
Subiela, en un fallido "thriller metafísico"
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"Las aventuras de Dios" (Argentina/2000). Dirección y guión: Eliseo Subiela. Con Pasta Dioguardi, Flor Sabatella, Daniel Freire, Sandra Sandrini y otros. Fotografía: Daniel Rodríguez Maseda. Música: Osvaldo Montes. Director de arte: Alfredo Iglesias. Presentada por Líder Film. Duración: 87 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: regular
La filmografía de Eliseo Subiela abreva desde sus inicios en diversos referentes literarios así como en el surrealismo y en una variedad de elementos metafóricos cada vez más insólitos y distanciadores. Su cine seduce a veces por su manera de interpretar sueños y utopías y se carga de poesía y de nostalgia, lo que les da a sus films un aire purificador que atrapa al público.
En "Las aventuras de Dios", al que el propio Subiela califica de "thriller metafísico", el realizador se propuso ir a fondo en esa intención de radiografiar al hombre inserto en un micromundo onírico al que no puede o no quiere renunciar, mucho más allá de sus esfuerzos cotidianos.
La trama se centra en un hombre y en una mujer atrapados dentro de lo que parece ser un sueño, o posiblemente el cielo, o quizás el infierno. La permanente escenografía es un gran hotel con amplia vista al mar. En sus laberínticos pasillos y en sus misteriosos cuartos todo es posible. Ambos, de distintas maneras, intentarán salir de ese sueño pero, como los personajes de Jean-Paul Sartre, se verán aferrados a inútiles intentos de libertad.
Arduo entramado
Los extraños habitantes del hotel pueden ser quienes los estén soñando. Y ese hombre y esa mujer comienzan a conocer algo parecido al amor en tanto que él, al borde de la paranoia, desata una serie de asesinatos y no recuerda nada de su pasado. Tiene la sensación de que en algún momento de su vida abrió una puerta equivocada que lo llevó a ese sombrío hotel donde todo es tan extraño, exasperante y, a veces, increíblemente sutil.
Si en "Hombre mirando al Sudeste", en "Ultimas imágenes del naufragio" o en las dos partes de "El lado oscuro del corazón" Eliseo Subiela se mantuvo aferrado a un imaginario con mucho de ternura y de solidez, en "Las aventuras de Dios" fuerza su imaginación. El resultado no es del todo satisfactorio, ya que si lo que presentaba en sus anteriores producciones podía ser interpretado de ciertas seductoras maneras, aquí cae en una pretenciosidad que anula todo intento de interés y de lógica.
El realizador, que rodó su obra en video digital para luego ampliarla a 35 milímetros, contó para su labor con un buen iluminador, con un inteligente director de arte y con un músico (Osvaldo Montes) que colocó acertadamente sus arpegios en este puzzle por momentos desconcertante.
El elenco, integrado por alumnos de la escuela de Subiela, está encabezado por Pasta Dioguardi, al que le costó bastante ubicarse en tan estrambótico personaje, y por Flor Sabatella, un rostro bello pero inexpresivo. Por momentos fugazmente, a veces con algo más de sustento, aparecen los conocidos rostros de Lorenzo Quinteros, José María Gutiérrez, María Concepción César, Mariana Arias, Lalo Mir y Ana María Giunta, aunque sus participaciones poco agregan al entramado de la historia.
Pero mucho más allá de los gustos y de la eficacia de los relatos, Subiela nos sigue preguntando desde su obra si se puede pensar en un cine nacional inimitable y apuesta, como pocos, a un lenguaje propio donde pueda expresarse reciclando lo ridículo y lo obvio como instrumentos estéticos de sus narraciones.



