
Los resultados tras el resultado del domingo
Las elecciones porteñas podrían definir quién será el líder de la derecha en el país
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Nada es definitivo después de una elección de poca monta, pero todo puede ser diferente si el resultado principal es que un líder derrotó a otro y si el declamado adversario a vencer gana favorecido por la división donde nunca lo había hecho.
La elección a la que fueron convocados por anticipado los porteños ofrece la inusual oportunidad de que ocurra algo importante en un acontecimiento de escasa relevancia.
La aritmética electoral de mañana puede ser una anécdota, pero confirmará que para ganarle al peronismo es necesario un frente extendido.
Jorge Macri acordó con su primo Mauricio despegar las elecciones legislativas de la ciudad para protegerse del arrastre de un eventual triunfo libertario en las elecciones nacionales. El costo de la decisión puede ser una derrota.
La decisión de los Macri no es nada original. Al menos ocho gobernadores (que podrían terminar siendo diez) también eligieron hacer sus elecciones locales antes del 26 de octubre. Este año, también se sumará por primera vez desde 1983 la provincia de Buenos Aires, donde vota casi el 40 por ciento de los argentinos.
La decisión de cuidar la quinta de los intendentes del conurbano y del propio gobernador Axel Kicillof de la pelea nacional pretendió ser ocultada por la interna con Cristina Kirchner. Ocurrió una cosa primero y luego se agigantó la pelea dentro del kirchnerismo. En ese club siempre preferirán mostrar sus peleas de vestuario antes que reconocer que temían ser alcanzados por una derrota contra un frente liderado por los libertarios.
Después de tanta intensidad de campaña y cruces de acusaciones, el quiebre de la relación de Macri y Milei quizá sea el único resultado importante
La construcción de un escenario propio, ajeno al juzgamiento de la gestión nacional, ya le dio la razón a cinco de esos jefes distritales que ganaron el partido al que ellos mismos le habían fijado fecha. En Jujuy, Salta, Chaco, San Luis y Santa Fe (falta una segunda elección), los votantes ampararon a sus gobernadores.
Jorge Macri puede ser la primera excepción a esa regla si se cumple el genérico vaticinio de todas las encuestas. El valor de esos resultados de tierra adentro es infinitamente menor al que se anotará mañana a la noche. Y no porque implique una gran novedad que pueda perder una elección el Jefe de Gobierno porteño.
Lo que está en juego y le da valor a la elección en CABA es la decisión a la que ha sido conducido el mayoritario electorado de derecha y centro derecha de la ciudad. Tienen que elegir si mantienen la jefatura de Mauricio Macri o si la cambian por la de Javier Milei. En esa decisión compartida de enfrentarse está el riesgo cierto de favorecer un triunfo del kirchnerismo entre los porteños.
Macri definió ir al choque contra el Presidente para frenar el drenaje de dirigentes del PRO que negocian su futuro con los libertarios. Milei, porque encontró en esta elección la oportunidad para tomar como propio el electorado que Macri quiere seguir demostrando que le prestó en la segunda vuelta presidencial de 2023.
Los hermanos Milei tienen como estrategia consolidarse como la primera fuerza y para eso usan tácticas diferentes y contradictorias entre sí
La división de una misma franja de votantes hizo competitivo al kirchnerismo porteño, que presenta al exradical Leandro Santoro como mascarón de proa. Santoro viene de ser cosas tales como amigo de Alberto Fernández y alfonsinista tardío y puede ganar por la división de todo el resto.
La aritmética de mañana a la noche puede ser una anécdota, pero confirmará, por si hiciese falta, que aun en el estado calamitoso en el que se encuentra, para ganarle al peronismo es necesario un frente extendido.
Milei y Macri bloquearon esa posibilidad al mismo tiempo que se le abrían grietas en sus propias filas. El Presidente eligió expulsar a Ramiro Marra a instancias de su hermana, Karina, y su exladero se jugará mañana a sacar algunos votos que podrían ser decisivos.
La debilidad como jefe partidario que expuso Macri en este camino hacia las elecciones es todavía más notorio. Patricia Bullrich, su precandidata presidencial preferida en 2023, convirtió en un acto de campaña su afiliación a los libertarios. Horacio Rodríguez Larreta se fue por su cuenta y quizá les provocará a sus excompañeros de ruta un daño mayor que el de Marra a los suyos.
Macri tiene otro problema en la gestión de su primo Jorge, por debajo de los anteriores gobiernos del PRO en la ciudad. Los asuntos municipales quedaron ocultos por la pelea puramente política que inundó la campaña porteña.
La diáspora en la política porteña es tan notoria que hasta el presidente nacional del radicalismo, Martín Lousteau, evitó identificarse con el partido que representa y armó una lista con el nombre de su sector interno.
Después de tanta intensidad de campaña y cruces de acusaciones entre quienes hasta hace poco se trataban con simulada cordialidad, el quiebre de la relación de Macri y Milei quizá sea el único resultado importante.
El Presidente quedó liberado ahora para blanquear que hace tiempo prescinde de Macri para armar su estructura electoral con piezas del PRO. ¿Viene entonces un acuerdo con una fracción de ese partido que por ahora reconocía formalmente a Macri como su referente?
El resultado de mañana confirmará una obviedad: la división de la misma cantera de votantes del centro a la derecha rehabilita al peronismo como opción de poder.
Otras conclusiones pueden apuntarse sin esperar a las urnas. Como ya ocurrió en las cinco elecciones provinciales, las fuerzas del cielo no tienen la furiosa potencia electoral que sobreactúa su líder.
Una vez que La Libertad Avanza se mete en la competencia por los votos locales pierde la intensidad que podrá tener una vez que se someta al juicio de sus propios hechos. En todas estas elecciones, a los candidatos de Milei les toca el papel del recién llegado que se ofrece como opción a lo que ya está establecido.
Los hermanos Milei tienen como estrategia consolidarse como la primera fuerza en las elecciones nacionales y usan tácticas diferentes para cada elección previa.
Una alianza con los radicales en el Chaco, listas libertarias puras en Jujuy, Salta y ciudad de Buenos Aires, no presentación de candidatos en San Luis o listas propias pero sin intensidad de campaña en Santa Fe. En CABA prefieren ganarle a Macri aunque el más votado sea el kirchnerismo y en la provincia de Buenos Aires irán por un acuerdo con el PRO, pero sin Macri como interlocutor. Resumido en términos académicos: vamos viendo y le vamos dando.
En el camino hacia octubre, el jefe libertario adelantó las formas más violentas de su mensaje en busca de una división que le otorgue una ventaja.
Atacar a los periodistas y a los medios es una táctica escrita en los manuales usados por candidatos de su mismo pelaje en otros lugares del mundo. Los chistes conocidos pierden la gracia.