La Galera Encantada cumplirá 30 años
"Desde aquella época en que no podíamos mover ni un solo tacho, porque estaban programados para la obra de la noche, a estos tiempos nuestros, donde la sala está equipada para nuestros espectáculos, han pasado muchas cosas. Y no ha sido fácil, hubo que pelearla."
En su entrevista con LA NACION, Héctor Presa, actor y dramaturgo, fundador y director de La Galera Encantada, hace referencia a la evolución del proyecto que cumplirá 30 años en 2008. Presa destila entusiasmo, convicción y energía. Su sonrisa es a veces traviesa, pero también refleja el aplomo de la experiencia. Es evidente que le importa enormemente lo que hace, y está consagrado a sacarlo adelante. Para ello cuenta con un equipo muy consustanciado con sus objetivos: Lali Lastra, actriz y diseñadora de vestuario; Florencia Presa, en prensa; Fernanda Presa, en diseño gráfico; cuatro elencos; los técnicos y los profesionales que integran el equipo creativo, como Angel Mahler, Mecha Fernández y Lelia Bamondi.
Son inevitables las anécdotas de los primeros tiempos, "tiempos heroicos -destaca-, de jugarse con todo, y de una amistad sellada por la vocación: compartíamos como iguales, y nos reíamos de las cosas absurdas que nos pasaban Una temporada en la Sala Planeta nos encontramos con que más de la mitad del escenario estaba ocupado por decorados semiocultos con telas negras, que incluso obstruían una salida, y eso era inamovible, tuvimos que dar vuelta la obra; y una vez en el Olimpia se había armado sobre el escenario una especie de entrepiso que, además, estaba cubierto de arena. Había que trabajar con eso, o nada".
Para Presa, actor de indiscutidas dotes histriónicas, dramaturgo y director, maestro y formador de actores y actrices especializados en el espectáculo infantil, se trata de una cuestión de principios, de un compromiso con un arte muy particular cuyos destinatarios son los chicos.
"Siento que el lugar fundamental en una sala para chicos es el hall de entrada. Para mí es cómo recibo al público, qué les decimos con las imágenes y los sonidos. Quiero que mientras espera se sienta bien, empiece a sonreír, se prepare para disfrutar. Por eso, al entrar al teatro encuentra lucecitas de colores, paredes pintadas en tonos alegres y buena música. Cada dos años cambiamos de cara. Tenemos poco espacio, pero buscamos en todos los detalles decirles bienvenidos."
"Hemos proyectado algunas reformas para sorprender a nuestros espectadores -continúa-. Pensamos abrir la boletería a la calle, poner un techito para los que esperan en la vereda. Si pudiera, me encantaría pintar una rayuela, poner un metegol, un juego de sapo."
Cuenta que además van a reinstalar el letrero electrónico de la sala, que empezaba a funcionar apenas el público se sentaba. Se leía "Hola", y si nadie respondía, se repetía hasta que en la sala alguien decía "Hola", y de allí empezaban las consignas, pequeños jueguitos, mientras se iban acomodando.
Todos los flancos
El sonido también interesa al director de La Galera. "Trabajo con mis propios técnicos, porque le doy mucha importancia al tema. El técnico tiene que saber lo que están escuchando los chicos, no puede estar aislado en una cabina. Con la música, genero emociones, si una frase musical es emitida demasiado bajo, no pasa nada, y si es demasiado fuerte, molesta. El nivel justo provoca la emoción adecuada. El trabajo del sonidista es al detalle, aunque sea la función número cien. Siempre les digo: la función es hoy, el chico viene hoy por primera vez, hoy es nuestra primera cita con este público, nada debe darse por sentado".
Detrás de la reflexión abonada por la experiencia, asoma, como siempre, esa chispa juguetona de la creación, de la travesura o de la fantasía que se quiere compartir, y ¡quiénes mejor para esa complicidad que los niños de cualquier edad! La chispa se agranda cuando Héctor Presa habla de sus proyectos. Dice que ha presentado en el Teatro San Martín el plan de un espectáculo con textos de María Elena Walsh; se llamaría María Elena y juega con la indagación de dónde y cómo se le ocurrieron sus disparates. La otra obra, propuesta para el Cervantes, es su versión renovada de Robin Hood .
La Galera viajará en marzo nuevamente a España, con La arena y el agua , para participar del Festival de Programadores de Teatro para Niños. Presa comenta: "Eso que hacen es inteligentísimo, son los programadores de las salas los que organizan, son jurado, se ocupan de las funciones. Ya tuvimos la experiencia con Pido gancho . Ganamos en el festival, y en dos años hicimos 160 funciones".
Presa habla además, de otro espectáculo que tiene ganas de estrenar en febrero. Se trata de Historias con abrazos . "Surgió de algo que vimos en Montreal. Salimos de un teatro, y en una plaza había un hombre, quieto, como las estatuas vivientes, con un cartel que decía Free hugs (Abrazos gratis). Cuando pasabas delante de él, abría los brazos". Tal vez esta obra resulte un poco autobiográfica, y La Galera celebre con sus 30 años, la historia de sus muchos y grandes "abrazos" con su público.
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