Venecia sufre un éxodo que la dejaría vacía en 20 años
ROMA.– ¿Muerte en Venecia? Casi. La ciudad de la laguna y las góndolas se está quedando sin oxígeno. Pero no porque las aguas altas la están hundiendo –ése es otro problema–, sino porque se está despoblando en forma alarmante.
Si bien, por un lado, aumenta vertiginosamente la legión de turistas que diariamente pisa sus fascinantes callecitas y puentes y navega por sus canales, por otro, los venecianos abandonan cada vez más el centro histórico de su ciudad, en un éxodo dramático.
Venecia pierde casi un habitante por día, reveló recientemente el diario La Repubblica, que destacó que el viejo problema del despoblamiento, comenzado hace varias décadas, está alcanzando niveles apocalípticos.
La ex "república marinara", que en 1400, su época de esplendor, tenía 200.000 habitantes, que en 1930 aún tenía 160.000 y que en 1966 tenía 121.000, ha descendido brutalmente a la mitad. En 2009, ha llegado al "umbral psicológico" de los 60.000 residentes en el centro histórico, el número más bajo de toda su historia, considerado la cuota mínima vital para que un núcleo urbano pueda ser denominado ciudad.
Si la fuga de residentes sigue con este ritmo, los demógrafos prevén que en 2030 Venecia ya no tendrá habitantes, sino sólo hordas de turistas. Así se convertirá en una suerte de Disney World, una pesadilla que algunos creen estar viviendo ahora. Se estima que cada año pisan Venecia unos 20 millones de turistas, cantidad que en 20 años podría duplicarse, según los expertos.
¿Cuál es el motivo del dramático despoblamiento? Los precios elevadísimos de las casas –edificios viejos que tienen costos muy altos de mantenimiento– y el enorme flujo de turistas que hace que sea más rentable convertir un departamento en un bed and breakfast.
Los venecianos no soportan que los vaporetti viajen siempre llenos, o que tradicionales almacenes, verdulerías, carnicerías o panaderías del corazón de la ciudad hayan debido cerrar sus persianas para convertirse en elegantes boutiques. En los últimos años, de hecho, 706 casas del centro se han vaciado para transformarse en albergues, restaurantes o bares.
Además, los alquileres son carísimos, y encontrar un trabajo es casi imposible, por lo que a la mayoría de los jóvenes sólo les queda emigrar. "Me hubiera encantado quedarme viviendo en la ciudad donde nací, pero ahí no tenía ningún futuro", explica a La Nacion Aldo Salvetti, un músico veneciano de 40 años que vive y trabaja en Oporto, Portugal.
El éxodo se refleja en otras cifras preocupantes, que indican que el 25% de la población veneciana tiene más de 64 años y los jóvenes, con edad inferior a 29 años, son solamente el 23%. La alarma por el creciente despoblamiento se ve en la farmacia Morelli, de San Bartolomio, a los pies del puente de Rialto. Desde el 21 de marzo de 2008 funciona allí un reloj que va contando la caída de habitantes del centro histórico: ahora son 60.052.
Fueron los miembros de la red social ciudadana www.venessia.com quienes tuvieron la idea de poner el reloj que marca el tiempo que le queda a su ilustre y agonizante ciudad. Y ya tienen pensado organizar un funeral para el día en que Venecia caiga por debajo del "umbral psicológico" de los 60.000 habitantes. Para entonces, se prevé una ceremonia solemne, con ataúd y cortejo fúnebre para el "estimado y fallecido habitante veneciano".
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