The Magic Numbers, los hermanos que volvieron a la ruta regresan a Buenos Aires: “Tenemos que permitirnos lo desconocido”
La banda se presentará el próximo jueves en Vorterix, con canciones nuevas de un próximo disco y los clásicos de su carrera; la bajista del grupo, Michele Stodart, habló con LA NACIÓN antes de su llegada a la Argentina
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The Magic Numbers está de regreso. Para quienes se han hecho fans en los comienzos de este siglo, la buena noticia es que el cuarteto de dos parejas de hermanos está con canciones nuevas entre manos y con el deseo de volver a publicar un disco, quizá el año próximo. Pero la mejor noticia es que la semana que viene volverá a desembarcar en Buenos Aires. Luego de varios años de ausencia, el cuarteto se reencontrará con aquellos que no pudieron dejar de escuchar temas como el aterciopelado “Love’s a game” o el rock “vintage” de “Love Me Like You”. La cita está fijada para el 14 de noviembre, en el Teatro Vorterix.
Los números mágicos con aquellos hermanos vecinos que un día decidieron hacer una banda. Romeo y Michele Stodart era dos niños de padre escocés y madre portuguesa que, tras haber nacido en el medio del Caribe, hicieron escala en Nueva York por un par de años y terminaron, ya adolescentes, en Hanwell, en el west London. Allí vivían sus vecinos Angela y Sean Gannon. Los muchachitos, Sean y Romeo, primero probaron suerte con una banda llamada Guess, pero para 2002 sumaron a sus hermanas y así fundaron The Magic Numbers, que publicó su álbum debut tres años después. Desde entonces (y a fuerza de algunos temas que resultaron hiteros) se movieron por distintas latitudes, siempre avalados por la estética de un rock atravesado por las corrientes del indie y un sonido retro, que supieron capitalizar a su proyecto hasta darle un sonido propio. Así pasaron los años, los escenarios y los discos.
La pandemia y los proyectos personales hicieron que desde 2018, tras el estreno de Outsiders, la banda no publicara más álbumes y tuviera cierta intermitencia en las actuaciones. Pero desde el último año que andan otra vez en la ruta y más allá de algunos percances que no han sido menores. “Por suerte, estoy mucho mejor”, dice vía Zoom al otro lado del Atlántico, la bajista del grupo, Michele Stodart. Ese “mucho mejor” refiere a que, hace algunos meses, sufrió un serio problema de columna y debió pasar varios días hospitalizada. No fue un accidente, no fue algo repentino. Seguramente, como muchos problemas de columna, fue la sumatoria de afecciones hasta que un día no pudo levantarse. “Ya no tengo ese dolor terrible y puedo volver a la música”, dice, agradecida por la pregunta. Después de todo, el bajo que cuelga sobre uno de sus hombros durante un par de horas cada vez que sube al escenario pesa cuatro kilos y medio.
Pero no se queja. Al contrario. Habla de esas canciones nuevas: “Haremos algunos temas nuevos para ustedes y veremos qué les parece. Por supuesto, vamos también a tocar esas canciones que ustedes conocen y aman”. Por su cuenta, la última producción de Michele en solitario se llama Invitation y fue publicada el último año. “Fue muy bien recibida aquí, en el Reino Unido, y espero ir allí algún día para tocarla para ustedes”.
También cuenta que su hermano Romeo lleva adelante un proyecto de dúo con la cantante Ren Harvieu, escribe música, graba y produce bandas. Pero se hace el tiempo para volver a convertirse en el frontman de The Magic Numbers. “En un momento nos pusimos a trabajar sin ponernos presión -asegura Michele-. A pensar en reunirnos, volver a Sudamérica y esas cosas”.
-¿Cómo es trabajar en familia?
-Esto es un desafío y la sensación más hermosa, a la vez. The Magic Numbers ha sido un gran viaje para nosotros. Nos queremos, nos preocupamos por el otro. Nos respetamos. Por supuesto que a veces es bastante complicado, pero al final todos queremos lo mejor para el otro y para la música. Pasamos la mayor parte de nuestras vidas en esta carretera. Y lo que hemos hecho es tratar de encontrarnos a nosotros mismos lejos de los demás. Trato de encontrarme lejos de mi hermano; Angela lejos de su hermano y viceversa. Por eso te emociona un poco cuando volvemos a estar juntos de nuevo.
-Dos décadas se cumplen, el año que viene, del lanzamiento del primer disco. ¿Cómo se pone esto en perspectiva?
-Creo que es agradable “hojear” esos discos y encontrar una evolución en todo este tiempo. Personalmente, yo me siento orgullosa del lugar en donde estamos y de que nos mantuviéramos muy fieles a lo que somos y a lo que queríamos de nuestra música. Creo que es un gran logro y espero que eso siga siendo así.
-Hay una canción del último disco que habla de dos niños perdidos (”Lost children”), llama la atención...
-Es una canción muy particular [de Romeo]. Creo que nunca tuvimos un destino final, como tal. Estamos constantemente intentando y creciendo yendo por este camino. Y luego sabés que habrá algo que te rompa el corazón y que eso te cambiará. Lo sabés.
-¿El destino te llevó hacia el lugar donde estás?
-El destino y el universo y el poder superior que está por encima de nosotros y para el que no podemos volver a tener respuestas nos ha traído exactamente a donde estamos. Con todos los altibajos. Pienso cuanto estábamos en Trinidad y luego en Nueva York y después en Londres. Angela y Sean son las primeras personas con las que formamos amistades. ¿Se puede planear algo así? Por eso digo que tenemos que permitirnos lo desconocido. Los cuestionamientos, las búsquedas constantes y el lugar adonde el destino te lleve.
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