Fue azafata y dice por qué es insólito que los pasajeros se paren apenas aterriza el avión
Una exasistente de vuelo reveló una lista las desagradables conductas que tenía que soportar de los viajeros; desde cargar equipaje pesado, hasta las piernas estiradas a lo largo del pasillo
El trabajo de una azafata la obliga a interactuar y relacionarse con cientos de personas durante cada jornada. Lo anterior implica que no solo registren las más divertidas anécdotas, sino que, por el lado opuesto, vivan de forma constante actitudes por parte de los pasajeros que les generan rechazo. Ese fue el caso de Madeline Forsyth, una exasistente de vuelo que reveló cuáles eran las conductas más desagradables que los viajeros cometían.
Forsyth, quien escribe con frecuencia en Narcity Canada, explicó que una vez que se graduó de la universidad y “obtuvo sus alas”, comenzó a trabajar en una aerolínea internacional como azafata y gracias a ello conoció lugares increíbles de Europa y América del Norte.
Sin embargo, no todo fue maravilloso, y ahora, una vez retirada, se dio a la tarea de compartir una lista de las cosas que los pasajeros debían evitar. En primer lugar, destacó el pedido que hacen los viajeros a las asistentes para que los ayuden a guardar en equipaje una vez que abordaron el avión. “Nosotras no tenemos superfuerza y no es nuestro trabajo guardar las maletas”, escribió la joven, y agregó que se trataba de un asunto de salud y seguridad para todos.
En ese sentido, si bien los asistentes de vuelo están para prestar apoyo a los pasajeros, deben hacerlo cuando alguno de ellos tenga alguna limitación física que le impida desenvolverse por sí mismo dentro de la nave.
Otra de las conductas más incómodas para Madeline eran los pasajeros que estiraban sus piernas a lo largo del pasillo del avión, dificultando el tránsito, especialmente porque otros viajeros podrían tropezarse y caer. Además, hacía imposible que el carrito de comidas y bebidas se desplazara con facilidad, por lo que además de tener que prestar extrema atención para atender el pedido de cada asiento, debían tomarse el tiempo para liberar la vía.
Asimismo, pedir comida o bebidas antes del despegue le resultaba muy incómodo, sobre todo porque se trataba de un momento extremadamente ocupado para los auxiliares de vuelo. “Desde el embarque hasta las instrucciones de seguridad y los controles, la tripulación no tiene mucho tiempo para pedidos como comida”, expresó.
En ese sentido, quitarse el cinturón de seguridad, aunque la señal esté apagada, es contraproducente. “Nunca se sabe cuándo podrían surgir turbulencias, y es mejor mantenerse en el lado seguro y permanecer atado”, dijo. Incluso, manifestó que era una buena idea mantenerlo si el pasajero planeaba dormir, ya que la tripulación no tendría que despertarlo para pedirle que se lo abrochara.
Por último, ponerse de pie una vez que aterrizó el avión, cuando todavía no se detuvo, era una pésima idea. “A pesar de los múltiples anuncios sobre permanecer sentado hasta que la nave esté completamente estacionada, siempre hay pasajeros que se levantan y comienzan a buscar su equipaje mientras el avión rueda”, escribió.
De esa manera, explicó que se trataba de un asunto de seguridad para todos los pasajeros, debido a que si la nave hacía algún giro brusco e inesperado, las personas podrían caer al suelo y lesionarse, lo mismo que ocurriría si alguno de los compartimientos estuviese abierto durante ese momento. “No hay necesidad de pararse y correr para bajarse, ya que aún tendrá que esperar a que se abra la puerta, y realmente no le ahorrará mucho tiempo”, cerró.
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