Los recelos en Asia obstaculizan la búsqueda
Compartir datos no es sencillo en una región con agrias disputas
PEKÍN.– Cuando el gobierno de Malasia convocó anteayer a representantes diplomáticos de 22 países para pedirles ayuda y coordinación en la búsqueda del avión de Malaysia Airlines, puso de manifiesto uno de los principales retos que enfrenta esa tarea: los recelos a la hora de compartir datos sensibles entre países, en una zona del mundo con agrias disputas territoriales marítimas y fronterizas.
Diez días después de que el avión se esfumara de los radares civiles, las operaciones de búsqueda adquirieron una nueva dimensión, con 25 naciones implicadas, algunas de ellas reticentes a compartir informaciones de sus radares militares o sus satélites que podrían revelar sus capacidades de vigilancia y defensa aérea... o todo lo contrario, sus debilidades.
Aunque los 14 países que participaban hasta el domingo en los trabajos se habían coordinado de forma individual, el llamamiento formal efectuado por el gobierno malayo sumó ahora 11 nuevos países para hacer frente al inmenso desafío y, al mismo tiempo, responder a las fuertes críticas que recibió Kuala Lumpur, en particular de China, por suministrar información contradictoria y llevar a cabo con lentitud las labores de rescate. Las reticencias a intercambiar información considerada sensible pueden haber ralentizado la cooperación, especialmente entre China y Malasia.
"La reunión fue para que supiéramos lo que está ocurriendo exactamente y qué tipo de ayuda necesitan. Fue más bien para decirnos: «Por favor, desplieguen todos sus recursos»", aseguró T.S. Tirumurti, alto comisionado de la India en Malasia.
La iniciativa diplomática podría dar un fuerte impulso para resolver uno de los mayores misterios de la historia de la aviación civil si los diferentes gobiernos deciden compartir datos militares –en caso de tenerlos– sobre el posible trayecto y el destino que sufrió el vuelo MH370. Ello permitiría llenar el vacío dejado por el fallo de los países del sudeste asiático para trabajar como un bloque en caso de crisis.
Las autoridades de Malasia creen que alguien dentro del avión desconectó los sistemas de comunicación y que el Boeing 777-200 dio media vuelta cuando se encontraba sobre el mar del sur de China, se dirigió hacia el Oeste, cruzó de nuevo la península de Malasia y se internó sobre el estrecho de Malaca. A partir de ahí, pudo dirigirse varios miles de kilómetros al Noroeste, hasta los confines del Himalaya, o emprender rumbo sudoeste e internarse en el océano Índico Sur y volar hasta quedarse sin combustible y estrellarse en el mar. El arco de posibles rutas, que incluye zonas de China, Paquistán, la India o Indonesia, cruza algunas de las regiones con mayores defensas del mundo.
La reticencia de los países a entregar datos sensibles podría ser vencida, en parte, por la presión y el fuerte interés público para que haya colaboración en un asunto civil. ¿Pondrán los países implicados sus intereses militares antes que los de los pasajeros del MH370 y sus familias?
© El País, SL.
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