Noches tropicales en Buenos Aires
Las visitas de los brasileños Nelson Motta, Paulinho Moska y Nação Zumbi trazaron un panorama de la MPB
lanacionarNelson Motta es un testigo privilegiado de la evolución de la música brasileña de los últimos cincuenta años. Como productor, letrista, periodista, escritor y agitador musical, vivió desde adentro la bossa nova, los años de tropicalismo, la explosión del rock y tuvo mucho que ver con la aparición de nuevas figuras, como Marisa Monte. Autor del célebre libro Noites Tropicais (una de las mejores crónicas de la MPB que se hayan escrito) y de la sorprendente biografía Vale Tudo - o som e a fúria de Tim Maia , el escritor brasileño, invitado por el Funceb, pasea con su aura de leyenda por Buenos Aires.
"Nunca imaginé que la MPB iba a ser algo tan grande. En 1959, Copacabana era una gran clase media y nosotros teníamos una vida paradisíaca, pero la música era la de nuestros padres. La bossa nova vino para ser la música de la juventud. Los viejos la odiaban porque decían que era música de flojos. Todos los de mi generación fuimos a estudiar la guitarra para tocar bossa nova, porque si no tocabas estabas muerto. Se formaban ruedas en la playa o fiestas en casas, donde iban treinta personas y se iban pasando la guitarra y todos cantaban al unísono bien bajito. Esa era la onda. Incluso se cantaban temas que ni siquiera se habían editado. Así empezó la bossa en grupos pequeños. No fue de masas hasta que apareció Chega de saudade de João Gilberto. Era algo lindo y también ingenuo pero duró como moda del 58 al 62. Después se acabó", cuenta el coautor de temas como "O Cantador", con Dori Caymmi; "Perigosa", con Rita Lee, y "Você Bem Sabe", con Djavan.
-¿Cómo fue el cambio de la bossa a los sonidos eléctricos?
-Cuando llegó la dictadura militar, la bossa nova no tenía nada que ver con ese clima de guerra que se vivía en el país. Allí empezó a surgir la MPB, que fue una continuación más dura y contestataria que la bossa nova, aunque la conquista armónica y poética quedó. Me acuerdo de dos episodios de esa época. Uno fue en el 66, cuando en San Pablo se realizó una manifestación contra la guitarra eléctrica, porque se decía que era la expresión del imperialismo yanqui, algo ridículo. La otra más importante fue en el 67, cuando Caetano canto "Alegría, alegría" en un festival en San Pablo. Caetano salió con una banda de rock formada por argentinos, pelo largo y vestido de traje rosa. ¡Un sacrilegio! Todos lo silbaron. Terminó la canción con una ovación consagratoria. Caetano no ganó ese concurso, pero la música brasileña ya no fue la misma.
Para el cronista Nelson Motta, la aparición de Tim Maia, un cantante bestial, irreverente y sofisticado, también dejó su huella en la historia de Brasil, y con el tiempo se terminó transformando en el personaje central de su última biografía. "Adoraba a Tim Maia porque era un loco, un rebelde, un anárquico, un músico genial. Era un artista muy querido por los sectores más populares y por los jazzistas. Chico Buarque y Caetano lo adoraban", cuenta el productor.
Motta tardó diez años en conseguir la autorización familiar. Cuatro libros después, pudo publicar su ansiada biografía, que en Brasil estuvo un año en la lista de los best sellers, será llevado al cine en un biopic sobre el artista y en una serie documental para la TV. "Es un personaje tan extraordinario que su figura trascendió la música. No respetaba a nadie, ni al presidente ni a los militares ni a los ricos ni a los pobres....
-¿Es verdad que hizo un disco dedicado a una secta?
-Sí, y parte de ese material va a salir por Luaka Bop, la grabadora de David Byrne. Es un disco fenomenal, donde aparece esa mixtura de funky, samba y soul. En el 75, Tim Maia tomaba un ácido por día. Un día llegó a su casa con un libro que era de una secta que se llamaba el Racional Superior. El que era tan inmoral, indecente, ilegal, paró con todo y grabó un disco con músicas increíbles y letras devocionales. Duró menos de un año ese fanatismo, entonces mandó a quemar todas las copias. Sus hijos rescataron ese material y fue un suceso. Para muchos, es su mejor disco.
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