Reseña: Política de los actores, de Luc Moullet

Si hay algo de lo que no se puede acusar a los franceses es de carecer de críticos y teóricos de cine. Luc Moullet (París, 1937) es una de las estribaciones más curiosas de esa actividad que se asocia –si bien no es la única revista– con Les Cahiers du Cinéma. Moullet, además de haber escrito allí, hizo películas propias y produjo alguna cinta de Marguerite Duras y un par de Jean Eustache.

A cualquier devoto del séptimo arte más o menos entrenado, el título Política de los actores le sonará de inmediato como una contraparte maliciosa –sino un negativo– de la famosa “política de los autores” propugnada por Les Cahiers…, que a la larga derivaría en la tradición de la Nouvelle Vague. En efecto, en su breve tratado (el original es de 1993, pero recién se traduce ahora), Moullet pone el acento en la actuación, al punto de entender que los intérpretes son más dueños de las películas que sus directores. Al centrarse no tanto en la técnica sino en las mecánicas del decir y del mirar de algunos de ellos, invierte –como recuerdan los prologuistas– aquella sentencia de Hitchcock de que “los actores son ganado”. Son cuatro los monstruos sagrados varones de Hollywood que el crítico toma para sus reflexiones: Gary Cooper, John Wayne, Cary Grant y James Stewart. No se habla de la vida de ninguno (es uno de los puntos deliberados de Moullet); solo se sigue su carrera en la pantalla desde el comienzo hasta el final, en un minucioso análisis que –además de formidable homenaje al arte de esos artistas– funciona como historia oblicua del cine más clásico.

Política de los actores

Por Luc Moullet

Serie Gong. Trad.: Juan José Vidal

222 págs./$ 1000