Benicio del Toro: una máquina lista para matar
En "La cacería", que se estrenará pasado mañana, el actor interpreta a un soldado traumatizado tras su participación en Kosovo
NUEVA YORK.- Benicio del Toro habla poco. Su medio de expresión son los gestos; un millón de ellos por minuto. Juega con sus profundos ojos verdes poniendo cara de malo y al instante siguiente vendiendo imagen de tipo sensible.
"Soy un payaso, siempre lo fui", reconoce durante una entrevista con LA NACION este actor puertorriqueño que de chico entretenía a su mamá enferma actuando delante de la cama donde ella murió de hepatitis cuando él tenía 9 años.
Mucho pasó desde entonces. Su padre, abogado, se mudó con él y sus dos hermanos a una granja en Pennsylvania, Estados Unidos. Benicio estudió Negocios y pensó en convertirse en jugador profesional de basquet antes de decidirse por entrar al estudio de actuación de la legendaria Stella Adler, en Los Angeles. Los comienzos no fueron fáciles; actuó en varias series de televisión ("División Miami" la más recordada), hizo de villano en la película de James Bond "Licencia para matar" (1989) y participó en el video "La isla bonita", de Madonna. Después vinieron varios films que le hicieron cobrar fuerza en el mundo del cine independiente: "The indian runner" (1991), de Sean Penn; "Huevos de oro" (1993), de Bigas Luna; "Basquiat" (1996), de Julian Schnabel; y "El funeral" (1996), de Abel Ferrara.
Pero el público en general lo conoció a través de "Los sospechosos de siempre" (1995), "Snatch" (2000), y sobre todo gracias a su interpretación del policía antinarcóticos Javier Rodríguez en "Traffic" (2000), de Steven Soderbergh, con la cual ganó un Oscar como mejor actor secundario.
Hoy, a los 36 años, se dice todavía tímido. Durante la charla en un salón del Essex House Hotel, nervioso, no deja de jugar con el encendedor Zippo que tiene en su mano izquierda, mientras con la otra sostiene un cigarrillo tras otro. Está promocionando "La cacería", la última película del afamado director William Friedkin ("Contacto en Francia"), en la que interpreta a Aaron Hallan, un soldado de las fuerzas especiales norteamericanas que regresa traumado de su participación en Kosovo y se le da por practicar ecología matando a los cazadores que se adentran en el bosque donde vive.
Para cazar a esta nueva versión de Rambo, el FBI llama a su ex maestro, el teniente Bonham, personificado por Tommy Lee Jones, que vuelve a un papel muy similar al que hizo en "El fugitivo", y que Hollywood no se cansa de repetir. Para fortuna de Del Toro, Aaron Hallan es un hombre hosco, reservado, sombrío y de pocas palabras, en el que el actor puertorriqueño se puede sentir cómodo con sus gestos y manerismos.
De pelo semilargo, muy canoso y con varios kilos menos, Benicio del Toro parece hoy sin embargo estar a años luz del corpulento Hallan. Tiene el rostro muy blanco, casi demacrado y varios tatuajes falsos en el cuerpo, su "traje" para la película que está rodando ahora, "21 gramos", dirigida por Alejandro González Iñárritu, el de "Amores perros". Pese a estar bajo las órdenes de un mexicano y de haber trabajado en español en "Traffic", Del Toro prefiere que la entrevista se haga en inglés; se siente más cómodo, dice.
-¿Qué te hizo elegir "La cacería"?
-Elegí el papel por Friedkin; sus películas "Contacto en Francia" y "El exorcista", me parecen clásicos. Cuando me llamó y me dijo que Tommy Lee Jones trabajaría también, no lo dudé.
-¿Por qué tantos de tus papeles tienen que ver con el mundo de las drogas, como en "Pánico y locura en Las Vegas", "Traffic", "Basquiat" y en la próxima, "21 gramos"?
-No es ningún interés en especial, soy un actor, estoy a merced de un libreto y de un director. Y si alguien viene y me ofrece un buen papel no me fijo si es de un drogadicto o un policía antinarcóticos. No pienso "uy, mejor espero a que venga el papel del abogado"; podría esperar durante mucho tiempo. Como actor estás limitado a lo que te ofrecen, y lo malo es que si te ven en alguna película relacionada con las drogas te siguen llamando para ese tipo de papeles. Ahora tengo más peso y puedo generar algo de mi parte y tener más control sobre el destino de mi carrera. Por otra parte, todos los personajes que he hecho, sobre todo los relacionados con las drogas, me han parecido interesantes por ser hombres complicados; me gusta lo complicado. No sé, tal vez venga de mi niñez, de ver a actores como Gregory Peck o Robert Mitchum en "Cabo de miedo"; creo que ambos personajes eran complicados a su manera. Y cuando era chico también me gustaban mucho las películas de monstruos, como "Drácula", y las drogas, creo, pueden hacer de una persona un monstruo.
-¿Es cierto que vas a hacer del Che Guevara?
-Sí, estamos arreglando el libreto, esperamos tenerlo listo para este año. Estoy trabajando en eso con Steven Soderbergh y Laura Bickford, el director y la productora de "Traffic".
-¿Qué parte de su vida sería?
-Nos concentraríamos en su vida como escritor y toda su formación. La idea no es entrar de lleno en la parte cubana, pero tiene que estar. Es una historia difícil de contar, es casi épica, como "La guerra y la paz".
-¿Has estado en la Argentina?
-No, no he estado ahí; tal vez vaya pronto. Pero estoy leyendo las cosas que el Che escribió en español de su vida en la Argentina, además de sus viajes y sus experiencias en Africa.
-¿Te molesta que se diga que eres el próximo Marlon Brando?
-No, todo actor alguna vez piensa en Marlon Brando. Es como cualquier cantante, que eventualmente va a pensar en Elvis Presley o los Beatles, es inevitable. Y Marlon Brando es como el Picasso de la actuación.
-En "La cacería" hacés de un soldado entrenado para matar, una verdadera máquina de guerra. ¿Qué piensas de la guerra contra Irak?
-Yo no creo que la guerra sea la solución a nada, debería ser el último, último recurso. Pero no sé mucho de esta guerra como para hablar, sólo sé lo que veo en los medios.
-¿No sabes porque no has tenido tiempo de seguir las noticias o porque no crees que lo que te dicen los medios norteamericanos sean toda la historia?
-No, sigo las noticias, pero no soy un experto. No sé la historia de Afganistán ni de Irak. Sé que hubo unos actos terroristas aquí y que ha estado pasando en Europa y en otros lugares desde hace tiempo. Lo que sí, no estoy seguro de que las armas que se utilizan sean tan precisas como se dice.
-¿Qué te cambió en tu vida haber ganado un Oscar?
-El aspecto económico; ahora recibo muchas más ofertas de trabajo. Y antes, en algunas películas, hacía comentarios o sugerencias y nadie me prestaba atención. Ahora, si digo que tengo una idea se sientan y me escuchan atentamente.
-¿Y no te persiguen más los paparazzi o las mujeres?
-Las mujeres me han perseguido toda la vida. Lástima que no son las que me gustaría...
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