Los estragos de la inflación en el mundo por el alza de los combustibles y la falta de suministros
El sostenido aumento de precios tomó por sorpresa a líderes empresariales y economistas; los países en desarrollos son los más afectados
BUDAPEST.- Desde tiendas de electrodomésticos en Estados Unidos hasta mercados de alimentos en Hungría y estaciones de servicio en Polonia, el laza de los precios al consumidor alimentada por los costos elevados de los combustibles y problemas en la cadena de suministros están creando problemas para hogares y negocios por igual.
El aumento de la inflación está llevando a incrementos de los precios de alimentos, gasolina y otros productos y forzando a muchos a tener que decidir entre gastar más de sus fondos o apretarse los cinturones. En las economías en desarrollo, la situación es especialmente nefasta.
“Nos dimos cuenta que estamos consumiendo menos”, dijo Gabor Pardi, que estaba de compras en un mercado de alimentos al aire libre en Budapest, la capital húngara, tras comprar una bolsa de verduras frescas. “Nosotros tratamos de comprar lo más barato y lo más económico, incluso si no se ve tan bien”.
A casi dos años del arranque de la pandemia de Covid-19, el impacto económico de la crisis se sigue sintiendo incluso después que los países salieron de duros encierros y la demanda del consumidor se recuperó. Lo que es peor, un nuevo aumento de las infecciones está causando renovadas restricciones en Europa y otras partes del mundo.
Las repercusiones se están sintiendo en el centro y el este de Europa de forma especialmente dura, donde los países tienen algunas de las peores tasas de inflación en la Unión Europea (UE) y a la gente le da trabajo comprar comida y nafta.
Caída en los negocios
La dueña de una carnicería en un mercado en Budapest, Ildiko Vardos Serfozo, dijo que vio una caída en los negocios, con clientes optando por comprar en cadenas de tiendas que ofrecen descuentos para quienes compran en grandes cantidades.
“Los compradores son sensibles a los precios y por lo tanto a menudo nos dejan atrás, incluso si nuestros productos son de alta calidad. El dinero decide”, dijo. “La inflación no es buena para nosotros. Me alegra que mis hijos no quieran continuar en el negocio de la familia, no veo mucho futuro ahí”.
En la vecina Polonia, Barbara Grotowska, una jubilada de 71 años, dijo afuera de un supermercado de descuentos en Varsovia que fue golpeada muy duramente por los pagos de la recolección de basura, que casi se triplicaron a unos 21 dólares.
Grotowska lamentó también que el aceite de cocina que usa subió un tercio, a cerca de 2,40 dólares. “Ésa es la verdadera diferencia”, dijo.
El reciente aumento de la inflación tomó por sorpresa a líderes empresariales y economistas en el mundo. En la primavera de 2020, el coronavirus vapuleó la economía global: los gobiernos ordenaron encierros, los negocios cerraron sus puertas o recortaron horarios y las familias se quedaron en casa. Las compañías se prepararon para lo peor, cancelando pedidos y aplazando inversiones.
En un esfuerzo para prevenir una catástrofe económica global, los países ricos -más notablemente Estados Unidos- introdujeron un ayuda gubernamental por billones de dólares, una movilización económica de una escala no vista desde la Segunda Guerra Mundial. Los bancos centrales también redujeron las tasas de interés en una gestión para revivir sus economías.
Pero esos esfuerzos de estímulo tuvieron consecuencias no planeadas: a medida en que los consumidores ganaron más confianza para gastarse el dinero que recibieron a través de la asistencia gubernamental o de préstamos de bajos intereses, y que las campañas de vacunación alentaron a la gente a regresar a restaurantes, bares y tiendas, el aumento en la demanda puso a prueba la capacidad de los proveedores.
Los puertos y los depósitos se vieron abrumados con embarques y los precios comenzaron a subir a medida en que las cadenas de suministros se paralizaron, especialmente cuando nuevos brotes forzaron a veces a cerrar puertos en Asia.
El alza de los precios ha sido drástica. La inflación en Estados Unidos subió a 6,2% en octubre, su mayor nivel desde 1990. El FMI pronostica que los precios al consumidor en el mundo subirán 4,3% este año, el mayor incremento desde 2011.
Agencia AP
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