Adriana Varela, cantante de exportación
Tiene compromisos para actuar en Europa y dice que ya se siente con suficientes derechos para hacerlo
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Adriana Varela cuenta con cierta sorpresa que sus hijos adolescentes se interesan por la música de Spinetta; no por la de Dante, del grupo Illya Kuryaki and The Valderramas, sino por la de Luis Alberto, uno de los patriarcas del rock nacional.
"Es retomar a los clásicos -dice-. Porque Spinetta, Contursi, Troilo o Piazzolla son clásicos. Yo necesito remitirme a ciertos músicos que no había escuchado en mi adolescencia. Y veo en mis hijos algo parecido. Les pasa con el jazz, el tango y el rock. Su generación es menos prejuiciosa que la nuestra. Antes era tango o rock, o música panfletaria o nada", dice la cantante.
Es cierto, a ella le sucede lo mismo. Se ve y se escucha desde su primer trabajo discográfico,"Maquillaje", y excepto por la música rioplatense de "Cuando el río suena" (con producción de Jaime Roos), su recorrido tanguero tiene cierto tono revisionista. Se nota en sus "tangos de lengue", con versiones inéditas de temas de Enrique Cadícamo, o en su flamante material, "Más tango".
"Hay una gran demanda de cosas nuevas. Y por esto me pregunto: ¿Será que si el artista no protagoniza un hecho creativo no se siente artista? ¿Será que en este momento no podemos inventar nada nuevo y tenemos que comenzar a decantar? Hay que preguntarse por qué no hay cosas nuevas, si no nos bancamos la imposibilidad de protagonizar una ruptura artística. Quizá nos toca revisar lo ya hecho. Si es así, bajemos el nivel de narcisismo. En este presente debe haber un respeto por lo que ya se hizo. Cada uno tiene un gran abanico para ir hacia donde le plazca. Yo, de lo único que me jacto es de haber elegido. Ahora elegí reunirme con un grupo de músicos que son el tango. Y para mí eso es muy grosso ."
Basta de dar examen
Varela acaba de publicar una nueva producción con temas conocidos del género que cuentan con los arreglos y la interpretación de un gran seleccionado de figuras: Leopoldo Federico, Osvaldo Berlingheri, Rodolfo Mederos, Néstor Marconi y Juanjo Domínguez. Un elenco a prueba de fallos. Lo curioso es que el disco fue grabado hace dos años y sólo ahora llega a las bateas. Porque, apenas terminó de registrarlo, Varela se puso a trabajar sobre "Cuando el río suena", que incluye tangos, milongas, murga y candombe de las dos orillas del Río de la Plata.
"El disco con Jaime salió antes porque era la primera vez que orienté la mirada hacia lo netamente musical. Teníamos muchas ganas de hacerlo. ¿Sabés que pasa? Estoy harta de dar examen. No sé quién me tiene que tomar examen."
-¿Hablás de los músicos?
-No, fue muy buena la aceptación. Tenía mucho miedo, pero grabar nunca me resultó tan fácil. Eso no significa que yo soy bárbara sino que la gente que está tocando son esos tipos, porque ellos son grandes. No hay ciencia intelectual que lo pueda explicar. Como decía Troilo: "El tango es fácil o es imposible". Yo venía apadrinada por el Polaco Goyeneche, por Cadícamo, Chupita Stamponi. Sin embargo, siempre aparece alguien que tiene un pero. Y creo que este CD fue como el remate de los permisos. Porque si estos tipos participan en este disco es porque de alguna manera apuestan por mí. Es, en parte, la sensación de que terminó esa espera de la calificación de no sé quién. Es un rollo mío... Además, acá no terminó el trabajo. Al contrario, empieza el gran compromiso.
En los próximos meses la agenda de Varela incluye tres presentaciones en Francia para el cierre del festival argentino de tango de París, luego actuaciones en Rosario, a fines de junio una gira por Madrid y Barcelona y más tarde, Perú.
-¿Esta es la mejor carta que tenés para mostrar, ahora que cantás mucho más en el exterior?
-Pero acá también lo hago. El año pasado hice nueve funciones en La Trastienda. Y no hice más porque me tenía que ir.
- ¿Adónde?
-A Madrid.
-¿Entonces?
-( Se ríe. ) Bueno, Europa está muy jugosa para mí. También Chile, donde entré con fuerza. Al principio de mi carrera me ofrecieron ir a Europa, pero yo hice mi residencia acá para estar con el Polaco Goyeneche y Cadícamo. Ellos ya no están. Imaginate si me los perdía... Por otro lado, ahora me puedo plantar en determinados escenarios con un aval y una solidez interna. Me siento más adulta y con más derecho. Este disco es una carta interesante, pero no tengo certezas. No sé si se publicará afuera rápidamente. Hay gente que lo quiere y también al resto de mi discografía. No estoy apurada, pero me encantaría.
-Además de contar con un seleccionado de músicos, ¿no pensaste en tu manera de mostrar este repertorio con temas tantas veces cantados?
-Fueron cantados por grandes intérpretes, pero últimamente no se cantan "Milagro", "Mi noche triste" o "Las cuarenta". Por eso no me sentía saturada, como si hubiera elegido "Uno" o "Nostalgias". Estos tangos son trataditos filosóficos. Se habla del barrio, del otro, de la pasión, de lo más esencial, finalmente. Eso es lo que hace al tango universal.


