Obama da una fuerte marcha atrás y detiene el retiro de Afganistán
El fin de esa guerra fue una de sus promesas de campaña; pero ayer confirmó que seguirán allí 9700 efectivos hasta después de terminado su mandato; "la seguridad del país es aún muy frágil", argumentó
WASHINGTON.- El presidente norteamericano, Barack Obama, anunció ayer sorpresivamente que demorará el retiro de tropas de Afganistán hasta 2017, es decir, más allá del fin de su mandato. Con su discurso, Obama emitió dos señales claras. Por un lado, admitió tácitamente que no marcha como se esperaba la millonaria estrategia de entrenar tropas extranjeras para que sean ellas las que lleven adelante la guerra.
Por el otro, y tan evidente como lo anterior, que el giro lo llevará a incumplir otra de las promesas que hizo antes de llegar a la presidencia, en 2009. En ese momento, él aseguró que no dejaría la Casa Blanca sin antes haber terminado con las guerras que había iniciado su predecesor inmediato, George W. Bush.
"No soy de la idea de mantener una guerra sin fin y he argumentado en reiteradas oportunidades en contra de participar en frentes de combate que no sirven en lo fundamental a nuestros esfuerzos de seguridad", sostuvo el presidente al hacer el anuncio.
Dicho eso, intentó matizar el giro al describirlo como una "prolongación pequeña" de la presencia norteamericana en suelo afgano, que, "sin embargo, puede hacer una diferencia importante" en la estabilidad del país y en su permanencia como "socio" de los Estados Unidos.
Para el presidente -como para un sinnúmero de analistas- es "evidente" que los 350.000 efectivos de seguridad con que cuenta el gobierno de Kabul no han logrado erradicar la amenaza talibana.
"Pese a los avances, la seguridad del país es aún muy frágil", admitió Obama, quien consideró también que "vale la pena hacer un esfuerzo adicional".
Ordenada por Bush inmediatamente después de los ataques terroristas de septiembre de 2001, la guerra de Afganistán no sólo es ya la más larga en la historia de los Estados Unidos, sino que, también, es de las que no conllevan una victoria clara.
Obama argumentó en reiteradas ocasiones en contra del mantenimiento del frente y se ganó críticas de analistas militares al anunciar una fecha de retirada cierta para fines de este año.
Sin embargo, el renovado avance talibán y, sobre todo, la reciente ofensiva en la zona norte del país, con la abrupta toma de Kunduz, una de las principales ciudades del país, lo obligaron a rectificarse.
El giro implica que, en vez de retirarse en las próximas semanas, los 9700 efectivos que aún hay allí permanecerán hasta más allá de enero de 2017, cuando se prevé que Obama entregue el gobierno a quien sea elegido como su sucesor.
De todos modos, la cifra es significativamente menor que los 100.000 soldados que llegaron a estar allí desplegados. La indicación es que las tropas no entrarán en combate en forma directa, sino que permanecerán para asesorar y entrenar a los efectivos afganos.
El cambio de planes fue saludado por el gobierno afgano y por el mando conjunto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Pero fue pasto para la ira de los talibanes, que, a través de voceros, redoblaron su amenaza. "Seguiremos luchando hasta que el último invasor opresivo sea destruido", dijo Zabihullah Mujahid, uno de los voceros del movimiento insurgente que tiene en vilo al país y que rompió tratativas con el frágil gobierno de Kabul.
Fronteras adentro, la decisión fue respaldada por referentes republicanos. Entre ellos, aspirantes a la candidatura como Jeb Bush y Marco Rubio. La impresión es que, entre los demócratas, facilita la posición de la favorita Hillary Clinton, quien se había pronunciado por una presencia más fuerte en el país asiático.
El giro es un fuerte llamado de atención sobre el curso que se da a millones de dólares que se destinan para entrenar tropas en Afganistán, Irak y Siria, entre otros escenarios, con resultados que distan de ser los esperados.
"Los frutos que venimos teniendo con esa política son bastante pobres", dijo, hace unos días, el ex militar Karl Eikenberry, quien en su momento se desempeñó como embajador de los Estados Unidos en Kabul.
Ya desde esa posición, Eikenberry había advertido a Washington sobre el escaso resultado de los millones de dólares que se estaban invirtiendo en ayuda militar durante el gobierno del ex presidente Hamid Karzai.
Hace más de 15 años que los Estados Unidos invierten en la "capacitación" de tropas en países extranjeros para que libren sus propias guerras. Pero Obama hizo de eso una opción mucho más fuerte, aunque con resultados discutibles en varios escenarios.
El más palmario fue Siria, donde el Pentágono acaba de reconocer que, tras un esfuerzo de más de 500 millones de dólares en capacitación para lograr una milicia estimada en no menos de 3500 miembros, lo único que se logró hasta ahora es poder contar con un puñado de jefes militares confiables.
El resto del dinero se escabulló de modo aún poco claro. Eso incluye la sospecha de que parte de los pertrechos y de los fondos fueron a parar a manos de tropas adversarias en la sangrienta guerra que allí se libra.
Un conflicto con idas y venidas militares
2001
Tras los atentados del 11 de septiembre, George W. Bush lanza una vasta ofensiva en Afganistán ante la negativa del régimen talibán a entregar al jefe de Al-Qaeda, Osama ben Laden. En unas semanas caen los talibanes. Washington despliega unos 1000 soldados en el terreno; la cifra sube a 10.000 en un año
2002-2007
Irak se convierte en la mayor preocupación de Estados Unidos, que se desentiende de Afganistán. Los talibanes y otros grupos islamistas reaparecen en el sur y el este afganos. Los soldados de EE.UU. ya suman 20.000
2008
El gobierno de Bush enfrenta crecientes críticas por la insurrección talibana. Finalmente envía un refuerzo de 17.000 soldados
2009
Obama promete en campaña terminar con la guerra en Irak y Afganistán, pero primero duplica los efectivos y luego suma 100.000 (50.000 aliados)
2011
El 2 de mayo Osama ben Laden muere en una operación de EE.UU. en Paquistán. El 22 de junio, Barack Obama anuncia el inicio del retiro de sus tropas
2012
Obama acuerda con su par afgano, Hamid Karzai, transferir la responsabilidad global de la seguridad a Kabul antes de que termine el año 2014
2014
Obama promete reducir a la mitad los efectivos en 2015 y la retirada en 2016
2015
Se anuncia la extensión de la retirada a 2017