El hombre de la cámara
Eliseo Subiela rodó con una cámara fotográfica su último film, Paisajes devorados –que se estrenará mañana – y convocó a otro cineasta, el legendario Fernando Birri, para protagonizarlo
Un enigmático cineasta de los años 60, al que tres estudiantes descubren refugiado en el hospital Borda, es el protagonista de Paisajes devorados, la nueva película de Eliseo Subiela, que se estrenará mañana, en el Malba y en el Espacio Incaa Km 0 (ex Gaumont). Llega acompañada de un libro (ver recuadro), en el que el misterioso personaje del film, un tal Rémoro Barroso, vuelca sus pensamientos en dibujos de líneas simples, mientras reflexiona que "hacer cine es la posibilidad de saltar el muro y echar a correr". Otro director le pone la voz y el cuerpo a Barroso: nada menos que Fernando Birri, figura clave del cine latinoamericano, devenido en protagonista de Paisajes devorados. ¿Ficción o realidad? "Quién sabe", juega Eliseo Subiela. Y dobla la apuesta: "La estética de Paisajes devorados es la de un documental, supuestamente realizado por tres jóvenes que llevan adelante la investigación sobre este hombre que dice ser director de cine".
"Estoy contento con todo el proyecto. Estuve hace poco en Brasil con la película y gustó mucho a la gente joven. Y el libro es algo muy nuevo para mí. No tengo distribuidor. Lo estoy llevando a las librerías personalmente y es toda una experiencia", cuenta Subiela, en diálogo con la nacion, respecto del doble lanzamiento artístico.
-¿Cuál fue el disparador del film?
-La pregunta que vengo haciéndome en algún momento del rodaje de mis últimas películas: si yo me volviera loco durante la filmación, ¿cuándo se daría cuenta el equipo? ¿Cuándo dejaría de pensar que se trata de un director muy "personal", curioso, caprichoso, para descubrir que, simplemente, se trata de alguien que ha perdido el juicio?
-¿Y del libro?
-La idea del libro surgió durante la escritura del guión del film. El protagonista escribía en un cuaderno pensamientos, reflexiones, y hacía dibujos, y ese cuaderno termina entregándoselo a los tres jóvenes como legado. Ahí se me ocurrió la idea de ampliar la narración de la historia y llevarla a otro medio. Quizá sea también una primera incursión pública en la literatura, parapetado en un heterónimo llamado Rémoro Barroso.
-¿Cómo definís al protagonista de Paisajes devorados ?
-Es un director de cine que se quebró. Rémoro Barroso bordea abismos que cualquier director de cine puede reconocer.
-¿Pensaste desde un principio en Birri para el protagónico?
-Le di bastantes vueltas al tema. Porque sabía que necesitaba mucho despliegue actoral. Pero no quería un actor, un rostro conocido. Hasta que nos cruzamos en la Universidad de Stanford, adonde nos habían invitado a dictar unos cursos. Ahí me cayó la ficha: "Es Birri". Pero él vive en Roma. No teníamos un mango para la producción. Igual, dije: "Le mando un mail, a ver si me contesta". Sorpresa: al día siguiente me respondió. Estaba en Santa Fe haciendo su film El Fausto criollo . El segundo desafío fue viajar a Santa Fe y convencerlo de que viniera a Buenos Aires. Y después meterlo diez días en el Borda. Fue el actor más obediente que he tenido. Yo quería que improvisara, pero él dijo: "No, los textos son demasiado bellos, y los voy a decir tal como están". Además, se ganó al equipo técnico de la película, todos jóvenes estudiantes y egresados de mi escuela de cine.
-¿Cómo reaccionaban ante un emblema del cine como Birri?
-Al principio estaban sorprendidos. Pocos sabían quién era. Venían y me decían: "Está más loco que el personaje: dice que trabajó con Vittorio De Sica". Y yo les respondía: "No está loco: ¡fue asistente de dirección de De Sica!". Terminaron amándolo.
-¿Toda la película se filmó con una cámara fotográfica?
Sí, con una Canon. En principio, porque no tenía dinero. Además, quería experimentar. Esas cámaras ahora son muy conocidas entre la gente de cine. Pero en ese entonces, hace tres años, acababan de aparecer. Yo había terminado Rehén de ilusiones , cuya protagonista andaba todo el tiempo con una cámara. Y dije: "Voy a ver si me ayudan en el lanzamiento de la película". Pero como la habíamos filmado con una cámara Sony, me dijeron que si tenía otro proyecto, colaboraban encantados. Y ahí hice la gran Leonardo Favio, lo que me había enseñado él: "Cuando te pregunten si tenés otro proyecto, vos contestá ¡sí, claro!". Yo no tenía nada. Pero dije que sí. Después apareció la idea de escribir el guión de Paisajes?
-¿Qué te dejó la experiencia de dirigir a un colega?
-Es fascinante. Birri es un actor en la vida, un pícaro, un ser poético, entrañable, un hombre de cine enriquecido por el tiempo. Hacia el final de la película, hay un larguísimo primer plano que refleja su expresión mientras ve sobre una pared blanca una película que sólo él ve. Yo no estaba seguro de que el plano soportara esa duración sin resultar monótono. Cuando rodamos esa escena, intercambiamos muy pocas palabras. Yo solo le recordé lo que estaba escrito en el guión: "Rémoro está viendo una película que nadie más ve". Le dije: "Quiero intentar verla en tu rostro. Sé que es muy difícil". Me respondió: "Yo sé que película voy a ver. Fijate". Lo que siguió fue una larguísima toma [más extensa que la incluida en el montaje final] que me emocionó hasta las lágrimas. Aún abreviada en la versión final, cada vez que la veo me emociona. Y me emociona el recuerdo de cuando después de gritar: "¡Corte!", le pregunté qué película había visto. Birri me dijo que era Milagro en Milán , de Vittorio de Sica.
Reflexiones de un cineasta demente
Subiela recopiló textos y dibujos de su personaje
Paisajes devorados: el cuaderno de Rémoro Barroso. Reflexiones de un director de cine loco es el título que se lee en la tapa del volumen, pero en tipografía pequeña se señala: "Recopilado por Eliseo Subiela". En la dedicatoria de la primera página, el juego de relaciones entre ficción y realidad continúa: "A Eliseo Demófilo Subiela Barroso. Pariente de Rémoro por parte de padre". El director de Paisajes devorados dice sonriente: "Y, es una pista. Está muy difusa la frontera entre Rémoro, Birri y Subiela".Fotografías, reflexiones, delirios, dibujos y poemas se alternan en las 248 páginas del libro. "La idea era que el proyecto fuera una película y un libro -apunta Subiela-. No se sabe qué es primero: si para entender el libro tenés que ver la película, o viceversa. Son complementarios. Pero funcionan independientemente."La sonrisa pícara de Subiela vuelve cuando se le pregunta quién es el autor de los dibujos: "Son míos -suelta divertido-. Birri pinta y también dibuja. Pero yo me di el gusto de sacar a la luz cosas, imitándolo a Birri. Porque sigo sus pasos, en esto de que uno no sólo es un cineasta. Birri expuso sus obras. Es muy libre. No tiene ningún prurito. Yo sí, soy mucho más tímido. Pero bueno, por eso digo que lo estoy imitando".
Temas
Más leídas de Cine
Desafiantes. Potente, ingeniosa y con una fuerte carga erótica, demuestra que vale todo en el amor y el tenis
Con Bill Skarsgaard. Contra todos: un relato de venganza, consumo irónico y extrema violencia para los fanáticos de los videojuegos
Spy x Family Código: Blanco. Una sólida propuesta que hace de la construcción de una familia una fuente de aventuras