Inquietas por su imagen en Europa, Merkel y Alemania se flexibilizan
BERLÍN- En una conferencia de prensa que concedió el mes pasado en Berlín, Angela Merkel se salió del guión y dio indicios de una postura nueva y más flexible hacia los países del sur de Europa azotados por la recesión.
"La política fiscal no lo es todo", dijo la canciller alemana. "Nosotros elaboramos políticas para la gente, y la gente quiere empleos."
Fue un momento sorprendente. Desde la erupción de la crisis de las deudas soberanas en Europa, hace tres años, el mensaje de Merkel había sido otro: los países como Grecia, Portugal, Italia y España sólo lograrían recuperar la confianza en sus economías si adoptaban la disciplina de estilo germano para reducir sus deudas y sus déficits. La política fiscal sí lo era todo.
La línea dura de Merkel hizo que se disparara su popularidad en Alemania. Casi tres de cada cuatro alemanes creen que la canciller está haciendo un buen trabajo, y parece encaminada a ganar un tercer mandato, en las elecciones de septiembre. Pero a pocos meses de la votación, en Berlín se está haciendo un cambio sutil.
Las penurias económicas del sur de Europa, donde el desempleo juvenil en países como Grecia y España aumentó hasta 60%, son una creciente preocupación para el entorno de Merkel.
La recesión que golpea al Sur no sólo ya empezó a hacer sentir su peso en la propia economía alemana. El gobierno alemán también teme que si durante el tórrido verano meridional se produce un estallido social, la canciller y Alemania en general queden como las principales culpables.
Esa hipótesis se vio reforzada en marzo, cuando los manifestantes de Chipre, furiosos por las condiciones del rescate, salieron a las calles y calificaron a Merkel como "la Hitler de nuestros tiempos".
"Ella acepta que no la va a querer todo el mundo, pero tampoco quiere convertirse en una figura odiada", dijo un estrecho colaborador de Merkel que prefirió no revelar su nombre. "Basta con mirar el desempleo juvenil en España. Antes, ése no era nuestro problema. Ahora se convirtió en una preocupación real para nosotros. Si en las calles de Madrid se desata la violencia o en Italia se genera un caos político, para Alemania es un grave problema."
En concreto, los beneficios de insistir en profundizar la austeridad son cada vez menos, al paso que aumentan los costos potenciales para Alemania, que se pasó medio siglo reconstruyendo su reputación en Europa tras la devastación nazi.
Para Merkel, el desafío es claro. Después de constituirse a sí misma como la "Mutti", la "solícita madre" de Alemania durante la crisis, ahora debe transformarse en la compasiva matriarca de Europa. "En Alemania, el mensaje de que los demás deben hacer sus deberes es muy rendidor, pero en el resto de Europa no. Merkel tiene que construir un relato, plantear un rumbo que sea creíble para Europa", dijo Timothy Garton Ash, historiador de Oxford.
"La oportunidad que se abrirá tras las elecciones en Alemania es muy importante. ¿El gobierno que surja de las urnas estará preparado para adoptar un nuevo enfoque y enviar un mensaje distinto? La gran pregunta es ésa", sostuvo el experto.
Pragmática consumada, Merkel sorteó los reveses de la crisis financiera con la calma de un maestro de ajedrez, arreglándoselas para mantener intacta a la eurozona y encolumnar sólidamente al pueblo alemán, al principio tan receloso de abandonar su adorado marco, detrás del euro.
Pero ella misma admitió que su estrategia es apenas "un pequeño paso". Muchas veces, Merkel pareció ser más una estratega que una líder. En los momentos cruciales, prefirió la dilación en vez de la acción.
Una encuesta del Centro de Investigaciones Pew mostró una creciente antipatía hacia Merkel en el sur de Europa. Alrededor del 88% de los griegos y un 57% de los españoles creen que manejó mal la crisis. El sondeo muestra que seis de ocho países consideran que Alemania es el Estado más insensible del bloque. Pero en su país, la historia es diferente. La encuesta de Pew muestra que el 74% de los alemanes aprueba el desempeño de su canciller.
"Más allá de quién gobierne Alemania después del 22 de septiembre, la idea de alentar el crecimiento en Europa seguirá cobrando fuerza", dijo Markus Kerber, director ejecutivo de la Federación de la Industria Alemana.
De hecho, ya es evidente una mayor disposición a ayudar a los socios europeos en problemas, y uno de los primeros pasos que una gran coalición probablemente tome será extender el salario mínimo a nuevos sectores de la economía, una medida que podría alentar el consumo doméstico, que es una de las principales demandas de los aliados de Berlín en Europa y en Washington.
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