Relatos para armar de un lejano, y bastante perturbador, Far West
Entonces la noche / De: Martín Flores Cárdenas / Elenco: Cecilia Roth, Dolores Fonzi, Guillermo Arengo y Ezequiel Díaz / Músicos: Fernando Tur y Julián Rodríguez Rona / Música original: Fernando Tur / Diseño de escenografía: Alicia Leloutre / Diseño de iluminación: Matías Sendon / Diseño de vestuario: Ana Markarian y Alicia Macchi / Dirección: Martín Flores Cárdenas / Teatro: Paseo La Plaza / Nuestra opinión: muy bueno
Alguien recuerda una escena de su infancia cuando miraba la huella del zapato de su padre en la vereda de cemento de su casa. A su padre nunca más lo vio. Lo busca mirando fijo los zapatos del sospechoso. Ella evoca la mirada de un vagabundo en un restaurante que apunta, insoportablemente, a sus ojos. Un policía sensible a la injusticia cuenta de chicos de buen pasar que buscan indigentes en las noches para molerlos a palos. Una prostituta encara la noche en una salida alternativa de la ciudad llena de pozos y esqueletos de animales en la banquina.
La acción, o las distintas evocaciones puestas en acción, hace al cuerpo fragmentario de Entonces la noche, la creación de Martín Flores Cárdenas que transcurre entre música de spaghetti western, botas texanas, cuatro actores que alternativamente se paran y dicen "ahora voy yo", una minifalda chillona, un sillón desvencijado, dos guitarristas de sonidos metálicos que merodean los relatos y cierto clima de un bar marginal que puede que esté en la rotonda del km 29 de González Catán o del Far West norteamericano.
Entonces la noche tuvo su precuela. Se llamó Entonces bailemos. En ambas, Flores Cárdenas, su talentoso autor y director, aplica similar procedimiento: relatos que parecen sueltos, un espacio escénico despojado, la atmósfera western, música en vivo y un cuarteto de personajes quebrados por historias de amor, de sexo, de violencia social y búsquedas personales por rutas fantasmales llenas de baches, bancos de neblina, luces que encandilan. Aquella primera obra se estrenó en el circuito alternativo. Entonces la noche se acaba de estrenar en el circuito comercial. Para quien haya visto el anterior trabajo, los relatos actuales no tienen aquella intensidad desbordada ni la puesta tiene aquella síntesis espacial. Sumado a eso, en aquel montaje estrenado en 2013 la sucesión de parlamentos tenía una dinámica interna más sorprendente y quebrada.
En esta otra escala de producción (dato ilustrativo: la sala de La Plaza es 6 veces más grande que la de El Camarín de las Musas, en donde se estrenó la anterior) e imaginando al potencial público, quizás haya que pensar a Entonces la noche como hecho, casi, iniciático. De ser así, ese rompecabezas deliberadamente impreciso acompañado por esa atmósfera sonora puede que desconcierte al público de este tipo de circuito acostumbrado a otro tipo de relatos escénicos. De ser así, bienvenido el desconcierto.
Quienes "ordenan" ese hermoso desconcierto escénico imaginado por su autor y director son Cecilia Roth, Dolores Fonzi (de amplia trayectoria en cine), Guillermo Arengo y Ezequiel Díaz (de amplia trayectoria teatral). Díaz, lo mejor del cuarteto, abre el juego con un relato realmente impecable de ese pibe de 5 años en medio de una escena de violencia familiar que lo marcará para siempre. Fonzi tendrá otro relato perturbador en el que esa prostituta se encuentra rodeada de perros de la calle que le gruñen mientras se le hunde el taco en el barro. Roth asumirá una escena con un imaginario vaso de whisky en la mano en el cual trastabilla demostrando un enorme dominio de la situación. Y Arengo será ese policía sensible que, aunque sea el personaje con menos dobleces, su amplia capacidad actoral transforma al personaje en el más cercano.
Junto a este potente cuarteto, los músicos (e intérpretes) Fernando Tur y Julián Rodríguez Rena aportan el "entorno" de esa noche con sus referencias sonoras y sus resonancias en el mapa del imaginario. Como los cuatro actores, están todo el tiempo en una escenario diseñado en todos sus planos por parte del mismo equipo de la obra anterior (Matías Sendon, en las luces, y Alicia Leloutre, en la escenografía).
Entre tantos fragmentos de este misteriosa ciudad poblada por especies de cowboys del conurbano y mujeres que podrían habitar películas de Tarantino, todos ellos habitan una noche de una enorme fuerza poética que, esta vez, prueba suerte entre las luces de la avenida Corrientes.
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