Reseña: Memoria de la madera, de Juan Pablo Bertazza
“No quiero desperdiciar mi vida, no quiero hacer lo que hace cualquiera, quiero encontrar algún sentido”, dice Jakub Jansa, el protagonista de Memoria de la madera, novela de Juan Pablo Bertazza (Buenos Aires, 1983).
Este adolescente de dieciséis años vive en Zahořany, un pueblo en la región de Bohemia Central de la República Checa. No tiene una buena relación con su padre Marek, a quien considera un inútil, ni con su madre Tereza o su hermano Jan, involucrado en la venta de drogas. En cambio, admira a su abuelo, que dirige una granja y es el sostén familiar.
El título de la obra halla su significado en un bosque de Zahořany y en especial en un alerce en cuyo tronco el abuelo ha ido grabando fechas importantes como el día que plantó ese árbol o el día de su casamiento.
La voz de este árbol acompaña las escenas que se desarrollan en el bosque como un testigo (“El abuelo se apoya en mi corteza y me acaricia muy despacio.”) y más adelante asume un tono profético y panteísta (“En algún momento, Jakub va a vernos como una divinidad, pero […] solo formamos parte de lo divino porque pertenecemos tanto al orden humano como al ámbito de los objetos…”).
Bertazza –que reside en República Checa– emplea el voseo para sus personajes y ciertos argentinismos (“Vos no andás también con la falopa, ¿no?”; “…lanzando su tercera carcajada al hilo.”). A lo largo de la trama anuda situaciones y episodios que van mostrando la psicología de su protagonista: su aprendizaje del español a través de la aplicación Duolingo, un viaje relámpago a Barcelona con su novia, sus reacciones cuando se la presenta a su familia o su asistencia a la Cena de Promoción, una cena anual que los Jansa ofrecen al ganador de un sorteo en el que participan los diez mejores clientes de la granja.
Una excursión a un menhir que data del siglo IV antes de Cristo, una visita al templo inacabado de Panenský Týnec y otra que de chico Jakub hizo a la Basílica de San Jorge proporcionan atisbos del rico patrimonio cultural checo.
Las conversaciones que el abuelo tiene con su nieto aportan las reflexiones de un hombre que ha sabido extraer enseñanzas de su vida y que procura transmitirlas a alguien mucho más joven. “Todo es y no es a la vez –dice el señor Jansa–. Lo único que vale la pena del tiempo es tomarlo para encontrar esas cosas que perduran más allá de él.”
Memoria de la madera podría haberse consolidado como una simple novela iniciática, pero su autor prefiere alejarse de lo convencional y diseña un final abrupto para redondear una estructura circular, que es seguido por un epílogo distante que abre el libro a diversas interpretaciones.
Memoria de la madera
Por Juan Pablo Bertazza
Alfaguara
159 páginas
$ 27.999




