Museo del Cine: 30 años bien cumplidos
El Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken cumplirá pasado mañana treinta años de existencia. Tres décadas sin duda fértiles para custodiar el patrimonio de nuestro séptimo arte. En su actual emplazamiento de Defensa 1220 no falta nada para echar una mirada retrospectiva en torno de los más nostálgico y de lo más actual de una cinematografía que, entre caídas y resurgimientos, llegó hasta hoy con el aval del talento y del esfuerzo de todos sus hacedores.
La creación del Museo del Cine nació a partir de una carta de Jacinta Raquel Sánchez Vincente de Ducrós Hicken, que envió el 21 de agosto de 1969, desde Mar del Plata, al ex intendente municipal Manuel Iricíbar. En ella expresaba su deseo de donar la colección cinematográfica de su esposo, Pablo C. Ducrós Hicken, fallecido ese año, e integrada por proyectores, cámaras enrolladoras de films, cartas autógrafas y fotografías autografiadas por Augusto y Luis Lumiére, León Gaumont, Cecil B. de Mille, Mario Gallo y Charles Pathé. En 1971 se aceptó esta donación, y el nuevo organismo tendría como funciones exhibir, acrecentar y conservar los objetos que forman su patrimonio, proponer la adquisición de piezas que incrementen su colección, difundir el conocimiento del material coleccionado, realizar muestras y actos culturales y de divulgación programados en el plan municipal de cultura para el museo, realizar trabajos de investigación sobre la especialidad y organizar cursos y conferencias para su divulgación.
Con estas bases, el Museo del Cine comenzó su labor el 1° de octubre de 1971, y su asiento original fue en el cuarto piso del Centro Cultural General San Martín. En 1978 el organismo comenzó un largo peregrinaje. Ancló en una cavernosa trastienda del ex Instituto Di Tella, en Florida 936, fue mudado al ex asilo Viamonte, en Junín 1930, luego pasó a una escuela desactivada del barrio del Once para, finalmente, establecerse en Defensa 1220.
El recientemente fallecido crítico e investigador Jorge Miguel Couselo fue el primer director del Museo del Cine, hasta 1976. Lo sucedió el crítico Rolando Fustiñana (Roland), que ejerció sus funciones hasta 1981, y luego se hizo cargo de su dirección en forma interina María Inés Solar. Entre 1981 y 1996 el museo estuvo a cargo de Guillermo Fernández Jurado, al que lo siguió interinamente, hasta mayo de 1997, Jorge Oliva. En mayo de 1997 se hizo cargo de esas funciones José María Poirier-Lalanne, hasta el año último, para de inmediato asumir esa función David Blaustein.
Los tropezones no fueron caídas para el Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken. Como nuestra pantalla, siempre resurgió de sus cenizas. Como un Ave Fénix redivivo.
Blaustein, el actual director, no es precisamente un novato en la materia. Fue productor, director, docente, estudió en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de México, país en el que tuvo que exiliarse en 1977, y transitó por todas las etapas del quehacer de la pantalla grande. En 1994, y con "Cazadores de utopías", el único documental que reconstruye testimonios de ex militantes montoneros, comienza su labor como realizador de largometrajes.
Ahora aporta toda su sapiencia a "una obra que, como ésta -dice-, necesita de la devoción por nuestro séptimo arte".
La entidad depende de la Secretaría de Cultura de la Nación "y se sostiene -puntualiza Blaustein- con un presupuesto anual de 200.000 pesos, de los cuales un 70 por ciento se destina a los sueldos del personal. Felizmente contamos con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, de la empresa Kodak, de los laboratorios Cinecolor y Stagnaro, de diversos distribuidores y exhibidores y, fundamentalmente, de la gente anónima que dona elementos para acrecentar el patrimonio del museo".
-¿De qué manera se dispone a festejar el museo estos treinta años de vida?
-Estamos preparando varios actos. Para comenzar, en exacta coincidencia con su aniversario, se inaugurará "70-80-90, cine: un museo en movimiento", una exposición que mostrará estas tres décadas del cine argentino, así como también piezas destacadas de la colección permanente del museo. Entre ellas, guiones, cámaras, vestuario y diversos elementos de utilería. La muestra abarcará la totalidad del espacio físico del edificio. Además, junto a esta exposición se presentará la reedición del libro "El Negro Ferreyra: un cine por instinto", de Jorge Miguel Couselo, y el quinto número de nuestra revista La Mirada Cautiva, cuyo fin es la difusión de la investigación y reflexión sobre el cine.
Blaustein señala que, además, y como broche de oro, el 30 de octubre volverá la tradicional "Noche del Cine Argentino", en la que se entregarán réplicas de la primitiva cámara Pathé a distinguidas personalidades cinematográficas. El acto tendrá lugar en el Teatro Presidente Alvear y será televisado por Canal 7.
Proyectos y realidades
Acerca de los planes futuros respecto del funcionamiento del museo, su director apunta: "Nuestra labor es retroalimentarnos constantemente, y para ello reformaremos este edificio, ya que es necesario que nuestro patrimonio no se deteriore. Creo que a principios del año próximo podremos comenzar las obras arquitectónicas que ofrecerán más comodidades a los estudiosos que visitan el museo y salvaguardaremos con mayor celo las películas y todos los elementos que están bajo nuestra custodia. No es fácil, en tiempos de crisis, trabajar por la cultura. Pero el cine argentino merece esto y mucho más. Estamos aquí no para ocupar un cargo burocrático, sino para seguir siempre adelante con nuestra entrañable relación con el cine argentino".
-¿Continuarán los ciclos de films argentinos?
-Esos ciclos son ya tradicionales. Desde el miércoles hasta el 30 de diciembre se desarrollará, los miércoles y los domingos, a las 16, una muestra con los títulos más representativos del cine argentino de los últimos treinta años. Estas proyecciones pusieron en evidencia que los interesados en presenciar estas películas son tanto los jóvenes como los mayores que, con entrada libre, se ponen en contacto con producciones nacionales casi inhallables en video o en TV.
En la sede del Museo del Cine todo es febril actividad. Se prepara la exposición, se decoran las paredes, se desempolvan viejos recuerdos almacenados en baúles, se desenrollan afiches que marcaron hitos en la cinematografía argentina. "El entusiasmo de todos los que están a mi lado -finaliza Blaustein- es contagioso, hermosamente contagioso. ¿Cómo, de otra manera, pueden hacerse las cosas que fijan en la memoria la historia de nuestra cinematografía?
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