Lionel Richie: "En la música de hoy, lo nuevo es lo que suena viejo"

LOS ANGELES.- Se hizo conocido en los setenta, cuando llenaba a puro funk salas como el Madison Square Garden con el grupo The Commodores. Fue el responsable de hits como "Easy", "All Night Long" y varios lentos de los ochenta, como "Hello" y "Say You, Say Me". Escribió "We Are The World", con Michael Jackson, emblema de USA For Africa (United Support of Artists for Africa), que recaudaba fondos para colaborar con países africanos.

En 2014, a casi tres décadas de aquellos éxitos, Lionel Richie subió al escenario del festival inglés Glastonbury y sintió, al ver a las nuevas generaciones coreando sus canciones, que su repertorio seguía vigente. Por eso decidió emprender una gira por los Estados Unidos, que llamó All The Hits, All Night Long Tour. Ahora la extiende a América del Sur y, en el marco de este viaje, cantará mañana en el porteño estadio GEBA.

"Todos los éxitos, durante toda la noche" es otra manera de decir "Lionel Richie revisited" o de poner los hechos y las canciones en perspectiva. ¿Qué muestra esto? A primera vista, a un hombre que ha hecho valer su fama y que, seguramente, ha ganado mucho dinero con sus canciones. Lionel Richie larga una carcajada, asiente con la cabeza y golpea el apoyabrazos de la silla con la palma de la mano. "¡Y gracias a Dios!", lanza.

A los 66, parece una nueva encarnación de Dorian Gray. Nació en Tuskegee, una pequeña localidad de Alabama. En su juventud quedó fascinado por artistas como Marvin Gaye y formó parte del mítico y selecto sello Motown, junto a The Commodores, hasta que emprendió una carrera solista que, al día de hoy, le sigue dando buenos resultados. "No me detengo, sigo hacia adelante, me sigue divirtiendo lo que hago y llevo una vida saludable. Creo que de eso se trata", dice.

Richie fue elegido, para la última edición de los premios Grammy, como Personalidad del Año. Esto sirvió para que además de ser agasajado por varios grupos y solistas, en un concierto previo a la ceremonia, ofreciera una entrevista abierta al público en un centro cultural de Beverly Hills, que tuvo como interlocutor a su amigo Kevin Spacey.

El actor Kevin Spacey se convirtió por un rato en entrevistador para hablar con Richie sobre la vida del músico, desde las clases de piano que tomaba en el ámbito familiar hasta la anécdota de cómo escribió con Michael Jackson "We Are the World", en la casa del ídolo pop, rodeados de exóticas mascotas, un perro, una víbora albina y un pájaro miná (Mynah) que lo único que sabía decir era "¡Shut up!" (callate). "Sé que esperaban una historia más espiritual pero en esa situación escribimos la canción", le confesaba al público que había asistido al Wallis Annenberg Center for the Performing Arts.

Richie no ha dejado de sacar discos, pero en la madurez de su vida quizá no esperaba la respuesta del público joven que encontró en Glastonbury, en 2014. Antes de su llegada a Buenos Aires y minutos después de su charla con Spacey, conversó con LA NACION.

-¿Qué encuentra en cada momento de su carrera?

-Creo que la continuidad de una historia que comienza con la lucha de unos chicos en edad universitaria por tratar de hacer música. Esa edad tenía cuando comenzamos con The Commodores. Luego la historia de los ochenta, cuando me convertí en solista. Sigo teniendo mi banda, sigo viajando alrededor del mundo, incluso a lugares a los que nunca he ido. ¿Cómo es eso posible? Bueno, hay gente que sigue prestando atención a lo que hago.

-¿Extraña las épocas de juventud con The Commodores?

-Lo único que extraño es que éramos un grupo. Ahora, en cambio, si algo me sale mal, si tomo una decisión equivocada, no tengo a nadie para echarle la culpa. Lo especial de ese momento es que todo lo que hicimos fue por primera vez. Y todas esas historias que uno sólo puede vivir cuando está en una banda.

-Cuando cantaba "Easy" quería que lo dejaran en paz, que no llenaran su agenda de conciertos y otros compromisos. ¿Algo cambió desde ese momento?

-No. Uno confunde el día en que está cuando viaja mucho. Voy al médico y me pregunta: "¿Se siente mareado? ¿Siente zumbidos en los oídos? ¿La comida no le cae bien?" Sí, le contesto. "¿Esta haciendo una gira, cierto?", me responde. Uno nunca se siente normal y tampoco pretende estarlo cuando sale de gira. Sabe que tiene que frenar. Pero no quiere hacerlo, ni lo hace.

-¿Cómo ve la escena musical actual?

-Creo que lo nuevo es lo que suena viejo. Veamos a Adele o a Bruno Mars, que son grandes compositores. El country suena a música de los ochenta. Un día viajé a Nashville, en Tennessee, donde me dijeron que estaban los mejores sesionistas del mundo. El primer día que fui al estudio me encontré con muchos de los músicos con los que yo había grabado en los ochenta. Se habían mudado a Nashville.

-Por su color de voz y su fraseo pudo haber sido un cantante de música country. Además, su último disco lleva el nombre del pueblo donde nació, Tuskegee. ¿Eso es una vuelta al hogar?

-Bueno, cuando alguien dice que Lionel está yendo al country, mi respuesta es: no, estoy volviendo al country. ¿Por qué? Porque no nací en Nueva York ni en Hollywood. Nací y crecí en Tuskegee, Alabama. Por lo tanto, esta música es algo común para mí y lo que tiene ese álbum es un color de música country.

-Hace un rato, en su entrevista abierta con Kevin Spacey, habló de su infancia. Entre otros temas contó una anécdota relacionada con el racismo y una enseñanza que su padre le dejó al respecto. Aunque de esa situación pasaron muchos años, hoy un candidato a presidente hace declaraciones xenófobas. ¿Qué opina de Donald Trump?

-Lo que hay que hacer es escuchar a la calle. Lo que dice, siente, piensa y necesita la gente común. Y esa gente lo que quiere es mantener su trabajo, o conseguir uno mejor, que su familia esté bien y crezca. Él le habla a un grupo de gente que no tiene la menor idea, en absoluto, de lo que una persona promedio y una familia promedio deben enfrentar a diario. ¿Qué es lo que nosotros queremos? Un trabajo, un buen lugar para vivir, un colegio para nuestros hijos.