Las teorías conspirativas rodean la asunción de Macron
Los adeptos a los complots señalan al presidente electo de pertenecer a un grupo secreto que domina el mundo

PARÍS.- El flamante presidente de Francia, Emmanuel Macron , forma parte de los Illuminati, la secta secreta de las finanzas que domina el mundo, e incluso de la masonería. Esas absurdas teorías fueron lanzadas por círculos de complot europeos poco después de conocerse los resultados de la elección.
Todo comenzó la noche de la victoria, el domingo pasado, cuando Macron habló a los franceses desde un escenario instalado frente a la pirámide del Louvre. Esa escena, cargada de simbolismo, fue interpretada por los adeptos a las teorías del complot como la revelación de una verdad oculta.
Para muchos de esos conspiracionistas, el nuevo presidente, que debe asumir hoy sus funciones oficiales, sería integrante de un complot urdido por una cofradía secreta, los Illuminati, que tienen el triángulo -y en consecuencia la pirámide- como símbolo.

En realidad, los Illuminati pertenecieron a una organización alemana del siglo XVIII, disuelta en 1785, cuyo verdadero nombre era "los iluminados de Baviera". Sus miembros reivindicaban la filosofía de las Luces. No obstante, los conspiracionistas estiman que esa sociedad intenta hacer creer que desapareció para infiltrar mejor los gobiernos y las sociedades.
El supuesto poder universal de los Illuminati alcanzó una notoriedad planetaria a partir de 2003, gracias a la difusión que tuvo la novela El código Da Vinci, de Dan Brown.
El primer indicio que habría lanzado Macron, aseguran, es su referencia a la necesidad de "defender las Luces francesas".
Las especulaciones también se apoyan en algunos gestos y referencias utilizadas por el joven presidente electo durante esa velada. En la cúspide de la pirámide de vidrio, construida a pedido de François Mitterrand, se ve una luz similar al ojo de Horus que también aparece en el triángulo superior de la imagen que ilustra el reverso de los billetes de un dólar.
Los adeptos a los complots siempre afirmaron que esa imagen significa "el ojo que ve todo" y la cifra 1776 inscrita en números romanos en la parte inferior de la pirámide -que corresponde al año de la independencia de Estados Unidos- también se referiría a la fecha en que Adam Weishaupt fundó la secta de los Illuminati, en Alemania. La organización, afirman, en poco tiempo logró infiltrar la cúspide de la masonería y de otras sectas a fin de crear un poder oculto que desde entonces controla el mundo.
Pero el triángulo es una figura geométrica banal. Es fácil verlo en todas partes, en la arquitectura como en la posición de las manos o los gestos. En consecuencia, cuando Macron elevó los brazos abiertos, su gesto formó un nuevo símbolo con la pirámide como fondo.
Ambos triángulos cruzados se parecen a la escuadra y el compás de los masones, otra sociedad secreta que -para los complotistas- trataría de dominar el mundo.
Leyenda urbana
Los partidarios de teorías conspiracionistas encontraron otra supuesta prueba de la pertenencia de Macron a la secta secreta: la cifra de votos que obtuvo en la elección (66,06%) sería idéntica a los 666 paneles de vidrio que conformarían la pirámide del Louvre. Una leyenda urbana afirma que esa cantidad fue exigida por Mitterrand al arquitecto Ieoh Ming Pei porque, según el Apocalipsis, corresponde a la "Cifra del Demonio". La polémica fue reactivada por El código Da Vinci. La teoría es atractiva, pero el único inconveniente es que el número exacto de placas es 673.
En el caso de Macron, las cosas son mucho más banales. El presidente electo escogió ese sitio para la celebración justamente porque quería evitar hacerlo en sitios de París demasiado identificados con la izquierda o la derecha, y porque respondía a los nuevos imperativos de seguridad del estado de emergencia vigente en el país.
Según los especialistas, Macron responde a todas las características que lo hacen blanco fácil de los complotistas.
"Fue banquero, su trayectoria fue meteórica y, extremadamente cultivado, suele expresar su creencia en principios filosóficos que los legos interpretan como mensajes ocultos", explica el francés Gerard Bonner, sociólogo de creencias colectivas.
En su libro La democracia de los crédulos, Bonner señala que la banca es uno de los puntos centrales de esas teorías. "Está asociada a la idea de oligarquía o de complot, de coordinación generalizada de los medios financieros internacionales, las multinacionales, el universo político y mediático para someter a la sociedad", agrega.

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