La pesadilla de la guerrilla urbana se hace realidad
FALLUJAH.- La batalla de Fallujah, un típico combate urbano que arreció durante 14 horas, es una de las luchas más feroces desde la invasión a Irak el año pasado. Muestra no sólo el intenso grado de la resistencia sino la profunda predisposición de los rebeldes a morir.
"Muchos de estos individuos creen fervientemente en la guerra santa, y bien podrían ser terroristas suicidas", expresó el teniente coronel B. P. McCoy.
"Los infantes de Marina combaten casa por casa, de techo a techo, y en un zaguán tras otro. Responden al fuego de ametralladoras, a las andanadas de cohetes, y a los sucesivos embates de combatientes encapuchados", añadió.
Los combates dentro y en las afueras de Fallujah retrotraen a una especie de guerrilla urbana que la mayoría de los marines conoce sólo por las películas. Se trata del costoso y abrumador conflicto que los generales norteamericanos preveían cuando invadieron Irak el año pasado, pero que hasta ahora no habían visto en semejante escala.
Y no parece aflojar, aun cuando las fuerzas norteamericanas declararon un cese del fuego con el propósito de darles tiempo a los negociadores para que logren un acuerdo de paz con los rebeldes. Hasta ahora no se llegó a ningún acuerdo y la lucha continúa, frecuentemente a tan corta distancia como la de una vereda a otra.
Los comandantes de la fuerza de infantes de Marina afirman que el enemigo en Fallujah está cada vez mejor organizado. Se han observado algunos rebeldes que usan chalecos antibalas de la policía iraquí que habían sido suministrados por los norteamericanos.
"Anteanoche, nos habían rodeado y el intercambio de disparos, ráfagas y andanadas fue tremendo", señaló el teniente Lewis Langella.
Durante los últimos días, los infantes de Marina estuvieron fortificando posiciones en esta ciudad polvorienta. Aunque la guerrilla urbana es compacta y continua, existen, sin embargo, frentes de combate. En esta parte, la línea es una hilera de techos ocupadas por los infantes de Marina que vigilan calles desiertas que parecen basurales.
Una de las herramientas más importantes para esta clase de lucha es el martillo neumático. Anteayer, en las casas que iban ocupando, los infantes de Marina roturaban las paredes hasta dejar un agujero por el que sólo introducían el caño de sus armas. Además destruían las ventanas para desparramar vidrios rotos en los pasillos de entrada. "Es un sistema de advertencia anticipada; algo que nos enseñaron nuestros mayores", explicó el capitán Shannon Johnson.
"Esta es la típica guerrilla urbana. Cosas que la Segunda Guerra Mundial nos enseñó, además de lo aprendido en Corea, Vietnam, y Somalia. De ahora en más, los analistas militares estudiarán también el caso de Fallujah", comentó el mayor general Jim Mkattis.
El armamento -en su mayoría de baja tecnología como ametralladoras y morteros- también trae a la memoria guerras anteriores. Hubo algunos ataques aéreos con misiles teledirigidos. Pero Fallujah está tan densamente poblada que los comandantes hasta ahora se han negado a ordenar ataques aéreos por temor a matar civiles.
"Además no queremos reducir la ciudad a escombros. Eso permitiría que el enemigo encontrara más sitios para ocultarse", advirtió McCoy.
Todas las noches la tensa calma es alterada por constantes zumbidos de proyectiles y las atronadoras explosiones de granadas, obuses y bombas.
"Para los rebeldes, aquí está el mayor espectáculo del mundo. Sienten que si quieren matar norteamericanos Fallujah es el sitio indicado", comentó el mayor T. V. Johnson.
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