Como dirían Igor y Charly, el buen compositor no imita, roba
Ningún músico (famoso) a lo largo de la historia ha estado exento de ser acusado de plagio. Si hasta Vicente López y Planes y Blas Parera fueron denunciados un par de años atrás por el plagio de una parte del Himno Nacional Argentino (1812), supuestamente tomado de la "Sonata Dos Pianos", que Wolfgang Amadeus Mozart compuso en 1781.
Al tratar de explicarlo, algunos teorizan sobre las melodías que "están en el aire" en determinada época, ya sea por cuestiones culturales o sociales, aquí, allá y en todas partes; otros buscan razones científicas utilizando un término como la criptomnesia, creado por el psicólogo suizo Theodore Flournoy, que hace referencia a la existencia de recuerdos ocultos en la conciencia (la persona no sabe que los tiene y no recuerda de dónde los obtuvo y por lo tanto cree que son originales) y que se popularizó cuando George Harrison fue diagnosticado con esta enfermedad, luego de ser acusado de plagio por el grupo The Chiffons tras el lanzamiento de su primer gran éxito como solista, "My Sweet Lord"; está también la casualidad, por supuesto; y hay quienes aceptan haber estado "inspirados por" o quienes sostienen con hidalguía que lo suyo se trató tan solo de "un homenaje".
A partir de los años 80, con la popularización del "sampleo", tanto en el hip hop como en la música electrónica, las disputas por plagio o uso indebido de partes de canciones de otros llevaron este tema a un nuevo estadio, que poco después parecía haberse resuelto con la correcta (y legal) transcripción en la información del disco de cada uno de los "samplers" (los créditos de un disco como Paul's Boutique, de Beastie Boys, tendrían que considerarse como un género literario en sí mismo y, por supuesto, una guía musical hecha por expertos).
Pero en esta era digital, con una discoteca virtual infinita al alcance de un clic, escapar del plagio (consciente o inconscientemente) parece una utopía para cualquier músico, especialmente en el universo pop, donde los éxitos se fabrican cada vez más siguiendo una ecuación matemática o atendiendo al pie de la letra el manual del hit ya probado.
"La música ya está hecha", aseguró alguna vez Charly García, y remató parafraseando a Igor Stravinsky, quien sostuvo que "un buen compositor no imita, roba": "Cuando le robás a uno, sos un mediocre, y cuando les robás a todos, sos un genio", concluyó entonces el músico argentino, que, con su ironía brutal, llegó a preconizar que Prince había compuesto "Purple Rain" robándole los acordes de "Canción para mi muerte". Say No More.
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