La insalvable división del mundo sobre Siria aleja cualquier solución a la guerra
BEIRUT.- Mientras el desesperado éxodo de los sirios que huyen de la guerra en su país acaparaba las noticias de estos últimos meses, un nuevo intento diplomático para poner fin a un conflicto que ya lleva cuatro años fue a dar silenciosamente a la banquina.
El nuevo fracaso pasó mayormente inadvertido y llegó como una confirmación de lo que opinan los expertos en el tema: que no hay solución a la vista, sobre todo, por la aparentemente insalvable división de la comunidad internacional sobre el futuro del presidente Bashar al-Assad.
En consecuencia, Siria parece encaminada a fragmentarse aún más en parches de territorio, uno de ellos, el menguado Estado con sede en Damasco donde Al-Assad resiste con el apoyo de sus aliados, Rusia e Irán.
Si bien algunos funcionarios occidentales dicen que hasta los aliados de Al-Assad reconocen que el líder sirio ya no está en condiciones de estabilizar el país, Moscú ya prepara argumentos para apoyarlo aún más abiertamente. El canciller reiteró en los últimos días que Al-Assad es un líder legítimo, calificó de "contraproducente" la postura de Estados Unidos al respecto y equiparó el manejo occidental de la cuestión siria a sus fracasos en Irak y Libia.
Algunas de las ideas presentadas para avanzar en un proceso político soslayan totalmente, al menos por ahora, la cuestión de cuál sería el futuro del presidente sirio, según señala un diplomático que sigue de cerca el conflicto.
Y sin embargo, ése es el mayor escollo individual para destrabar el atolladero diplomático frente a una guerra cuyas repercusiones se están haciendo sentir como nunca antes en Europa, que enfrenta una crisis migratoria alimentada por los refugiados sirios (ver Página 2).
Al mismo tiempo, complica enormemente cualquier esfuerzo por combatir a Estado Islámico (EI), un grupo que se nutrió de la sangre de una guerra que ya se cobró 250.000 vidas y expulsó de sus hogares a 11 millones de sirios.
A pesar de la campaña aérea en su contra liderada por Estados Unidos, la agrupación jihadista sigue controlando vastas porciones de territorio sirio y está lista para avanzar sobre las grandes ciudades del Oeste, controladas por Al-Assad: EI ya tiene un puesto de avanzada en los suburbios del sur de Damasco.
"No creo que los iraníes o los rusos vayan a cambiar su postura. Se habla de que están cansados, pero su posición sigue siendo firme", dijo Andrew Tabler, especialista en Medio Oriente del Washington Institute. "Creen que la salida inmediata de Al-Assad haría colapsar el régimen. Washington también cree que un derrumbe instantáneo del régimen sería una bendición para EI. Así que tienen un dilema: si Al-Assad renuncia de inmediato, está ayudando a EI, pero si no se va, no hay esperanzas de volver a juntar los pedazos de Siria", dijo Tabler.
Al-Assad apuesta a la reivindicación que hizo de él Occidente al considerarlo su socio en la guerra contra EI. Pero aunque la prioridad de Estados Unidos en Siria no es derrocar a Al-Assad, sino combatir a EI, Washington ha dejado en claro que Al-Assad es parte del problema y que con su brutalidad no hace más que alimentar el extremismo.
"Hasta el momento, no hay una solución política real debido al apoyo ilimitado de Rusia e Irán", dijo por WhatsApp, desde Siria, Bashar al-Zoubi, líder de uno de los grupos rebeldes que se enfrentan a Al-Assad en el norte del país.
El flujo constante de funcionarios iraníes hacia Damasco también subraya el apoyo de Teherán hacia un aliado que ha salvaguardado sus intereses en el Levante en alianza con Hezbollah del Líbano, un grupo asistido por Irán que pelea del lado de Al-Assad en Siria.
Desde que cerró su acuerdo nuclear con Occidente, Irán asegura estar intentando dar nuevo empuje a la resolución de la guerra siria, pero no hay señales de que Teherán le haya soltado la mano a Al-Assad.
Por debajo del apoyo de Moscú y de Teherán hacia Al-Assad subyace el hecho de que ni los rusos ni los iraníes ven una alternativa que pueda garantizar sus intereses.
Y aunque Al-Assad tal vez controle apenas una quinta parte del país, si no menos, lo siguen viendo como la piedra angular de lo que queda de ese Estado, sobre todo de las fuerzas de militares y de seguridad, que según los expertos internacionales, serían las primeras en desintegrarse si Al-Assad abandonara el poder.
Rusia presiona para que Damasco tome parte en los esfuerzos para combatir a EI. Arabia Saudita se opone a la idea.
Un alto diplomático ruso manifestó: "Antes no había ni terroristas en Irak ni terroristas en Libia. Y ahora, el Estado libio se desintegró y Libia está plagada de terroristas".
Si bien insisten en que Al-Assad debe irse, los funcionarios norteamericanos no dicen específicamente cuándo ni cómo.
En comentarios que parecen sugerir cuál sería para Moscú un modo aceptable de avanzar en el asunto, Rusia manifestó el viernes que el presidente sirio estaba dispuesto a convocar a elecciones parlamentarias anticipadas y a compartir el poder con la oposición moderada.
Una de las mayores complicaciones que enfrenta Naciones Unidas es la inmensa cantidad de facciones rebeldes con las que debe lidiar. Si bien varias de ellas se han ido organizando mejor desde el punto de vista político, la desunión en las filas opositoras sigue siendo el gran escollo para la vía diplomática.
Un diplomático occidental que sigue de cerca el conflicto dijo que el plan de Naciones Unidas "avanzará muy lentamente". "Por el momento, nadie habla de que Al-Assad se vaya o se quede."
"A los sirios les encanta... Damasco está en calma."
Traducción de Jaime Arrambide
G. Baczynskao y T. Perry
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