Homenaje a Armando Tejada Gómez

La obra de Armando Tejada Gómez se arraigó de forma tan profunda en el imaginario de la canción popular que su espíritu sigue flotando libre y rebelde como en los años sesenta cuando apareció como la voz poética de América. Quizá como siempre decía, la intelligentzia literaria nunca le perdonó haberse puesto a disposición de la gente común, del campesino y el obrero, y haberlo traducido en canciones populares que se transformaron en himnos del folklore argentino y de América latina como "Canción con todos".

En su décimo aniversario, el Centro Cultural Armando Tejada Gómez, que preside su familia, realizará un homenaje a sus poesías, sus canciones y su figura llamado "Canciones fundamentadas". En el concierto que se realizará hoy, a las 20, en el teatro Avenida (Avenida de Mayo 1222), participarán Marián Farías Gómez, Quinteto Tiempo, los bailarines Koki y Pajarín Saavedra, Claudio Sosa, Lorena Astudillo y Víctor Heredia. La entrada es libre y gratuita.

Exposición

El recital coincide con el mes en el que se cumplió el décimo aniversario de su muerte ( 3 de noviembre de 1992), con una exposición en la Biblioteca Nacional y con el relanzamiento del Manifiesto del Nuevo Cancionero, que ayudó a fundar en el 1963 junto a Mercedes Sosa, Oscar Matus, Tito Francia y otros autores y músicos de todo el país que buscaron un cambio poético y social.

La importancia de su figura se puede medir a través de una obra poética expresada en libros como "Pachamama", "Profeta en su tierra" (antología) o "Canto popular de las comidas", que se acentuaba por su condición autodidacta (había asistido a una escuela rural un solo trimestre), el resto lo aprendió literalmente en la calle como canillita, lustrabotas y con la lectura del "Martín Fierro". Su compromiso político (le costó la prohibición en 1976) y su capacidad para llegar a las multitudes, presentándose en estadios o por medio de grabaciones en discos con la participación de conjuntos como Los Trovadores, le dieron un cariz juglaresco, mítico y popular: fiel al origen de una familia humilde, conocedora de mil oficios para sobrevivir, del que provenían sus abuelos campesinos y su padre tropero y cosechero. En la piel de sus poemas y sus canciones más conocidas como "Zamba del laurel", "Zamba del nuevo día", "Hay un niño en la calle", "Fuego en Animaná", "Elogio del viento", habita el conocimiento de un país desde adentro que supo expresar a través de versos que suenan contundentemente vigentes. "Hay que juntar las ganas, organizar el grito y despertar de pronto, como un solo estallido."