Mariana Bianchini sale de gira por las librerías, uniendo rock y literatura
La ex cantante de Panza presentará el domingo su primer libro de cuentos, Informes desde Villa Estruendo, con un espectáculo multidisciplinario

¿Cuentos para niños punk? ¿Canciones de cuna para pequeños monstruos? ¿O tan sólo el nuevo camino de una artista inquieta a la que siempre le gustó estar donde no debía? "Yo empecé cantando punk, siendo mujer, en un contexto muy masculino. Y un poco esto es lo mismo: meterme a tocar en un ámbito donde todo es cool o culto por decirlo de alguna forma. Meterme donde no me llaman y ver qué pasa. Eso me encanta. Me encanta ser mujer y estar en un lugar donde la gente espera ver un hombre", dice Mariana Bianchini, y sonríe cómoda con su autodefinición.
¿Pero adónde se ha metido ahora esta chica que durante los últimos quince años se plantó al frente del grupo de rock Panza? En una librería. En muchas. En tantas que le quiere dar forma de gira por librerías. Bianchini editó este año su primer libro de cuentos, Informes desde Villa Estruendo, y la manera que encontró de presentarlo y promocionarlo fue con una guitarra en la mano.
"La idea se me ocurrió viendo un video de St. Vincent ["Laughing With a Mouth of Blood"]. Soy muy fan de ella y me encantó eso de que esté tocando con pilas y pilas de libros como escenografía. «¿Esto no se puede hacer acá?», pensé." Bianchini asegura que la primera vez que la invitaron a una radio para hablar de su libro no dudó en llevar su guitarra y al día siguiente ya estaba componiendo canciones relacionadas con la historia de esos personajes un tanto freaks y un poco outsiders que habitan en Villa Estruendo: El Coco, Pepa Pendorcha, la Princesa de la Pestilencia y un empleado llamado Juan Lenón, entre otros.
"Me gustó la idea de introducir cada personaje y justificar la canción -dice-. Entonces empecé a contar cómo se hizo el libro, y a partir de esa historia, que era la mía, metía las canciones, que son las que vengo haciendo hace un montón, mechadas con tres o cuatro nuevas que tienen que ver específicamente con estos personajes. La cosa fluyó tanto que ya tengo para hacer un disco nuevo."

-¿Se trata de un show o de la presentación de un libro?
-Para mí es un show, pero con otra dinámica. Yo venía acostumbrada con Panza a esa cosa de catarsis constante en un show, de un nivel de volumen muy fuerte, y acá con la guitarra y hablando en un tono bien bajo, intercalando las canciones, me encantó. Tenía miedo de que quedara una cosa medio sobreactuada, entre el personaje y este mundo, pero fue renatural. Yo tengo mucha ansiedad en los shows, de hacer mucho punk, y acá me pasó de tener el control del tiempo y las pausas para la lectura todo el tiempo. En el rock necesito un tema detrás del otro: "No dejemos que respiren, que no piensen". Eso me encanta y quiero seguir haciéndolo, pero si uno aprende a comunicar mejor, es un golazo.
-¿Y cómo te recibieron en las librerías cuando les planteaste este tipo de show?
-No entienden mucho de qué se trata. Al principio se ponen un poco reacios, porque por ahí empiezo a poner los equipos y el micrófono y después les planto un árbol con un avión encima y no quieren que les desarme nada. Pero después ven que está todo bien y son buena onda... A veces no lo puedo evitar, porque yo estoy acostumbrada a los shows en vivo en los que termino con las rodilllas rotas, tirada en el piso, agarrándome los pelos... y bueno, si bien tengo un control, me pasa algo similar y termino gritando tirada en el piso. Es como un clásico.
Esta cantante que alguna vez llegó a diseñar ropa y que ahora disfruta de la escritura, cuenta que el libro se gestó casi solo, cuando su primer hijo, Iván, tenía 2 años (ahora tiene 8): "Le leía un cuento, le cantaba y por ahí pasaba una hora y no se dormía y yo me quería suicidar. En esos momentos uno alcanza un nivel de sueño que te vuelve un ser detestable. Entonces apagaba la luz y empezaba a improvisar historias con los juguetes tirados en el suelo de su habitación. Inventaba cuentos como lo hace cualquier papá. Hasta que un día, unos amigos que estaban en el living me escucharon y me dijeron que me tenía que grabar porque ahí había mucho material para hacer canciones".
No hubo canciones, pero sí una decena de cuentos en torno a un lugar imaginario "donde se refugian las princesas incomprendidas y los príncipes inadaptados, las madres colapsadas, los padres ausentes, las hijas enamoradas y los hijos sensibles, las mascotas abandonadas, los vecinos solitarios y los amores olvidados..."
"Siempre tuve el deseo de ir más allá de la música -concluye- y me parece que uno tiene que ir a fondo con lo que le pasa. Para mí hoy este show es más rockero que un montón de cosas de las que hice y creo que hay que seguir los mismos riesgos que uno se planteó cuando era chico, donde sea, en un escenario, en una librería o en el subte".
Mariana Bianchini
Presenta su libro de cuentos Informes desde Villa Estruendo
Borges 1975, J. L. Borges 1975
Pasado mañana, a las 21
Entradas, $ 100
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