María Creuza, una afinidad que perdura
La bahiana confirmó el fuerte lazo que la une con el público local en un concierto con los clásicos de siempre
Bossa y boleros , recital de María Creuza, voz; acompañada por Víctor Díaz Vélez, piano y arreglos; Heber "Yacaré" Calura, bajo; Flávio dos Santos Silva, batería, y Osvaldo "Bucky" Arcella, guitarra. Teatro ND/ Ateneo. Ultima función: esta noche, a las 21.
Nuestra opinión: bueno
Es un diálogo que el tiempo no ha logrado interrumpir, una cuestión de fidelidad y de gratitud que se manifiestan en un ida y vuelta constante entre el escenario y la platea. María Creuza llegó a Buenos Aires hace bastante más de treinta años, con Vinicius y Toquinho, y con ellos dejó, además del recuerdo de sus temporadas de éxito, un disco que se convirtió en fenómeno: el que los tres grabaron en La Fusa. La experiencia junto con el poeta -no deja de recordarlo- fue decisiva en su carrera, que se hizo internacional y le permitió algunos triunfos personales, como "Você abusou", en Brasil y en el exterior. Por supuesto, también aquí, donde su vocecita dulce, que había cautivado de entrada, entabló con el público un vínculo afectuoso que sigue vivo.
El programa del ND/ Ateneo prometía desde el título algunas novedades. No fueron tantas. Son muchos años de frecuentar escenarios porteños y la bahiana ya sabe que sus oyentes están esperando los clásicos de siempre. Las canciones de Vinicius, en primer lugar, aparecen en versiones bastante distintas de las originales y marcadas por los aportes del cuarteto al que cede la apertura del show y por cierto exceso en el (pedido) acompañamiento de palmas. Y dentro de ese repertorio, las que no pueden faltar: "Chega de saudade", "Garota de Ipanema", "Tomara", un "Samba da bêncão", renovado, pero en el que hay algún fraseo que contraría los versos; el eterno "Samba em prelúdio". Y algún otro título que le da mayor margen de lucimiento, como "Manhã de carnaval" u "Onde anda você".
Esta última es una buena introducción para pasar a la sección boleros, género para el que Creuza, con una voz que ha ganado en la zona baja del registro, parece ahora mejor pertrechada. Es un tramo que algunos de los que cantaron con ella "Contigo en la distancia" o "Bésame mucho" habrán juzgado demasiado breve.
Al final, después de un "Você abusou" que deja espacio para el lucimiento solista de los cuatro músicos, viene lo mejor, como si a esas alturas la cantante soltara por fin la voz: una excelente versión de "Mais, que nada", de Jorge Ben, y los bises, entre los cuales la contagiosa "Tristeza", que la platea canta entusiasmada, cierra un encuentro del que la bahiana y sus fans salen satisfechos: han comprobado que el vínculo perdura.
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