Lecturas: El pasado, con los ojos del presente
Algunas narraciones históricas no buscan tanto reconstruir otras épocas como iluminar por medio de ellas lo que hoy sigue en penumbras, según muestran los libros de Gioconda Belli y Elena Poniatowska
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Hay en el mundo de las novelas históricas de hoy algunas autoras que toman prestada la forma de ese género para, de manera menos tradicional, cuestionar los modos de leer el pasado. Son escritoras que no se especializan en ese tipo de narraciones, pero que acuden a las biografías ficticias o los personajes históricos para explorar la interioridad de mujeres osadas –nobles o artistas– que fueron interpretadas durante mucho tiempo con la lente del sentido común de su época, marcado por un poder patriarcal latente. El pasado sirve en esas novelas para iluminar zonas del presente que siguen en penumbras.
Un ejemplo es El pergamino de la seducción, de Gioconda Belli (Managua, 1948), obra de 2004 que el reciente premio Reina Sofía de Poesía otorgado a la nicaragüense ayuda hoy a poner en circulación en la Argentina. La novela rescata la figura de Juana de Castilla, conocida como Juana la Loca. Lo hace a través de Lucía, una chica huérfana que estudia en un internado de monjas español, en la década de 1960, y se encuentra con un historiador cuarentón, Manuel, que la guía para develar el misterio de la vida de aquella reina, un tema que lo obsesiona. Manuel la induce con su relato, la viste de época. Lucía se convierte, así, en Juana.
El feminismo y la política son dos temas que siempre alimentaron, de múltiples formas, la obra y la vida de Belli. Una anécdota alcanza para mostrarlo: luego de que Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua, le retirara su nacionalidad y confiscara todos sus bienes, la escritora se presentó en la televisión española, con su pasaporte y una tijera en la mano, y ante las cámaras, cortó el documento. “No soy este documento –dijo entonces–, soy Gioconda Belli, soy una poeta nicaragüense, y cuando la historia haya olvidado a estos tiranos yo voy a seguir existiendo en mis libros”.
Algo de ese espíritu indómito anida en los personajes de sus novelas, como ocurre con la Juana adolescente que viaja sola hasta Flandes para casarse con Felipe el hermoso. Es apenas una adolescente, pero tiene la seguridad y la inteligencia suficientes para plantarse frente a la represión y los abusos de un entorno hostil. Manuel manipula a Lucía para llevarla a las vivencias de Juana, como si la hipnotizara, y ella se sumerge en la intimidad de la reina española. En ese pasaje suceden dos cosas: por un lado, Lucía logra reconocer su propio deseo y adquiere un impulso de libertad que permanecía dormido; por otro, Juana habla por medio de ella y cuenta su historia en primera persona.
Ese juego de dos tramas paralelas también aparecía ya en La cazadora de astros, de la escritora cubana Zoé Valdés (La Habana, 1959), residente en Francia. La novela, de 2007, ficcionaliza la vida de la artista catalana Remedios Varo, y la enlaza con lucidez, a las vivencias de Zamia, una escritora cubana que tiene mucho de la autora. Las dos protagonistas habitan épocas y lugares distantes, aunque tienen una conexión reveladora: Zamia escribe en secreto sobre Varo; y Varo pinta sus visiones interiores como si la oyera.
Una de las amigas más cercanas de Varo, Leonora Carrington, es, por su parte, la protagonista de Leonora, de la mexicana Elena Poniatowska (París, 1932). El libro se aleja de una biografía ordinaria, y retrata las vivencias de la pintora, escultora y escritora surrealista inglesa afincada en México. No es una historia cronológica, pero empieza con la infancia de Leonora, dueña de una determinación que lograría romper con las aspiraciones de sus padres de clase privilegiada. La novela capta la libertad de espíritu de Carrington que la llevó a proyectar sus visiones y su subjetividad en sus originales pinturas y narraciones. Se nota la cercanía entre ambas mujeres. Poniatowska fue amiga de la artista durante años.
También contrasta dos tiempos la trama de El amante polaco, la más reciente novela de la Premio Cervantes mexicana, que anuda en casi mil páginas autobiografía y novela histórica. A sus propias vivencias, desde su París natal hasta México (Poniatowska llegó a su país de adopción a los nueve años, huyendo con su familia de la guerra), le agrega el relato de la vida de uno de sus antepasados europeos, Stanislaw Poniatowski, el último rey de Polonia, en el siglo XVIII, que mantuvo una estrecha relación con Catalina la Grande.
Si se piensa la locura como tema, el libro antes nombrado de Poniatowska, Leonora, tiene mucho en común con El pergamino de la seducción, de Belli. Mientras que la mexicana expone la soledad, el desarraigo y la incomprensión que llevaron a la artista a internarse en un psiquiátrico, Belli procura desarmar las etiquetas que rodean la figura de Juana de Castilla. Intenta reivindicar sus decisiones, su singular modo de actuar para el momento que le tocó vivir. Narra al comienzo el encuentro de una Juana de 16 años con Felipe, que contaba con 18, y muestra el amor arrebatado y pasional que los unió al principio. Luego deriva en algo más parecido a la obsesión amorosa y los celos enfermizos. No hay que ser especialista para saber que aquella fue una época crucial para España, con la expulsión de los moros y los judíos, y la llegada a lo que luego sería América. Se escribió mucho sobre personajes como Fernando de Aragón, Isabel La Católica, Cristóbal Colón y la propia Juana de Castilla, pero la escritora nicaragüense adopta una mirada más contemporánea, menos apegada a las versiones tradicionales, y deja a la vista la importancia que tuvo Juana en los sucesos políticos. Ahora bien, en el pasaje de tiempos, entre Lucía y la reina de hace siglos, la historia se vuelve dinámica, más cercana al presente, sin tramar por completo el mundo renacentista ni dejar adivinar cómo era la vida de entonces. Algo que sí se propone la irlandesa Maggie O’Farrel (1972) en su reciente El retrato de casada, en la que recrea la vida de la duquesa Lucrezia di Cosimo de Medici, con atención documental y, a la vez, ojo contemporáneo.
Todas estas novelas históricas –si aún es posible incluirlas dentro del género– permiten vislumbrar, en todo caso, otra manera de pensar el papel de las mujeres en la historia: traman un nuevo y singular linaje de heroínas.
El pergamino de la seducción
Por Gioconda Belli
Seix Barral
413 páginas, $ 7500
El amante polaco
Elena Poniatowska
Seix Barral
904 páginas
$ 10.200