Julie Christie: "Casi todo el mundo ha olvidado quién soy"

LONDRES ( The New York Times ).- Para los espectadores que morían por Julie Christie en la década del 60 (y eran legiones), ella será siempre la rubia de cabello alborotado y sonrisa deslumbrante que iluminó la pantalla en Darling , Doctor Zhivago y Lejos del mundanal ruido .

Hoy no tienen por qué sentirse desilusionados. En su nuevo film, Lejos de ella , Christie sigue siendo una rubia de cabello alborotado y sonrisa deslumbrante. Pero sí, al igual que sus admiradores, ella también ha cambiado. A los 66 años, la fama ya no la atrae. Ni siquiera está muy interesada en la legendaria Julie Christie. "No tengo ninguna relación con esa persona -dijo durante el almuerzo en un pub cerca de su casa, en el East End-. Esa persona ha desaparecido."

De hecho, desde que esa persona desapareció -según sus propios cálculos, en algún momento a fines de la década del 70-, Christie se convirtió en una actriz reticente, eligiendo causas políticas antes que a la industria del espectáculo, rechazando más roles cinematográficos que los que ha aceptado, prefiriendo la tranquilidad de su vida rural en Gales al estrés y la competencia de egos típicos de los sets de filmación. "No me gusta mucho ese mundo -dijo-. Siento que debería disculparme, porque sé que lo que digo suena remilgado y desagradecido. Por supuesto, ese mundo me dio muchas cosas y me alegra que mi vida haya sido como fue. Pero no puedo evitarlo: me deja un gusto desagradable en la boca."

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La mujer que decía no

No resulta sorprendente entonces que haya dado trabajo convencerla de que protagonizara Lejos de ella , el primer film dirigido por la joven actriz canadiense Sarah Polley. El último papel importante de Christie fue en Una luz en la oscuridad , hace más de una década. Desde entonces, dijo la actriz, sólo ha hecho apariciones pequeñas "para pagar los arreglos del tejado de mi casa".

Polley, de 28 años, tenía en mente a Christie cuando adaptó para la pantalla el cuento de Alice Munro "The Bear Came Over the Mountain" y estaba decidida a contar con ella para su film. "Sabía que recibiría unos cuantos «no» antes de conseguir un sí. Y esperaba que ese sí llegara finalmente", dijo Polley.

Y llegó, pero no porque Christie hubiera cambiado de opinión sobre la industria del cine, sino porque conoció a Polley en 2000, cuando ambas filmaban No Such Thing , de Hal Hartley, donde Polley tenía el rol protagónico y Christie, un pequeño papel.

"Me enamoré totalmente de ella -recordó Christie-. Por supuesto, cuando me envió este guión le dije que no. Pero ella siguió insistiendo. Dijo que se sentía como una acosadora. Finalmente pensé que si no lo hacía perdería la oportunidad de estar con ella en su primer largometraje como directora."

Y ahora no se arrepiente. En cierto aspecto, Lejos de ella es un film sobre el Alzheimer. La Fiona de Christie es una bella mujer de poco más de 60 años gradualmente consumida por la enfermedad, mientras su esposo de muchos años, Grant (interpretado por Gordon Pinsent), acepta con reticencia que deba ser hospitalizada. Durante las primera etapas de su declinación, Fiona también es consciente de su enfermedad, y en un momento señala conmovedoramente: "Creo que estoy empezando a desaparecer".

Sin embargo, tal como Polley concibió el film, es también un retrato, en sus propias palabras, "de cómo se ve un matrimonio después de que se ha apilado mucha vida sobre él", algo que le interesa, dijo, porque ella misma se encuentra "iniciando un matrimonio". A medida que Fiona va perdiendo la cabeza, emergen a la superficie recuerdos que había sepultado mucho antes, y eso enfrenta incómodamente a Grant con su propio pasado.

En el hospital, Fiona comienza una relación con otro paciente, Aubrey (Michael Murphy), poniendo aún más a prueba el amor de Grant y de la esposa de Aubrey (Olympia Dukakis) por sus respectivos cónyuges.

Christie señaló que, aunque sus padres no padecieron Alzheimer, fue testigo de los efectos de la enfermedad en padres de amigos y en algunos de sus propios amigos, incluyendo una anciana de 90 años que simplemente "se perdió". Recordó con tristeza: "Dejé de ser importante para ella, dejé de ser para ella".

Entonces, ¿le teme al Alzheimer? "No, no me preocupa demasiado -dijo-. Sinceramente, me preocupa mucho más lo que le está ocurriendo a otra gente en el resto del mundo que lo que pueda ocurrirme a mí."

Pero, agregó riéndose, no siempre fue así: "He estado releyendo cartas que le escribí a una amiga en la década del 60 y parezco una persona espantosa. Sólo hablo de muchachos y de fiestas y de música. Se lo comenté a mi amiga. «Sí -me dijo-, en esa época yo pensaba que eras muy superficial y hueca». Así que era superficial y hueca, pero después ocurrió algo", señaló.

La gente del resto del mundo

Al revisar su vida, el descubrimiento de "la gente del resto del mundo", dijo, y específicamente su descubrimiento de la política en la década del 70, reforzado más tarde por su pareja de mucho tiempo, el periodista Duncan Campbell, fue lo que la impulsó a repensar su carrera. Y fue entonces cuando empezó a ver que en la industria del cine estaba "rodeada de todas las cosas que más aborrecía en la vida, el consumismo, la publicidad, la celebridad y la falsa imagen".

Sin embargo, en ese momento todavía tenía que adaptarse al proceso de maduración o, más bien, de hacerse mayor. "Todas las mujeres advierten el momento en que los hombres dejan de mirarlas. Es algo muy común: una ya no atrae esa instantánea atención masculina. En realidad, nunca supe disfrutar de la belleza, sino que adopté la forma de una arrogancia inconsciente, de esperar cosas, todo ello mezclado con la celebridad", observó.

"Después, una empieza a enfrentarlo -prosiguió-. En la década del 70, me sorprendía que se hablara de mí como un símbolo sexual de la década del 60. Yo no era esa persona, yo no era una muñeca del pasado. Tuve que aprender a reconciliarme con eso. Es raro y es tonto, es ridículo haberle pedido tanto a la fama. Después el asunto se convierte en parte interesante de la vida que una vive ahora, sabiendo que se aproxima al final." Tal vez, pero a juzgar por su energía, su ánimo y su apariencia, el final no parece estar muy próximo.

Polley, sin dudas, estaría de acuerdo. "Jamás he conocido a nadie tan absolutamente comprometida con todo el mundo y tan esencialmente curiosa por el mundo que la rodea", dijo la actriz y ahora realizadora. "Una de mis motivaciones más intensas para hacer este film fue que Julie encarnara a Fiona. No podía dejar de imaginármela en ese rol", agregó.

Para Christie, por su parte, Lejos de ella puede ser su último papel protagónico, a menos que vuelva a ser atraída a la pantalla grande por un nuevo rol. Pero en cualquier caso, parece estar en paz consigo misma, muy lejos de la sombra de la Julie Christie de antaño. "Si no hago películas, nadie va a escribir sobre mí -dijo-. Y, de todos modos, casi todo el mundo se ha olvidado de quién soy. Mi vida no sufre interrupciones, porque soy más o menos anónima."

Y sin embargo, si la sola mención del nombre de Christie suscita suspiros de sus admiradores, es también porque la chica soñada de los años 60 aún está viva.

Una avalancha de premios en su camino al Oscar

Gracias a Lejos de ella , Julie Christie es la gran favorita para conquistar este año el Oscar a la mejor actriz protagónica, galardón que ya conquistó en 1965 por Darling , de John Schlesinger. Comparte esta vez la lista de nominados con Cate Blanchett ( Elizabeth, la era de oro ), Laura Linney ( The Savages ), Marion Cotillard ( La vie en rose ) y Ellen Page ( La joven vida de Juno ).

Christie llega a las vísperas del Oscar -se entregarán el próximo domingo- con el respaldo de una impresionante cantidad de reconocimientos obtenidos en los últimos tiempos.

Hasta aquí, la actriz obtuvo el Globo de Oro y los premios del Sindicato de Actores, National Board of Review, Broadcast Film Critics Association, National Society of Film Critics y del círculo de críticos de Nueva York, Ohio, Phoenix, San Diego, San Francisco y Washington.