Reseña: Junil en tierra de bárbaros
Junil, la protagonista de Junil en tierra de bárbaros, del franco-catalán Joan-Lluís Lluís (Perpiñán, 1963), es una chica de ocho años que, luego del incendio de su casa en el cual mueren su madre y sus dos hermanos, se muda con su padre a Nyala, capital de la provincia del lago. Allí aprende a leer a escondidas del padre, que la desprecia y que incluso ha pensado en venderla como esclava o en prostituirla. En la biblioteca de la ciudad Junil lee fragmentos de Homero, Lucrecio, Horacio, las tragedias de Eurípides, los epigramas de Catulo y se convierte en una ferviente admiradora de Ovidio.
La novela transcurre en tiempos del emperador romano Augusto, pero el autor se permite una reconstrucción histórica muy libre, que no requiere de muchas precisiones. Distintos incidentes, que finalmente desembocan en el asesinato de su padre, obligan a Junil, ya de dieciséis años, a huir de Nyala. La acompañan el esclavo Tresdedos, Lafás (“intendente” de la biblioteca) y Dirminio, un exgladiador. Su destino es el país de los alanos, pero Junil y Lafás también se proponen pasar por Tomis (actual Rumania), donde Augusto desterró a Ovidio, para visitar al poeta.
El argumento pierde en parte su frescura a lo largo de ese largo viaje y se estanca sin que ocurran peripecias demasiado relevantes durante el trayecto. Hay un repunte en la última parte, en torno a la figura de Ovidio, que le insufla un tardío vigor a una obra que podría vincularse a los antiguos relatos de aventuras para jóvenes y que recibió el premio Omnium a la mejor novela escrita en catalán de 2021.
Junil en tierra de bárbaros
Por Joan-Lluís Lluís
Sigilo/Club Editor. Trad.: Edgardo Dobry
288 págs./$2200