Aterciopelados, una banda que tiene una historia digna de Corín Tellado y que ahora tiene su documental
Explotaron en los años 90, grabaron una decena de discos, entre ellos Tropiplop, que incluye una versión de “En la ciudad de la furia”, de Soda Stereo; Andrea Echeverri y Héctor Buitrago hablan de su historia y del documental que la repasa
![Andrea Echeverri y Héctor Buitrago con Li Saumet, anfitriona del documental Bios de Aterciopelados](https://www.lanacion.com.ar/resizer/v2/andrea-echeverri-y-hector-buitrago-con-li-saumet-SPOCWTQKJNDE3BO5ZKQDBBHIR4.jpg?auth=51cec0fe5639da295882cff6403c825948bbe19d647e3c262bfc6ba45a0df435&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
La historia empezó hace treinta años, cuando arrancaba la década del 90, MTV todavía era un canal de difusión fundamental para la música joven de todo el mundo y el fenomenal suceso de Soda Stereo en América Latina estimulaba la aparición de bandas de toda la región que buscaban seguir sus pasos. Andrea Echeverri y Héctor Buitrago se conocieron en una universidad de Bogotá, se pusieron de novios, abrieron un bar y armaron una banda -Delia y los Aminoácidos- que muy pronto se transformaría en Aterciopelados, hoy un clásico del rock colombiano, todavía en actividad y con un nuevo disco que apareció a finales del año pasado, Tropiplop, al que ellos definen como “una especie de tira cómica, de onomatopéyica reacción de asombro y extrañeza ante una realidad inesperada que no era ni siquiera imaginable, que nos deja desconcertados, confundidos pero sonoros, críticos e inesperados”. Lo grabaron ellos dos y el guitarrista Leonardo Castiblanco, cada uno desde su casa, como fue norma durante la pandemia, sin un sello que los apoyara, a pesar de los pergaminos de la banda. Un proyecto autogestivo de un grupo que, como remarca Li Saumet, cantante de Bomba Estéreo y anfitriona en el documental dedicado a Aterciopelados que se estrena este viernes en la plataforma Star+, consolida su estatus de nombre clave de la “Colombia alternativa”.
“La industria cambió mucho desde que empezamos -señala Buitrago-. Ahora no estamos con una compañía discográfica, sino con una agregadora que sube las canciones a las plataformas de streaming. Pero nosotros siempre tenemos la misma inquietud: escribir buenas canciones, acercarles a quienes las escuchan ciertos mensajes que nos interesa difundir, experimentar con el sonido y con la producción”.
Algo parecido dice Echeverri: “Continuamos en la línea que nos caracterizó siempre: un discurso musical bien heterogéneo, porque siguen siendo las propias canciones las que nos van dictando el estilo. Nos gusta la experimentación con sonoridades modernas, pero al mismo tiempo seguimos siendo nosotros. Hay una identidad de Aterciopelados”, sostiene Andrea, que también se hizo tiempo para producir una instalación artística que incluye parte de su trabajo con cerámicas: se llama Ovarios Calvarios, se podrá visitar hasta el 29 de mayo de este año en el Claustro de San Agustín, en Bogotá y conmemora los cuarenta años del Día Internacional de la No Violencia Contra La Mujer. “Una acción de resistencia donde la fuerza frágil, rota y remendada de la cerámica de Andrea Echeverri se une a tres poderosas canciones, “Ovarios”, “No se viola” y “Plañidera”, para transformarse en rostros, tetas, vaginas, consignas, lágrimas, espejos, música, videos y denuncia”, dice el programa de la muestra.
Hoy más que nunca, Aterciopelados funciona como una sociedad reafirmada entre sus dos fundadores en la que los roles están bien repartidos y las personalidades de cada uno lucen claramente definidas: en la web oficial de la banda, Buitrago aparece como Conector, un alter ego artístico cuya biografía destaca el interés por la conciencia ambiental, el pacifismo y el rescate de los ancestros indígenas, mientras que Echeverri es Ruiseñora, “cantora de profesión y adulta desgarrada en una sociedad enferma, desigual, violenta y machista”, según ella misma sintetiza.
“Hemos pasado por varias etapas -admite Buitrago-. Al comienzo compusimos juntos, luego cada uno se especializó en lo que más le interesaba y empezamos a llegar al momento de la grabación con las canciones bastante terminadas. De ese modo podemos presentar cosas bien diferentes y únicas. Es divertido trabajar de esta manera. Cuando Andrea trae una canción, yo hago una propuesta de producción. Cuando la hago yo, la llevo lista en términos de producción y ella se encarga de las voces y las letras”.
![Bios, vidas que marcaron la tuya, disponible en Star+ desde el 18 de marzo](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/bios-vidas-que-marcaron-la-tuya-disponible-en-CWJQHAXOHVFBLFSDY4QAFKJVIY.jpg?auth=821a46552c7b48d7f088557c40e7f27dcb8029fe8f0589d5b77ba6398d8587fe&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
La metodología funciona. Después de atravesar una crisis lógica por tantos años de convivencia, la dupla de Aterciopelados parece haber encontrado la fórmula para seguir adelante sin choques ni sufrimiento. “Decidimos trabajar separados cuando los dos ya estábamos un poco cansados del otro -explica Andrea-. Pero cuando nos volvemos a juntar también lo disfrutamos. Yo disfruto especialmente encargarme de lo que sé hacer mejor. Y delego en Héctor lo que él hace muy bien. Es bastante simple”.
En el nuevo capítulo de Bios. Vidas que marcaron la tuya -una serie de documentales que exploran la trayectoria de figuras de la música latinoamericana y que ya estrenó capítulos dedicados a Andrés Calamaro, Gustavo Cerati, Luis Alberto Spinetta y Charly García-, Echeverri y Buitrago recorren al detalle la historia de Aterciopelados y hablan de la maternidad, la paternidad, el feminismo, la búsqueda espiritual y el ambientalismo. En ese relato hay más de un puente que los une a la Argentina: la recordada participación de Echeverri en el MTV Unplugged de Soda Stereo (sumando su voz para una delicada versión de “En la ciudad de la furia”, un tema que Atrerciopelados grabaría más tarde, con un videoclip rodado en Buenos Aires como complemento necesario), su admiración por Mercedes Sosa (que pronto también tendrá su documental en la saga Bios) y la grata experiencia de telonear a Soda en una gira que incluyó un show masivo e intenso al aire libre en La Plata. “Haber grabado una versión de ‘En la ciudad de la furia’ fue para nosotros un honor y un placer. Durante años el público nos pidió en cada concierto que hagamos ese tema. La versión que hicimos es bien aterciopelada y nos gusta mucho”, sostiene Andrea.
“Tenemos muy buenos recuerdos de Buenos Aires. Cuando íbamos parábamos generalmente en el Hotel Bauen y caminábamos bastante por la ciudad: ahora se me vienen a la cabeza Palermo, la galería Bond Street de los años 90 y ¡las provoletas!, uno de mis platos favoritos”, agrega Héctor.
La grabación del documental para Star+ obligó a Echeverri y Buitrago a mirar hacia el pasado, a reconstruir una historia que tuvo picos y depresiones, una operación intelectual y sentimental útil para limar asperezas y mirar hacia un horizonte que hoy luce despejado. “En general no estamos muy pendientes del pasado. Estamos más enfocados en el aquí y ahora, en el presente, que para nosotros es interesante y emocionante -asegura Andrea-. El documental nos hizo mirar un poco hacia atrás y nos ayudó a reconciliarnos con ese pasado, a no estar peleados con todo eso que fue bonito, importante y chévere para nosotros, eso es cierto. Me vi joven, inocente, parezco una niña asustada en esas imágenes de nuestros inicios. Y Héctor parece un niño creído (risas). Nuestra historia es muy singular: una historia de amor, de ruptura de esquemas, con protagonistas de dos clases sociales diferentes. Es como una historia de Corín Tellado. Y fue muy emotivo revivirla gracias a este documental, que nos llevó de nuevo a los lugares donde sucedieron las cosas, al lugar de génesis de la banda. Vimos todo aquello con la perspectiva de hoy y lo validamos. Seguimos contentos y creativos también gracias a esa época. El pasado se ve de un modo particular si también están sucediendo cosas en el presente. Si el presente estuviera estancado, se vería el pasado con más urgencia. O algo así… Pero el ahora funciona bien para Aterciopelados, entonces nos permite mirar ese pasado con una nostalgia bonita”.
![Bios, vidas que marcaron la tuya, disponible en Star+ desde el 18 de marzo](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/bios-vidas-que-marcaron-la-tuya-disponible-en-4UEZGOI34VFNDMI7J6FOOQYLSM.jpg?auth=b5487b7c7b8c9568ee9360b40308b8017ec1946317d4fcb064b811209c4ee899&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
Andrea asevera que la experiencia de Bios fue “como ir al psicoanalista”. Y subraya que nunca habían hablado tanto de su historia como esta vez: “Héctor es más diplomático y yo soy más directa. Pero no quisimos vender una imagen perfeccionada. Los artistas somos como la mayoría de la gente, estamos llenos de contrastes, de cosas buenas y malas”, argumenta.
“Hemos tenido muchas historias amargas, pero ninguna crisis fuerte. No son historias tan dramáticas, al fin y al cabo -añade Héctor-. Pasamos por momentos mejores y peores, hubo una relación amorosa, nos separamos, volvimos… Pero tampoco hubo tantas cosas paranormales en la historia de Aterciopelados. Todas las entrevistas que hicimos desde que volvimos a juntarnos, luego de cuatro años de estar separados, nos permitieron recapitular, reconciliarnos con el pasado y valorarlo”.
![Bios, vidas que marcaron la tuya, disponible en Star+ desde el 18 de marzo](https://resizer.glanacion.com/resizer/v2/bios-vidas-que-marcaron-la-tuya-disponible-en-TSL2CVRCT5GSBBP7OW2IUCRCA4.jpg?auth=2078bdaa5ce2cc54bbda9252a8a49f8f1f3b4dff9d01c720efc135d9802bd282&width=420&height=280&quality=70&smart=true)
Cuando Aterciopelados asomó la cabeza por primera vez, el rock colombiano estaba en una etapa de transición, como bien cuenta el documental. No había una escena fuerte como la de los 70 y los 80. “Fuimos parte de una nueva ola del rock latinoamericano impulsada por el sello mexicano Culebra -relata Buitrago-. En Colombia aparecieron bandas importantes como 1280 almas, La Derecha, Estados Alterados y Ekhymosis, donde estaba Juanes. Pero no tuvieron tanta proyección internacional porque la industria musical de Colombia era muy precaria. No había escenarios ni managers ni ruedas de negocios. Toda la infraestructura se fue consolidando después. Y hoy sí hay una escena conocida fuera de Colombia. Pienso en Bomba Estéreo o en Systema Solar, que trabajan más con la electrónica, y en el estallido de la música urbana. Todo eso tiene que ver con el desarrollo de una industria que dio sus primeros pasos en los 90, que fue una época muy importante para nosotros y para el rock de nuestro país. Hace poco hicimos justamente una canción titulada “Los 90″ para la serie Ruido capital (dirigida por Ana Katz, se puede ver HBO Max). Ese tema recupera el sonido que teníamos en aquellos años. La música de Aterciopelados ha ido evolucionando, cambiando con el paso de los años, pero su raíz es aquella de los años 90″.
En esa década del 90 no había muchos conciertos internacionales en Colombia. Bogotá era considerada una ciudad peligrosa y la mayor parte de los artistas extranjeros solía excluirla de sus agendas. “Era una época en la que también era difícil conseguir música, nada que ver con lo que pasa ahora -revela Andrea-. Cuando estaba en la universidad, yo escuchaba a Silvio Rodríguez y mucho rock argentino porque teníamos un amigo que nos pasaba discos de Sui Generis, Serú Girán, Juan Carlos Baglietto, Spinetta… Pero no venía casi nadie, salvo Soda Stereo, que por eso tiene un lugar tan especial en mi corazón. Soy fan de Soda de toda la vida, y de Cerati como solista también”.
La relación de Aterciopelados con el rock argentino continúa intacta, de todas maneras. Héctor habla muy bien de Babasónicos, Kevin Johansen y El Mató a un Policía Motorizado. “Y ahora, gracias a mis hijos, he escuchado a Louta, a Wos y a Paulo Londra, que me gustan mucho. Son jóvenes y tienen una sensibilidad diferente, muy atractiva”. Quizás sea una buena razón para volver a Buenos Aires, aunque por ahora no hay muchos planes de shows en vivo. Ya pasó casi un año de la edición de Tropiplop, pero aun no hay fechas de presentaciones en vivo confirmadas. Andrea y Héctor tienen familia, proyectos paralelos y se mueven con más calma que en sus años mozos. Y además Colombia, donde hubo primarias hace unos días y la izquierda liderada por Gustavo Petro obtuvo buenos resultados, vuelve a estar convulsionada. “Es un país que está siempre en crisis -informa Andrea-. Lo de la pandemia fue horrible: las ayudas no aparecieron rápido y hubo un problema grave con las vacunas porque el gobierno compró las más caras del planeta. Empezó el proceso de paz y llegó al gobierno un espacio político que está en contra de ese proceso. Sigue habiendo masacres perpetradas por paramilitares, es una situación muy compleja. Y la pandemia favoreció el autoritarismo y una deshonestidad rampante”.
Héctor comparte la visión escéptica de su compañera: “El problema de la polarización es tremendo. Y el de la corrupción también es muy fuerte. El tema de la restitución de tierras es difícil porque la gente que pelea por eso en Colombia está en peligro. Hay muchos problemas con el narcotráfico... Es, en definitiva, un panorama explosivo”.
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