Suecia cierra una página trágica de su historia: identifican al asesino de Olof Palme


PARÍS.– Durante 34 años los investigadores nunca abandonaron la esperanza de descubrirlo. La Justicia sueca anunció por fin la identidad del hombre que asesinó al primer ministro Olof Palme, el 28 de febrero de 1986, poniendo punto final a uno de crímenes más misteriosos del siglo XX.
El diseñador gráfico "Stig Engstrom falleció en 2000. En consecuencia no puedo iniciar un juicio. Ni siquiera interrogarlo. Por esa razón decidí cerrar esta investigación", declaró Krister Petersson, el fiscal general a cargo del caso desde 2017.
Cada año sin excepción, para el aniversario de la muerte de Palme, la policía sueca habilita un número verde con la esperanza de obtener informaciones sobre su asesinato. Durante tres décadas y media los investigadores nunca abandonaron la ilusión de descubrir la identidad del o los asesinos del líder social-demócrata cuya muerte -según reza la tradición- provocó a Suecia "la pérdida de su inocencia".
En febrero pasado, Petersson prometió una "rápida resolución" del caso y así fue. Pero hoy estimó que resultaba "imposible seguir avanzando" y que todo indicaba la culpabilidad de Stig Engstrom, bautizado "Skandiamannen" (el hombre de Skandia), la compañía de seguros donde trabajaba a escasos metros del sitio del crimen. Según el fiscal, "ninguna prueba permite pensar en una conspiración", aunque "tampoco se lo puede excluir".
Para los suecos, la identidad del asesino no es realmente una sorpresa: su nombre regresaba una y otra vez desde el comienzo de la investigación. Diseñador gráfico de 52 años, políticamente cercano a los conservadores, Engstrom trabajaba la noche del crimen. Salió de su oficina dos minutos antes del asesinato de Palme, a quien detestaba. Interrogado por la policía, se contradijo una y otra vez.

Hace dos años, el periodista Thomas Petersson había revelado que Engstrom no solo tenía acceso a armas de fuego, sino que sabía utilizarlas. Sin embargo, a pesar de cantidad de interrogatorios a sus allegados y análisis de ADN, el arma del crimen nunca fue encontrada.
Según el fiscal, Stig Engstrom habría cruzado a Palme y a su esposa en la calle, a comienzos de la noche, cuando la pareja iba al cine sin custodia. Regresó más tarde, con un arma, una vez terminada la función. Los testigos describieron a un hombre de unos 40 años, 1,80m de estatura, vestido con un sobretodo. A las 23h21 disparó dos veces. Palme murió alcanzado por la primera bala. La segunda apenas rozó a su mujer, Lisbeth. El asesino se evaporó en la oscuridad.
Para los suecos, que se enteraron de la muerte de su primer ministro al amanecer, fue un traumatismo nacional. Su coraje político sumado a su trágica desaparición provocaron un auténtico sismo en Europa y el resto del mundo.
Olof Palme nació en 1927 en el seno de la burguesía y se incorporó a las filas de la socialdemocracia al término de sus estudios de derecho. A los 26 años, el primer ministro Tage Erlander lo convirtió en uno de sus principales consejeros. Diez años después, entró al gobierno.
Líder de su partido desde 1968, primer ministro entre 1969 y 1976, y entre 1982 y 1986, Palme hizo adoptar ambiciosas reformas que cimentaron el Estado de bienestar. En la escena internacional, redefinió la tradicional neutralidad sueca en favor de la descolonización y el desarme. Se declaró abiertamente contra el apartheid y la guerra de Vietnam, y por los movimientos de lucha contra las dictaduras en América Latina.

Sus enemigos, en consecuencia, fueron numerosos y los sospechosos no faltaron, tanto en el extranjero como en su país. Con los años, fueron estudiadas numerosas pistas: desde el papel de la CIA hasta un complot en el seno de las fuerzas de seguridad, pasando por el régimen pro-apartheid de Sudáfrica.
La investigación, sin embargo, se empantanó desde el principio. Las balas fueron halladas por peatones, mientras algunos testigos esperaron meses antes de ser interrogados. La policía de Estocolmo acusó del crimen al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y detuvo a cantidad de sus miembros, que fueron rápidamente liberados por falta de pruebas.
En 1989, Christer Petersson, un delincuente condenado por un crimen 16 meses antes, se transformó en el principal sospechoso. Condenado en primera instancia gracias al testimonio de la esposa de Palme, tuvo que ser a su vez dejado en libertad. No obstante, hasta que murió el 18 de octubre de 2018, Lisbeth Palme, nunca dudó de su culpabilidad.
En 2010, el gobierno sueco prometió una recompensa de 50 millones de coronas (5 millones de euros) por toda información que condujera a una condena, mientras decenas de periodistas y detectives intentaban sin éxito resolver el misterio.
Todos esperaban obtener por fin las pruebas que permitieran corroborar las afirmaciones del fiscal general. No fue así. Con Engstrom muerto hace diez años, Suecia parece condenada a seguir atrapada por todas las especulaciones que la desvelan desde hace 34 años.
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