La magnífica Iride Mockert
Turba
Nuestra opinión: muy buena
En escena, una mujer en situación de trata a quien le han quitado a su hija. Su desconsuelo es mucho mientras su vida transcurre bajo el sometimiento de unos hombres a los que su cuerpo acepta pero su mente rechaza. Valiente, aguerrida, ella solo piensa en escapar de ese mundo y recuperar a la niña que le arrebataron.
La narración es compleja. La dramaturga Laura Sbdar va dando a forma a situaciones siempre inquietantes que parecieran tener un débil hilván. Aunque cada tramo de su obra posee una contundencia notable y en la voz de la protagonista ese universo se profundiza y amplía. Un material que necesita una intérprete dispuesta a poner el cuerpo sin temores, provocando su imaginación al máximo, asumiendo riesgos y dosificando la furia que le provoca el lugar que ocupa y padece. Las palabras con las que va definiendo su historia no tienen valor si cada porción de ese cuerpo no puede darles el verdadero sentido que reclaman.
Bajo la segura y desenfadada dirección de Alejandra Flechner, la gran Iride Mockert da trascendencia a ese personaje de una manera inesperada. Se transforma en un animal desbocado que asume todos los riesgos que esa acción le reclama: seguir pautas de movimiento, cantar, tocar un instrumento musical, agitar un par de boleadoras. Y lo más intenso, ingresar en un submundo por momentos escalofriante donde el maltrato y el abuso son moneda corriente. Pero ella tiene un derrotero y da pelea.
Magnífica intérprete, Mockert se deja atravesar por ese texto y junto a Flechner logran reescribirlo en escena con una apasionada mirada femenina. Turba es una propuesta que sube a escena los lunes, a las 21, en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034).
Temas
Más leídas de Espectáculos
Noche inolvidable. Así fue la impresionante fiesta de 15 de Olivia, la hija de Mariano Martínez
¿Herencia artística? Cuatro datos curiosos sobre los hijos de Al Pacino: Julie, Anton, Olivia y el pequeño Roman
Eugenia, la ganadora de Survivor. Para qué fue a la isla y el sufrimiento de la autoexigencia en el juego y en la vida; "despertate, no podés seguir así"