Esto no es pop: Jehnny Beth, una brasa ardiente del rock introspectivo
"Estoy desnuda todo el tiempo / me estoy quemando por dentro". Los versos que abren To love is to live, el disco debut de la carrera solista de la cantante de Savages, Jehnny Beth, son la síntesis perfecta de su salto artístico. Como se puede ver en la tapa que recuerda a Mechanical Animals, de Marilyn Manson, en To love is to live, Beth se desnuda. Y también se quema, por dentro y por fuera, incendiando sus propios límites y arrojándose a una pileta llena de lava.
Su nombre real es Camille Berthomier. Nació en la víspera de la Navidad de 1984 en Poitiers, Francia, en una casa de inevitable influencia artística. Sus padres eran directores de teatro y la pequeña Camille se crió entre bambalinas. "Mis padres me dejaban subir al escenario en los ensayos, ¡pero no podía entender por qué no me dejaban hacerlo cuando había público!", le contó a la revista Dazed & Confused en una entrevista de 2013, año en que las Savages, desde el corazón de Londres, le dieron un golpe al mentón a la escena indie con el sorprendente Silence Yourself, editado por Matador Records.
Camille tomó sus primeras clases de canto y piano a los 8 años y dio su primer concierto a los 10. Antes de ser Jehnny Beth, esa frontwoman que se monta en stilettos, boxea al aire y gruñe versos como una fiera que se escapó de su jaula, formó parte del dúo John & Jehn junto a su pareja Johnny Hostile, quien luego se convertiría además en el productor de Savages.
A Silence Yourself le siguió Adore Life (2016), una continuación de ese salvaje sonido postpunk con el que habían conquistado a la crítica. Sin embargo, después de la gira mundial que las llevó por los Estados Unidos, Europa y hasta a Japón para presentar su nuevo disco, las cuatro integrantes acordaron ponerle un freno a la banda "para enfocarse en otros proyectos", sin fecha de retorno. Con la banda inactiva, Beth siguió buscando. Hasta se sumó a una gira internacional de Gorillaz, invitada por su amigo Damon Albarn, y se dio el lujo de interpretar "We got the power" en Tecnopolis, iluminada por los relámpagos que presagiaban esa tormenta de proporciones bíblicas que estaba a punto de arruinar el día 2 del Festival BUE 2017.
En una entrevista con Mondo Sonoro, Beth dijo que el centro de To love is to live es la incertidumbre. Después de dos discos con Savages de propuesta clara y recepción soñada, tener la oportunidad de hacer su propio álbum le provocó la extraña sensación de no saber lo que podía pasar. Y dejó que esa sensación mande. "He tratado de seguir la música con la que no podía identificarme o que no entendía. La idea era quedarme todo lo que pudiera en ese espacio, incluso sin estar cómoda –le explicó a la revista española-. No me importaba que esa sensación de incomodidad aflorara y se hiciera central, porque estaba asumiendo riesgos al no contar con mi grupo: una banda muy respetada que le encanta a todo el mundo".
Beth sabía que para hacer un disco realmente propio tenía sacarse la ropa y animarse a prenderla fuego. Y permitir que esa desnudez se exprese por sí misma. Para hacerlo, se escudó en el productor inglés Atticus Ross, conocido por su trabajo con Nine Inch Nails, y editó 38 minutos que demuestran que no hacía falta irse tan lejos de Savages para concebir a una nueva Beth. Una que sigue gruñendo pero que ahora parece manejar sus propias perillas, como cuando gime al micrófono en la sugestiva "Flower" y pasa del climax al terror en un solo movimiento.
El sexo parece ser el tema de conversación principal de To love is to live y la empoderada Beth elige el rol dominante, como se puede apreciar en la seductora "We will Sin together" (un juego de palabras que invita a pecar en vez de a cantar). Solo abre el juego un instante para que la voz del actor Cillian Murphy -imposible no pensar en alguna escena de Peaky Blinders- erice la piel con un poema que Jehnny escribió junto a su novio (la dupla compositora de todo el álbum), y así dejar todo listo para que irrumpa "I’m the man" y se destruyan los tímpanos.
También hay descanso al piano con "The Rooms" y "French Countryside", donde la cantante se luce, y espacio para probar timbres nuevos con "Heroine", donde Beth se anima a los agudos a caballo de programaciones electrónicas. También se junta con el cantante de IDLES, Joe Talbot, para explotar en la brutal en "How Could You". El cierre del disco está a cargo de "Human", una canción llena de interrogantes que provocan un estado de pánico. "¿Estoy destinada a tener éxito? / ¿Me estoy quedando atrás? / Mi cerebro está atrofiado, mis ojos se están volviendo ciegos", canta Beth y elige cerrar con los mismos versos que abren: "Estoy desnuda todo el tiempo / me estoy quemando por dentro", ya no como advertencia sino como manifiesto: no volverá a ser la misma.
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