengdu: la milenaria ciudad china donde los muertos eran condenados al infierno
Según la tradición, las almas buenas se dirigían al cielo mientras que las malas tenían otro destino: Fengdu.
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Reposando en la orilla norte del río Yangze, en el sur de China, se sitúa una tenebrosa ciudad fantasma que, durante siglos, fue considerada por muchos una de las Puertas al Infierno.
Según la tradición asiática, las almas buenas se dirigían al cielo mientras que las malas tenían otro destino: Fengdu.
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La historia se remonta a la época de la Dinastía Han del Este entre el 206 a. C. y el 220 d. C. De acuerdo con la leyenda, dos funcionarios de la corte imperial, Wang Fangpin y Ying Changsheng, arribaron al monte ubicado en el condado Fengdu, para practicar taoísmo y fundar un refugio. Ambos fueron reconocidos por su pasión por la meditación y se cree que alcanzaron la inmortalidad mediante esta práctica.
En aquel momento, comenzó a forjarse el mito. Debido a la combinación de sus nombres, el sitio recibió fue apodado Yinwang, que significa “Rey del Infierno”. Este fue el punto de partida para que el lugar comenzara a emparentarse con el inframundo.
Con su nueva denominación, los funcionarios emprendieron la construcción de templos y santuarios, donde combinaron las creencias chinas del confucianismo, el taoísmo y el budismo. Es por esto que las estatuas, esculturas y pinturas allí erigidas reflejaban personas que atravesaban un fuerte sufrimiento que se dirigían al infierno, donde eran recibidas por lúgubres demonios.
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Con el correr de los años, Fengdu alcanzó la fama de ser el hogar del Rey de los Muertos y se convirtió en una zona de entierros, donde miles de personas llevaban los restos de sus seres queridos. Pero el camino hacia el más allá no culminaba con dejar el cuerpo en el lugar. Según la tradición local, los difuntos debían superar tres pruebas para llegar al otro lado. Las personas que no alcanzan la inmortalidad, permanecerían sepultadas en este monte.
Las tres pruebas
En un principio, los muertos debían atravesar el Puente del Desamparo. Se trataba de un desafío entre el bien y el mal. Al recorrerlo, los demonios decidían quién podía acceder y quién no. Las almas buenas seguían de largo. Las malas eran arrojadas al agua.
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Quienes conseguían su autorización y avanzaban, se dirigían al Paso del Fantasma Torturador. Allí eran recibidos por el Rey del Infierno, Iama. Él tenía la tarea de juzgar estas almas para otorgarles el pase a la última estación, antes de conseguir la vida eterna.
Por último, los muertos debían ingresar al Palacio Tianzi, donde tenían que pararse sobre una piedra durante tres minutos. Según la leyenda, quien fallara en esta etapa sería condenado a una eternidad en el Infierno.
A lo largo de los años, incontables cantidades de cuerpos fueron llevados al sitio para que los difuntos pudieran ganarse un lugar en el cielo.
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Este monte fue sede de decenas de emblemáticas obras literarias de China a través de las cuales, el mito trascendió de generación en generación. Entre sus apariciones, el misterio de Fengdu se narró en relatos como Historias extrañas de un estudio chino (de Pu Songling), Viaje al oeste (Wu Cheng’en) e Investidura de los dioses (atribuida a Xu Zhonglin o Lu Xixing).
El paso de los años hizo que la tradición se perdiera y los cuerpos dejaron de ser enterrados en aquel sitio. Pero el destino del Monte Yinwang tendría un capítulo más en su haber.
Al igual que otros lugares mitológicos como la Atlántida, Fengdu quedó sepultada bajo el agua. La construcción de la Presa de Tres Gargantas, que comenzó en el año 1994, enterró gran parte de los santuarios. Sin embargo, una colina sobrevivió al azote del agua y docenas de templos se mantuvieron en pie y se convirtieron en un atractivo turístico de China.
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Allí, existe todavía un imponente templo con esculturas aterradoras y retratos de aquellos demonios que, según la leyenda, capturaban a las almas que no conseguían acceder al paraíso.
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