Lecturas: Intimidades, de Katie Kitamura
Aunque nació en Estados Unidos, Katie Kitamura (Sacramento, 1979) pasó su infancia y sus años de formación entre su país natal y Japón, una experiencia clave para su modo de abordar la narración. Hay un extrañamiento en Intimidades que deriva de cierta inestabilidad provisoria. “Nunca es fácil irse a vivir a otro país, pero lo cierto era que yo estaba encantada de estar lejos de Nueva York”, explica al comienzo la protagonista.
La joven narradora llega a La Haya con un contrato por un año para trabajar como intérprete en un tribunal no especificado (el Tribunal Internacional de Justicia, es de imaginar). Lo hace poco después de la muerte del padre y que la madre se traslade a Singapur. El viaje le permite comprender hasta qué punto los padres la habían “anclado en ese lugar del que ninguno éramos originarios” (Estados Unidos), al tiempo que se ve desorientada por algunas cotidianidades de la ciudad europea.
Intimidades tiene muchas descripciones minuciosas y aleatorias, pero también una trama. Por un lado, está la relación sentimental de la mujer con Adriaan, un hombre casado que se fue de La Haya un fin de semana para arreglar su divorcio, pero nunca vuelve. Por otro, su trabajo de intérprete en el tribunal, donde su voz debe fundirse por obligación profesional con la de los criminales de guerra para “repetir lo indecible”.
Algunas de las mejores escenas surgen de la dialéctica con esas atrocidades, pero la novela –como sugiere su título– se despliega sobre un fondo amplio, en el que las diversas capas de la intimidad, su desconcierto calmo y enrarecido, permean todo con delicadeza.
Intimidades
Katie Kitamura
Sexto Piso
Trad.: Aurora Echevarría
190 páginas
$ 9000