Lejos de la Próspero Molina
Cuando Juan Falú me invitó a participar en un homenaje a Eduardo Falú me sentí emocionada. Estaba contenta y agradecida. Pero la pasamos muy mal. Incluso lamento lo que vivió la artista que vino después de nosotros. Todos fuimos víctimas de las condiciones de producción y jamás estuvo en nuestra intención hacerle daño. Cosquín está reproduciendo las lógicas mediáticas y del mercado que dice combatir. En esa zaranda, donde imperan las reglas de la TV, queda afuera el núcleo básico de la cuestión, que es pensar esta patria con un acorde bien tocado y no con arengas. Cosquín es, dentro de los festivales, uno de los que reúne la mayor memoria histórica de nuestra música con personajes que enaltecen nuestra cultura poética. Pero veo un deterioro altísimo en sus formas de sonido y en ese clientelismo político al que llaman presiones. Eso los lleva a un maltrato escandaloso. En Cosquín no está trazado el horizonte artístico para que la música se produzca. No volveré a pisar ese lugar. Quiero pensar la música y la memoria musical y poética de este país en cualquier género que sea y no creo que en Cosquín estén las condiciones para hacerlo. Si no pienso la música con esa memoria y el diálogo con el presente no puede aparecer algo novedoso. En esta discusión está en juego algo más que un festival, está en juego el destino de la música popular.
Liliana Herrero
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