Estreno argentino casi de incógnito
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"Te besaré mañana" (Argentina/2001). Guión y dirección: Diego Musiak. Con Mara Bestelli, Claudio Santiorelli, Juan Palomino, Lucas Montana y otros. Fotografía: Carlos Torlaschi. Música: Willy Suchar. Duración: 77 minutos. Sólo apta para mayores de 13 años, con reservas.
Nuestra opinión: mala.
¿Qué explicación tiene estrenar un film sobre el que sus responsables no entregan al periodismo ni la más mínima gacetilla informativa ni una foto? ¿Cuál es el motivo por el cual muy escondidamente el complejo Tita Merello presenta esta película argentina? ¿No hay, detrás de todo esto, un desprecio hacia el público que, más allá de los méritos o deméritos de la producción, merece estar enterado de que una nueva película argentina llega a las pantallas?
Desde ya, estrenar en condiciones tan escondidas en la semana previa a las elecciones puede dar una idea aproximada de la calidad de "Te besaré mañana", tercer largometraje de Diego Musiak, realizador que en sus anteriores obras -"Fotos del alma" (1995) e "Historias clandestinas en La Habana" (1996)- había dado muestras de cierto aliento imaginativo y de no poca preocupación estética. "Te besaré mañana" es, pues, un grave tropezón en la breve trayectoria del joven cineasta. Referirse a su guión es enunciar que se trata de una historia urbana de codicia y de sexo, con varios triángulos pasionales entre Margarita, una madre soltera; Alejandro, su verdadero amor; Cristian, un travesti, y Miki, el padre del hijo de Margarita. Con este entramado y estos personajes -todos ellos sin carnadura dramática y bordeando el desatino- Musiak hilvanó el relato que anda y desanda por la monotonía, se introduce en diálogos pretenciosos y procura detenerse en un clima tempestuoso que hace todo lo posible para impresionar, con audacias sin sentido y argucias repetidas a un público que, con contenida sonrisa, soportará estoicamente esta muestra de un cine argentino que ya, a estas alturas, debe guardarse en el baúl de las cosas olvidadas.
El elenco, cuyos nombres también merecen el piadoso manto de la omisión, y los descuidados rubros técnicos, unieron flaquezas para este film que -se explica, en parte- quiso pasar tan de incógnito en su presentación en sociedad.





