Josefina China Ansa: el dibujo profético a los 17 años, la montaña rusa de los Martín Fierro y los “pasitos de hormiga” que vienen
La coconductora de Escape perfecto acaba de ganar el premio revelación de Aptra, donde buena parte del público la descubrió en la alfombra azul; sus comienzos en El noticiero de la gente, el pase a Gran Hermano y lo que hará ahora
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A los 17 años, Josefina Ansa hizo un test vocacional: no sabía si quería ser psicóloga o estudiar comunicación. La consigna: dibujar cómo se imaginaba en 20 años. Tal vez como un juego inconsciente, se dibujó sobre un escenario agradeciendo un Martín Fierro. Pasaron menos de dos décadas, otros 17 años exactamente, y ese dibujo se hizo realidad en una imagen. Cinco días antes de celebrar sus 34 años, la China (como todos salvo su madre la llaman), subió al estrado del Hilton a alzar la estatuilla a destinada a Revelación, por su rol en Escape perfecto, y agradeció: “Esto lo soñé toda mi vida, lo practiqué toda mi vida, mi familia y mis amigas lo saben. Este premio es mi hija, el gran amor de mi vida India. Fruto del amor más sano, más fiel que tengo con Diego, soy gracias a él, que me potencia. Gracias. Gracias a la gente que me abraza en la calle, que acorta la distancia”.
Lo soñó, lo imaginó, lo logró. Salía con amigas y al tomar alzaba el vaso de Fernet y jugaba: “Este premio se lo dedico...”, hasta que un día llegó. “Tengo una montaña rusa de sensaciones”, dice la periodista de El noticiero de la gente (de lunes a viernes, a las 13) y conductora de Escape perfecto (lunes a viernes, a las 21.45) con Iván de Pineda en diálogo con LA NACIÓN que aún no cae. Termina de grabar y aunque quiere llegar a su casa pronto para darle de comer y dormir a su beba de un año y tres meses que está con fiebre, se hace un espacio para hablar con este sitio y repasar su historia.
El presente es el resultado de años de trabajo y esfuerzo, no solo el propio, sino también el de su mamá a quien define como su “gran debilidad y maestra perfecta” y agradecida, continúa y se emociona: “Soy quien soy gracias a ella, su fortaleza. Hizo que sea lo que soy una trabajadora y ojalá yo sea para mi hija un cuarto de la madre que es ella para mí. Con la mitad de herramientas que tengo yo y sola, hizo maravillas”. Josefina se crio en Avellaneda, vivió siempre sola con su madre y apenas terminó el colegio comenzó a estudiar Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, a la vez que trabajaba de todo: “Estuve en un call center, fui secretaria en una constructora y en gastronomía, en un lugar en Puerto Madero de sushi con una vista impresionante donde la gente se quedaba cenando hasta las tres de la mañana, era difícil el cierre”.
Sabiendo lo difícil que es comenzar a trabajar en el medio sin contactos, siguió con pasitos de hormiga dejando CVs por los canales y radios, hasta que en grupo Indalo fue una excompañera, hoy amiga, del colegio quien lo encontró y la llamó para trabajar. Primero como data entry en el área comercial, muchos años después armando PNT. “Que la suerte te encuentre trabajando”, dice el dicho popular y así fue: un día el meteorólogo se enfermó y ella dio el clima.
—Se te vio muy contenta el lunes pasado en la entrega, ¿cómo estás?
—Tengo una montaña rusa de sensaciones, porque no termino de caer y poner los pies en la tierra, es una emoción tras otra, no solo por haber estado nominada en los productos que hago y amo. Estaba nominado el noticiero, Escape y el plus de haber estado yo como revelación. No tuve tiempo de poder disfrutar eso que se sumaba la responsabilidad que me asignaron que era conducir con Iván la alfombra roja, con lo que implicaba esa transmisión. ¡No me recuperaba de conducir que entraba a la ceremonia!
—Lo soñaste, ¿mirabas de chica las ceremonias de los Martín Fierro?
—No solo miraba los Martín Fierro. Era el plan con amigas juntarnos a mirarlos, ver los looks, debatir, hablar de Aptra, de las nominaciones, festejar con las novelas que ganaban y era celebrar con ellos porque éramos fieles consumidoras. Pero cuando terminé el secundario e hice el test vocacional me preguntaron cómo me veía en 20 años para saber qué estudios seguir porque no lo tenía en claro: estaba entre psicología y comunicación y me pidieron que me dibujara y dibujé el escenario de los Martín Fierro agradeciendo. Entendí que lo mío eran los medios y UBA ofrecía la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y dije ‘Esta es mi vocación, mi profesión y es lo que quiero’, así que me anoté en el CBC y comenzó mi carrera y convertí mi trabajo en el mejor oficio del mundo, amo dedicarme a lo que me dedico y disfruto lo que hago.
—¿En ese camino estuvieron tus amigas presentes a quienes les agradeciste en el escenario?
—Las nombré porque me han soportado en miles de cumples con la temática, me hicieron una torta de los Martín Fierro, otro año con un televisor, lo tuve siempre en la mente y cuando tomábamos de más, cuando teníamos menos preocupaciones que hoy, levantaba el vaso de fernet y decía ‘Este Martin Fierro se lo dedico a...”.
—¿Ya fuiste a festejar con ellas?
—Apenas gané tenía previsto un viaje por mi cumple a Bariloche, así que no, pero se viene un gran festejo. Son mis amigas de todo el colegio, de todas formas soy muy amiguera y tengo varios grupos.
—Y en ese camino también te habrán acompañado en momentos no tan divertidos, es difícil entrar al medio, ¿te costó?
—Sí, me apoyaron en todo. Me recibí y pasé por todos los rubros, estuve en un call center, trabajé años en gastronomía en un restaurante de sushi de Puerto Madero con turnos tardísimos porque estudiaba a la mañana, me preparaba los exámenes en el viaje y entraba a trabajar a las 17 y me iba a las 4 de la mañana, fui secretaria en una constructora. Hasta que dejando CVs, que es difícil y hay que tener suerte, se lo dejé a una amiga que era gerente de Grupo Indalo y me dio la posibilidad de entrar a las radios: yo cargaba datos en el sector comercial para TKM, Pop, Radio 10 y Mega y luego pasé a C5N.
—De a poco te ibas acercando, ¿querías trabajar en tele o era indistinto ir a gráfica por ejemplo?
—Siempre quise tele. Estuve en el canal cinco años como trafficker, así se llamaba el puesto, después como implementadora de PNT y un día el meteorólogo faltó y me metieron por dos o tres días, luego hice clima varios meses y me llamaron al año de Crónica para hacer algo político a la tarde y después de Telefe para hacer primera mañana, Buen Telefe.
—¿Cómo llevaste esos cinco o más años en los que estabas trabajando en el canal, pero haciendo algo que no era lo tuyo?
—Yo sabía que tardaría, pero que llegaría, lo tenía claro, nunca me desenfoqué, tuve siempre la meta presente. Fue mucho tiempo y hay momentos de ansiedad, el desgaste de la vida, sentís que no lo vas a lograr, pero siempre fui optimista y no perdí el foco.
—Y cuando además del noticiero, te convocaron para el debate de Gran Hermano, ¿se te abrió un mundo nuevo?
—Sí, me pasé a artística y fue desafiarme a mí misma, verme en una nueva versión. Pasaba de la credibilidad del noticiero y la seriedad de haber pasado por la pandemia al frente de una cámara, que fue lo más duro que me tocó hacer, porque eran todas malas noticias, a sentarme en un debate a hablar de un jugador, armar una polémica, un conflicto, enemistarse con otro panelista, opinar, acostumbrarse al fandom o al hater. Además, ese programa lo hice embarazada, no me podía contener nada, con las hormonas es inevitable.
―¿Cómo es trabajar con Iván de Pineda?
―Lo admiro profundamente. Era mi sueño estar con él. Miro mi presente y no puedo creer estar al lado de un conductor que admiraba tanto, es un lujo que me estoy dando. Lo miraba en Resto del Mundo y Pasapalabra.
—¿Cómo fue transitar el embarazo frente a cámara?
—India era la hija de todos los que me acompañaron, hicimos baby shower en Cortá por Lozano y apenas nació, a sus 45 días, empecé a grabar Escape perfecto. El canal es su casa.
—Mencionaste a tu familia en el discurso, ¿tu mamá?
—Sí. Vivíamos con mi mamá las dos solas, alquilábamos en Avellaneda, muchos años vivimos ahí. Ella trabajaba y yo también, mientras estudiaba. Es mi maestra, mi gran debilidad, es todo. Soy quien soy gracias a ella y su fortaleza hizo que sea lo que soy, una trabajadora. Ojalá yo sea para India un cuarto de la madre que fue mi mamá conmigo.
—¿Siendo mamá vos pensás en qué haría ella?
—Total. Mi mamá vive en Caballito, me ayuda. Pero siempre digo que no me puedo ahogar en un vaso de agua, pienso en qué hubiera hecho mi mamá en tal lugar, con la mitad de las herramientas, la mitad de ayuda, sin un panorama tan claro, sin una profesión tan clara. Sola y sin ayuda, hizo maravillas.
—En tu discurso también le agradeciste a Diego (Mendoza) tu novio, ¿se van a casar? ¿Cuándo?
—Me propuso casamiento el año pasado para mi cumpleaños y hay que planificar. Con la carga laboral lo postergamos un poco, pero se va a dar.
—¿Cómo se conocieron?
—Me buscó por Instagram, charlamos en pandemia nueve meses por videollamada, él jugaba al fútbol en España, hasta que se levantaron un poco las restricciones y fue a General Madariaga a visitar a su familia y nos conocimos.
—¿Después de nueve meses sabían todo el uno del otro?
—Lo más cruel del otro ya lo conocíamos, no sabíamos cómo olíamos pero sí nuestros quilombos.
—¿Si él no se retiraba hubiera sido difícil? ¿Qué hace ahora?
—No juega más, se retiró, lo tenía previsto, se despidió de su profesión en el club de Ibiza, estaba en nuestros planes formar una familia y hubiera sido difícil. Ahora maneja mis redes y la rompe, me representa con las marcas y tiene sus proyectos independientes.
—¿Cómo es la logística con una beba?
—India no va al jardín, para el año que viene lo pensamos y Diego es el compañero más leal, tenemos una excelente comunicación. Nos vamos organizando, yo estoy por la mañana, él por la tarde y nos turnamos para que esté uno de los dos. India todos los días hace algo nuevo, un día camina, otro le crecen los dientes, baila, está muy estimulada.
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