La autoridad bancaria europea decidió dejar las tasas en su mínimo histórico
El BCE postergó una suba para mediados de 2020 por las malas perspectivas de crecimiento del bloque
ROMA.- El Banco Central Europeo (BCE) postergó ayer para mediados de 2020 una eventual subida de sus tasas, que se mantienen desde marzo de 2016 en un mínimo histórico, debido a las malas perspectivas de crecimiento e inflación.
En su reunión mensual de política monetaria, celebrada en Vilna (Lituania), la institución mantuvo sus tasas de interés en ese bajo nivel y afirmó que no las aumentaría hasta "el final del primer semestre de 2020", seis meses más tarde de lo que se preveía en abril. La postergación se produce en un contexto de escaso crecimiento económico y de fuertes tensiones comerciales entre Estados Unidos y sus principales socios, como China, la Unión Europea (UE) y México. La perspectiva en Gran Bretaña de un primer ministro euroescéptico como sucesor de Theresa May refuerza por otro lado el temor a un Brexit sin acuerdo, sinónimo de caos.
En este marco sombrío, el BCE elevó ligeramente sus previsiones de inflación y crecimiento en la zona euro para este año, pero las rebajó para el año que viene, luego de destacar estos crecientes riesgos a causa de las tensiones proteccionistas.
El banco prevé ahora un 1,2% de crecimiento y un 1,3% de inflación para este año, respecto del 1,1% y del 1,2%, respectivamente, durante sus previsiones de marzo. El crecimiento se acelerará más modestamente en 2020: 1,4% en lugar del 1,6% previsto con anterioridad. La inflación, por su parte, será del 1,4% el año que viene, en lugar de 1,5%.
El presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, se refirió además durante una conferencia de prensa a Italia, otra fuente de preocupación porque está a punto de volver a enfrentarse con la UE debido a sus gigantescos déficits públicos. Consultado acerca de las indicaciones de la Comisión Europea, que anteayer le advirtió a Italia que podría comenzar un procedimiento de infracción por déficit excesivo, Draghi destacó que nadie le exige a Italia una reducción "rápida" de la deuda (equivalente al 132% del PBI).
"Es imposible hacer bajar rápidamente la relación deuda-PBI. Pero debe haber un plan de medio plazo creíble, así como acciones para ponerlo en práctica", dijo.
La coalición de gobierno italiana -formada por la derechista Liga y el Movimiento Cinco Estrellas- ya tuvo una fuerte pulseada con Bruselas por su presupuesto el año pasado. Y todo indica que el enfrentamiento se repetirá.
El líder de la Liga y hombre fuerte del gobierno, Matteo Salvini, vicepremier y ministro del Interior, que arrasó en las elecciones europeas del 26 de mayo pasado, volvió a mostrarse desafiante.
"Si mi hijo tiene hambre y me pide darle de comer y Bruselas me dice 'no, Mateo, las reglas europeas te imponen no darle de comer a tu hijo', ¿para ustedes yo respeto las reglas de Bruselas o le doy de comer?", dijo durante un acto político. "Para mí, primero viene mi hijo y mis hijos son los 60 millones de italianos", agregó, en una frase polémica que dio que hablar y prenuncia un nuevo choque.
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