Un transgresor con estilo propio
En la década del 80 creó El loco de la colina , el exitoso ciclo que ahora conduce en las noches de Radio Uno
lanacionarCarlos Rúa, 56 años, locutor y abogado penalista con 22 años de trayectoria radial, creó un ciclo, cuyo título de alguna manera lo identifica: El loco de la colina . En la década del 80, fue masivo, pasó por innumerables emisoras y desde hace cerca de dos años se emite de lunes a viernes, de 23 a 1, por radio Uno (FM 103.1), espacio ahora más dedicado a la música, pero que conserva su esencia de "poeta y de loco", como se califica, y su estilo verborrágico y contestatario.
-¿Cómo se define? ¿Conductor, personaje, gurú, transgresor?
-Yo me siento un traductor de sombras tratando de iluminar la noche intensa del alma. Un poeta que habla en radio. Tengo pensamiento poético: por lo tanto, desordenado. Esta forma de unir la poesía desde lo más terrenal y cotidiano hasta las cosas muy elevadas. Ahora me dedico a tratar de hacer literatura para todos. La literatura que uno le puede leer a alguien en un bar, para que otro se enganche y se movilice. Recuerdo que cuando estudiaba derecho en la UBA daba clase Germán Bidart Campos, un constitucionalista brillante, que me vio escribiendo poesía: "¿Qué hace?", me dijo. Guardé la poesía y le hice un chiste. Al poco tiempo, me invitó a la presentación de un libro suyo, Itinerario de mi poesía . Los abogados tienen una veta poética. Debe ser porque ante lo estricto de la ley, el tipo tiene la necesidad de zafar por el arte.
- ¿Es decir que el programa tiene algo de poeta y de loco?
-Es un relato poético diario. La gente me respeta por el tema de la poesía. Sabe que en el medio hay pocos poetas que se leen a sí mismos. Está Tom Lupo acompañándome. Tom es un excelente lector de poesía. Debe ser el tipo que más sabe de poesía en la Argentina. Es un tipo con un nivel intelectual muy grande, que me inquieta y me produce una especie de rebelión. Escribo habitualmente para él, porque me sabe leer. Y lee como le gustaría al autor que lo leyeran.
-¿ Qué contenido ofrece hoy este ciclo?
-Hoy por hoy es un musical, porque está en FM. Como abogado que soy, respeto estructuras. Por eso invito figuras de la música, como Joaquín Levinton, ex Turf y actual Sponsors; Leo García, que interpretó desde Gardel hasta Gilda con su guitarra; Adrián Otero; Miguel Botafogo; Palo Pandolfo; Ricardo Tapia, de la Mississippi. Si hiciera AM, invitaría tipos de la cultura. Respecto de años anteriores, siempre fui un sacrílego; un tipo contestatario, difícil de manejar. Un transgresor en serio. Molestaba al sistema y lo hacía desde la base. Después hay transgresores que necesitan del mercado para que la revolución sea siempre la misma. Y, a veces, soy un poco anarquista; quizá por eso hice una pausa radial de tres años. Decidí que hasta que no me llamaran de una radio, no volvía. Estaba cansado de buscar radios que no existen. Estaba cansado de ponerme la radio encima. Y me dejé guiar por la intuición: sabía que me iban a llamar y que iba a estar en una buena radio.
-¿Por qué en el ciclo hay tanta publicidad de albergues transitorios ?
-Siempre tuvimos publicidades de funerarias y albergues transitorios. Esas publicidades siempre intentaron hacer de la muerte algo alegre. Me pasaron anécdotas muy interesantes. Había una publicidad que decía: "Para que la muerte no lo deje en banda, Casa Miranda". Pero un día murió mi madre y el coche nunca llegó: me dejó en banda. Ahí terminé con las funerarias. Se me ocurrió venderles publicidad a los que nadie les vende. Le puse un estilo humorístico y surgieron las célebres publicidades de esos hoteles. Siempre jugué con un doble sentido. Cierta sociedad pacata no entiende que lo malo es la violencia y que el amor es el antídoto más poderoso contra eso en la medida que sea interpretado con inteligencia. Lo burdo es la muerte de la estética. Yo puedo pintar como Dalí, si antes pinté como un grande. Si tengo un pensamiento filosófico contundente, me puedo permitir transgredir, porque sé a dónde voy. Así es el fenómeno Tinelli. La TV argentina está manejada por el 4 de San Telmo. Y estuvo manejada por un tipo que se jugabatodo, como Sofovich. Es un tipo que marcaba el mercado.
-Se dio un cambio entre el ciclo de los 80 y esta nueva etapa ...
-Uno en la radio debe respetar el tiempo que vive y evitar aquellas situaciones que los chicos dictaminan como "absurdas". Si bien uno siente que el tiempo pasa por afuera y no por adentro, para los demás no. Por ahí, cuando uno es joven, la joda es lo fundamental. Ahora, de aquel "loco" quedaron las publicidades. El resto cambió, pero está mi esencia.
-¿Alguien influyó en su estilo?
-Hugo Guerrero Martinheitz. El único tipo que yo considero un referente. Y utilizaba los silencios, y yo también, cosa poco frecuente en el medio. Un director de radio me dijo que no podía ser que corte la transmisión y la deje con un minuto de silencio. Yo lo miraba y no entendía. El tema del arte y el no entendimiento es lo que dificulta el vehículo de transmisión. Mi labor es intentar que el arte no sea una cosa aburrida, tonta y sin ritmo.
-¿Es consciente que despierta una suerte de amor-odio entre sus oyentes?
-Puede ser. Ahora instrumenté una nueva medida. Yo no regalo nada en la radio ¿Qué voy a regalar, si ya regalo el programa y lo que digo? Entonces, el oyente que gana el concurso que organizo me tiene que traer un regalo. Así recibo libros, discos y juguetes en el Día del Niño. Pero también se identifican conmigo, porque soy un tipo representante de una clase. Tengo la rigidez del aristócrata y las características del tipo que viene de abajo. Mi pensamiento es el de un hijo de inmigrantes. No soy bohemio. Mi ideología pasa por no hacerle al otro lo que uno no quiere para sí mismo.