León Gieco celebra sus 70 años con dos grandes conciertos este fin de semana

Quiso ser Pete Seeger o Bob Dylan, pero le tocó ser León Gieco. Tuvo esa (buena) suerte. En realidad, fue Raúl al principio, hasta que un gran lío que armó en su pueblo natal le dejó el apodo del “rey de los animales”. Es León, desde entonces. El de la guitarra y la armónica, el de la canción testimonial, el del rock argentino que recoge rasgos particulares del folklore local. El de “Solo le pido a Dios”, esa canción que ha recorrido el mundo. El de los conciertos solidarios, el de las opiniones sin medias tintas; el de los cruces musicales, el contador de viejas historias de bandidos rurales. El del festival Amnesty de 1988. El que escribió temas que cantaron desde Mercedes Sosa a Joan Báez y de Bono a Bruce Springsteen. León es el que dice que todo está guardado en la memoria. El amigo de Mercedes y de Víctor Heredia y de cientos de músicos que lo quieren. El de Ushuaia a la Quiaca y el de Mundo Alas. El que hoy cumple 70 años, con menos pelo, con las mismas mañas.

Y a modo de festejo, este sábado, a las 20, en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner recibirá el primero de los homenajes de este fin de semana, en las voces de una larga lista de invitados. A León lo acompañarán Ricardo Mollo, Juan Carlos Baglietto, Teresa Parodi, Raúl Porchetto, Javier Malosetti, Ligia Piro, Lisandro Aristimuño, Eruca Sativa, Los Tipitos, Andrés Giménez, Liliana Vitale, Bruno Arias, Mavi Díaz, Barbarita Palacios, Nadia Larcher, Andrés Beeuwsaert, BB Asul, Nico Bereciartua, Luis Gurevich, Diego Smolovich, Joana Gieco, Gustavo Santaolalla, Abel Pintos y Lito Vitale.

El concierto se transmitirá en vivo por la TV Pública y las emisoras de Radio Nacional, por la plataforma Cont.ar y los canales de Facebook y de YouTube del C. C. Kirchner. El domingo, en tanto, el homenaje será en Tecnópolis. Desde las 18.30 se podrá visitar en distintos rincones del parque espacios con fotografías, videos e instalaciones sonoras, y en el microestadio se realizará un recital con la participación de Hilda Lizarazu, Nahuel Pennisi, Liliana Herrero, Leo García, Dani y Cóndor, Julia Zenko, Claudia Puyó, Javier Calamaro, Miss Bolivia y Manu Sija, con dirección musical de Lito Vitale. Gieco estará en el cierre del show, que se podrá ver de manera presencial o seguir desde el Facebook y YouTube de Tecnópolis.

Y hay más. ¿Ya escucharon la canción que estrenó ayer? Siempre sin medias tintas, León. Es un nuevo adelanto del disco que publicará próximamente. El tema se llama “La amistad” y es compartido con Gustavo Santaolalla, su viejo compañero de ruta, desde Ushuaia hasta La Quiaca. “La amistad” tiene cierto toque evocativo y nostálgico pero también sentencioso. “No soy amigo del que piensa, que el mundo se cambia hablando con el culo en un sillón. Gasta las horas que tiene y con filosa lengua entretiene al más tonto del montón”. Pero también dice: “No soy amigo del que le pone un precio a la amistad en el camino de los días. Es como embarrar la cancha o pinchar esa pelota en el partido de la vida.”

El día que Gieco pinchó la pelota no fue a propósito. Tenía 12 años, era el más chico de la banda Los Moscos, integrada por amigos de Cañada Rosquín, pueblo santafesino donde este cantor nació, el 20 de noviembre de 1951. Ni siquiera fue una travesura. Fue solo la torpeza de unir dos cables que no tenía que juntar y así provocó el gran cortocircuito. Ese día Raúl se convirtió en León. Otro día cantó en un concurso de un canal de televisión de Rosario. Y otro, ya por 1969, emprendió el viaje a Buenos Aires y comenzó a codearse con la incipiente fauna del rock local. Cantó en festivales como el B.A. Rock II y el Acusticazo del 72. Grabó su primer disco en el 73, con dos canciones que son la síntesis de su arte: “En el país de la libertad” y “Hombres de hierro”. Con estas dos se resume el corpus ideológico y artístico de León. Todo lo que vino después es una proyección que fue evolucionando con el paso de los años y de las experiencias.

Los derechos humanos como eje ideológico, la libertad y la memoria. La necesidad de ser cronista de su tiempo, al punto de convertir algunos de sus discos en diarios de lo ocurrido en la Argentina en unos pocos años (”El ángel de la bicicleta”, “Santa Tejerina”). En paralelo, los rasgos idiosincráticos de una sociedad (”Ojo con los Orozco” es una canción emblema de su catálogo) y las ideas universales que quedaron refrendadas en canciones eternas (“Solo le pido a Dios”).

Después de nueve años de no grabar en estudio un material pensado para un nuevo disco, este año Gieco sorprendió con algunos singles que sirven de anticipo de su próximo álbum. El primer adelanto fue “Todo se quema”. Meses después “Alimentación.com” y ahora “La amistad”.

Mientras que “alimentación.com” carga con cierta sorna acerca de los componentes de los alimentos envasados que habitualmente compramos, “Todo se quema” mantiene un link con aquel verso de “La amistad” que habla del que está sentado en un sillón, mirando como la vida pasa (en este caso como el mundo se deshace). Lejos de dormir en sus laureles, Gieco vuelve a la carga. Celebra 70 y vuelve la carga.

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