Cosquín vibró con el Chaqueño Palavecino
CORDOBA.- Los que deambulaban por Cosquín con pañuelos en la cabeza que decían, en letras doradas, "Chaqueño Palavecino" anticiparon lo que pasaría en la cuarta luna coscoína. El sucesor del Potro -tal como lo llamó el propio Horacio Guarany- logró llenar la plaza Próspero Molina y desatar una de esas pasiones para la historia del festival.
En otra noche con pocas propuestas refrescantes (con excepción de los talentos musicales que arroja el Pre- Cosquín y que suelen pasar inadvertidos para el gran público), el Chaqueño confirmó que está en el tope de su popularidad.
Tal como había ocurrido en el Festival de Jesús María, el público ovacionó al Chaqueño durante la hora y media de canciones y festejó cada una de sus ocurrencias, al tiempo que él agradecía con los brazos abiertos: "Esto es un milagro, hermano. Gracias, muchas gracias". Para marcar diferencias con sus primeros tiempos, cuando peregrinaba con su guitarra de festival en festival, recordó anécdotas de esa época: "Me tiraban de la bombacha para que dejara de cantar. Claro, en ese entonces yo no era nadie". Ahora, en cambio, la Comisión Municipal de Folklore lo invitó para que repita algunas canciones en la noche del sábado. "Pero no puedo quedarme", se disculpó.
Después de hablar con orgullo de su Chaco salteño, Palavecino presentó a otro artista de sus pagos, Pastor Juárez, y después al cantor de coplas Lucio Rojas, que ya lo había acompañado en la apertura del show y que luego jerarquizó su propio espacio con una lección de trova popular.
Como sorpresa adicional, el Chaqueño invitó a los hijos de Rojas, al nochero Jorge -que irrumpió vestido de gaucho- y a su hermano Lucio para que compartieran el escenario con su padre.
El homenaje a Los Chalchaleros fue el otro hito de la noche. Juan Carlos Saravia y Polo Román, representantes de esa leyenda del canto popular, recibieron ponchos y estatuillas de manos de los primeros organizadores del festival.
Después, las voces de Argentino Luna, Los Tucu Tucu, Los Carabajal, Chango Nieto, Zamba Quipildor, Daniel Altamirano, Raly Barrionuevo, el Dúo Coplanacu y Amboé se unieron para cantar "La López Pereyra", mientras el ballet hacía su ofrenda silenciosa sobre el escenario, y también en el nivel del público.
La plaza se conmovió. "Esta noche todos somos Chalchaleros", dijo el maestro de ceremonias, Miguel Angel Gutiérrez, quien prefirió ser austero con las palabras y dejar que hablaran los aplausos y los miles pañuelos que se agitaban en el aire. "A mi edad, uno se pone más llorón y se emociona fácilmente. Gracias, Cosquín", dijo Saravia, con la voz quebrada y lágrimas en el rostro. Los Chalchaleros realizan una maratónica gira de despedida que terminará en mayo, en Salta. Pero el verdadero adiós se lo dio anteanoche la plaza coscoína, que los cobijó durante 40 años.
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