Ambiente de excitación y ruido en un show de magia
Criss Angel, mago y showman, logra los trucos más difíciles frente a una platea dispuesta a creer en la fantasía
No es fácil catalogar un espectáculo como Mindfreak Live! En principio, queda claro que este energético show de una hora y media está fundamentalmente destinado a estimular los sentidos de la audiencia. Hay que sentir, más que pensar. Y en ese plan no ahorra efectismos, bullicio ni despliegue técnico. Criss Angel, su singular protagonista, es todo un personaje: nacido en Nueva York hace 49 años, luce un estado físico envidiable, tiene un look gótico muy similar al de Marilyn Manson y no para de arengar a una platea que responde con un nivel de excitación parecido al de esta estrella deliberadamente trash que engulle hojitas de afeitar, se cuelga cabeza abajo a la manera de una media res, esquiva espadas afiladas "con el poder de la mente" y corta a una de sus esculturales ayudantes en dos partes, todos trucos que provocan el delirio de un público completamente entregado al juego, aun cuando en la función del jueves los problemas técnicos con una enorme pantalla dispuesta en el escenario pusieron en jaque un par de veces la fluidez que pretende este mago, escapista e ilusionista que creció artísticamente en Las Vegas. En esa ciudad de cartón pintado -marco ideal para un artista popular de este estilo-, Angel hizo cerca de 3000 funciones de Believe!, antecesor de este Mindfreak que replica el título de la exitosa serie de televisión emitida por la señal de cable A&E que batió récords con más de 100 millones de espectadores en cada una de sus seis temporadas.
Buenos Aires fue la ciudad elegida para iniciar el tour inicial de Mindfreak, y Angel lo justificó repitiendo el conocido sermón del "mejor público del mundo", otra maniobra de ilusionismo. En la hora y media que dura este espectáculo, cuyas entradas cuestan entre 800 y 2600 pesos, hubo luces coloridas, sonidos potentes y rockeros (con un guitarrista adicto a la distorsión a un costado del escenario, incluso), explosiones, fuego y papel picado, un marco alineado con los shocks de adrenalina que son un argumento central en la propuesta de Angel.
A lo largo de su ya extensa carrera, este showman de la agitación constante, que no hace mucho se desmayó durante un show en Las Vegas y tuvo que ser hospitalizado, arriesgó su vida permitiendo que un camión enorme le pase por encima, sumergiéndose un día entero en un estanque de agua y colgándose de un helicóptero con ganchos clavados en la espalda. No está del todo claro si su performance puede catalogarse taxativamente como "magia". En Mindfreak, además de la dependencia de un desarrollado dispositivo técnico, hay ratitos de humor pedestre protagonizados casi siempre por un asistente español que oficia de traductor sin mucha eficacia, breves números de acrobacia, un gran apego a un tipo de maquillaje digno de los films de Tim Burton y sobre todo ruido, mucho ruido. Criss Angel se dirige a sus fans a los gritos. Les pregunta si están listos para ver lo que verán en unos segundos y casi todos responden a la altura de las circunstancias, como si estuvieran frente a un pastor electrónico pasado de rosca.
"Es aterrador, es seductor, es alucinante, es reconfortante", dice el propio Angel sobre su freak show. Y nos exige, para no contradecirlo, un grado de credibilidad parecido al que se necesita para darles crédito a sus pirotécnicos trucos.
Más leídas de Espectáculos
Sorpresiva actitud. Juli Poggio debutó en la mesa de Mirtha Legrand y una frase descolocó a todos
Emocionante. El ritual de Juana Viale al cruzar la línea del Ecuador: “Un trago para Neptuno”
En el Movistar Arena. Tan Biónica anuncia una “última noche mágica” intimista: cuándo salen a la venta las entradas